El papel de las fuerzas armadas en las labores de seguridad pública

AutorGerardo García Silva
CargoDirector de Investigación del Instituto Nacional de Ciencias Penales.
Páginas365-381

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No es que no puedan ver la solución: es que no pueden ver el problema.

G.K. Chesterton

Puede haber orden sin democracia, pero no democracia sin orden.

Samuel Huntington

Pareciera un espacio común señalar que la seguridad es una de las mayores preocupaciones de la sociedad mexicana. En diferentes medios y de diferentes formas esto se ha hecho patente ya que además de lo que puedan referirnos los académicos, los editorialistas y los políticos, la inseguridad es una realidad cotidiana con la que hemos tenido que aprender a vivir en las postrimerías del siglo pasado e inicios del actual.

La situación de la seguridad pública en nuestro país es paradigmática del estado que guarda nuestro sistema de justicia penal. Es la punta del iceberg que, por una parte, es la muestra más evidente del deterioro y obsolescencia de nuestro modelo de justicia y por otra, oculta todo el inmenso estado de descomposición del resto del sistema.Page 366

Muchos estudios empíricos y teóricos se han elaborado para tratar de explicar el por qué de este paulatino, pero constante deterioro, encuestas como la Nacional sobre Victimización y Percepción de la Seguridad Pública, así como el Análisis sobre Violencia Social en México, ambas del Programa sobre la Violencia Social del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM,2 las Encuestas Nacionales sobre inseguridad pública en las entidades federativas, realizadas por el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad A.C. (ICESI),3el estudio sobre la violencia en México, realizado por la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL),4así como diversas encuestas realizadas por empresas privadas, como es el caso de Ipsos Bimsa,5entre otras, nos dan una idea de la percepción ciudadana sobre el tema.

Respecto de las aportaciones de todos estos estudios, queremos destacar los obtenidos de la tercera Encuesta Nacional sobre Seguridad Pública (ENSI-3) que se realizó del 15 de febrero al 15 de marzo de 2005, con información sobre el historial de victimización durante el 2004 con una muestra total de 66,000 cuestionarios aplicados en viviendas de las 32 entidades federativas de la República Mexicana, con lo que se generó información con grandes niveles de precisión y confianza abarcando el ámbito urbano, rural y estatal, para 13 áreas urbanas seleccionadas con una muestra de 22,723 cuestionarios, que representan el 34% del total de la muestra lo que nos brinda una radiografía sobre la seguridad o el nivel de inseguridad que se vive en nuestro país.

De esta encuesta se obtuvo información general sobre las características de la delincuencia, de las víctimas y multivíctimas, en dos niveles: a) vivienda y b) individuo. Esta encuesta se apegó a los estándares señalados por la Organización de las Naciones Unidas, tanto por lo que se refiere al diseño conceptual como metodológico.

He aquí algunos de los resultados más relevantes de esta encuesta:

Durante el año 2004 se cometieron en la República Mexicana 11 millones 810 mil 377 delitos. De éstos se denunciaron poco más de la quinta parte: 2 millonesPage 367 416 mil 864, sin embargo, las autoridades solamente reportan haber registrado un millón 429 mil 102, por lo que dejaron fuera de sus estadísticas 987 mil 762, prácticamente el 40 por ciento. De esto concluimos que los delitos oficialmente reconocidos representaron apenas el 12.1 por ciento del total. Lo que quiere decir que de cada 8.3 crímenes, las autoridades solamente se enteraron de uno.

Del millón 429 mil 102 delitos que las autoridades reconocieron, se consiguió detener al 12.3 por ciento de los posibles autores y presentarlos ante el juez. Los probables responsables sumaron un total de 175 mil 922, de ellos, sólo el 64.0 por ciento recibió una sentencia condenatoria al concluir el proceso penal. En cifras duras, se trató de 112 mil 555 personas, que representaron el 7.9 por ciento de los delitos reconocidos oficialmente.

Vale señalar, que esta encuesta es una de las más grandes del mundo en su tipo -66 mil encuestas-,6ya que encuestas similares en otros países tienen una magnitud mucho menor, por ejemplo: Las encuestas británicas entrevistan entre 30 y 33 mil personas. Los estudios franceses, emplean muestras formadas por poco más de diez mil personas. Por su parte, las encuestas de la investigación victimológica de las Naciones Unidas estudian muestras muy pequeñas, de alrededor de mil 200 personas.

Por lo que hace a las denuncias, de los 11 millones 810 mil 377 delitos cometidos en 2004 se revela que, en términos por cien mil habitantes, se reducen a 11 mil 246 y revelan que nos encontramos en un nivel intermedio en la escala internacional. Sudáfrica y los países que integraban la antigua Unión Soviética quienes superan los 65 mil delitos por cada cien mil personas. La mayor parte de los países industrializados tienen alrededor de 8 mil crímenes por cada cien mil habitantes como en el caso de los países de la Unión Europea, Canadá, Estados Unidos y Chile, en América Latina.

Finalmente, se revela como otra aportación de esta encuesta que la diferencia entre los delitos cometidos y los "oficialmente registrados", hace evidente la existencia de un grave problema. Tanto de las instancias de seguridad pública como de procuración de justicia no tienen una percepción adecuada del universo de la delincuencia a la que se enfrentan, lo que no permite la toma de decisiones adecuadas sobre la forma de enfrentar a una criminalidad cada vez más desbordada y la necesidad de tomar medidas cada vez más duras para enfrentarla.Page 368

Por lo que respecta al problema de la seguridad pública, en particular la manera de enfrentar el reto que plantean la delincuencia organizada y el narcotráfico, resulta interesante observar que a partir del inicio de su gestión el Presidente Felipe Calderón, ha expresado su convicción de gobernar apoyado en las fuerzas armadas, tal y como lo manifestó ante éstas.

El día de hoy he asumido la alta responsabilidad de servir a la Patria como Presidente de la República y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de México.

El más alto y honroso de nuestros deberes es el de servir a la Nación con lealtad, patriotismo y entrega.

México exige de nosotros responsabilidad, valentía y compromiso con las mejores causas y los más altos ideales de nuestra sociedad.

Tengo bien presente que el origen de nuestras Fuerzas Armadas es el pueblo de México. Su razón de ser es la defensa del supremo interés de la Nación.

La sociedad mexicana reconoce y agradece la lealtad que las Fuerzas Armadas siempre han profesado a la Constitución, a la República y a nuestras instituciones.

Lealtad a su vocación institucional, lealtad que nuestras Fuerzas Armadas han demostrado una y otra vez y que ha sido puntal en la consolidación y avance de nuestro régimen democrático.

La seguridad que nos brindan ha sido fundamental para que el pueblo de México avance por la vía del progreso y de las libertades.

Reconozco en las Fuerzas Armadas una inquebrantable vocación de servicio; ustedes son ejemplo cotidiano de lealtad, disciplina y entrega.

Nuestro pueblo ha depositado en cada uno de ustedes la enorme responsabilidad y el gran privilegio de ser garantes de la seguridad, de la soberanía nacional y de la protección de los intereses de la Nación.Page 369

A100 días de haber iniciado su mandato, el presidente Calderón ha enviado este mensaje al aparecer en sus primeros actos públicos acompañado por los miembros del Ejército y la Armada de México, incluso utilizando el uniforme de campaña con la tan comentada gorra con las cinco estrellas. Esto sin duda le ha generado muchas críticas tales como: si busca el respaldo de las fuerzas armadas para fortalecer su posición política, bastante debilitada después del proceso electoral de julio de 2006; o que si es para volver a dotar a la institución presidencial del respeto y solemnidad que había perdido; etc.7

Este hecho se torna bastante llamativo, sin embargo, queremos concentrarnos en un aspecto en particular del inicio de este nuevo mandato que es el de involucrar a las fuerzas armadas en labores de seguridad pública como veremos más adelante.

Una de las primeras acciones de este nuevo gobierno ha sido la de utilizar al Ejército y Armada de México con la "misión" de enfrentar directamente a la amenaza que representan el narcotráfico y la delincuencia organizada. Estas acciones iniciaron con el llamado "Operativo Michoacán"8que poco a poco se ha ido extendiendo a otras entidades federativas como Baja California, Tamaulipas, Nuevo León, Guerrero y Sinaloa. Si bien es cierto que no es nueva esta actividad por parte de nuestras fuerzas armadas, si lo es el hecho de que, de facto, ahora sean éstas las que estén encabezando la lucha en contra de los cárteles de la droga en México.

A nivel del discurso político, esto podría sonar no sólo correcto, sino necesario ante la evidente incapacidad de las fuerzas "civiles" para enfrentar el problema; sin embargo y dados los primeros resultados que se han obtenido de estos operativos, se derivan diversas consecuencias que resulta indispensable analizar, ya que la perspectiva de encomendar esta labor a las fuerzas armadas en el mediano y largo plazos, puede conllevar diversas implicaciones que es necesario revisar con sumo cuidado y atención.

Las fuerzas armadas son una de las instituciones que goza de mayor credibilidad y prestigio en nuestro país, se les identifica con una serie de valores como la lealtad, el honor y el patriotismo que generan gran admiración entre la poblaciónPage 370 civil, tal y como lo muestra la siguiente encuesta nacional cara a cara realizada por la empresa de encuestas Ipsos Bimsa, levantada del 13 al 17 de enero de este año:

Los operativos contra el narcotráfico realizados en esta administración cuentan con amplio respaldo en el país. A pesar de la polémica que en ciertos sectores despierta el uso del ejército en el combate al narcotráfico, la opinión pública apoya la intervención castrense...

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