El papel disuasivo del programa nuclear israeli en la region de Medio Oriente.

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Introducción

En los últimos años, el tema de la no proliferación de armas nucleares se ha convertido en motivo de controversia debido, en gran medida, a la serie de cuestionamientos que giran a su alrededor. Por ejemplo, cabe mencionar las acciones contradictorias de aquellos Estados que exigen a otros no procurar siquiera estas armas, pero que son los mismos que las poseen e incluso los que las han llegado a utilizar (como Estados Unidos). Otra de las grandes paradojas de la agenda de seguñdad internacional es el aumento generalizado de los gastos militares en el mundo y el riesgo de la intensificación en la investigación y el desarrollo de programas nucleares después del 11 de septiembre de 2001, en especial en zonas estratégicas, tradicionalmente conflictivas, como Medio Oriente (Irán) y la Península de Corea (Corea del Norte); (1) estas han sido medidas de disuasión frente a las capacidades nucleares conocidas de países como Israel y Estados Unidos, que junto con Rusia y China lideran el club de las potencias nucleares.

Desde este punto de vista, surgen varias preguntas en torno a Israel y su programa nuclear en la región de Medio Oriente, por ejemplo: ¿cuál es la posibilidad de que se desarrolle una carrera armamentista en la zona? ¿Cuál es el papel de Israel y de su programa nuclear en este escenario? ¿Por qué Israel maneja de manera deliberada la ambigüedad de su programa nuclear? ¿Cuál ha sido el efecto de la existencia de un programa nuclear como el israelí en esa conflictiva región, aunque su presencia no se acepte ni se rechace de manera oficial? ¿Israel es capaz de utilizar sus armas nucleares contra vecinos hostiles, como Irán o Siria?

Desarrollo

En la actualidad, alrededor de nueve países del mundo cuentan con armamento de tipo nuclear, que consiste en cabezas nucleares integradas a misiles balísticos, por lo general de largo alcance. Éstas superan sin problemas la capacidad destructiva de las bombas utilizadas en Hiroshima y Nagasaki hace alrededor de 65 años, pues aquéllas eran de aproximadamente 18 kilotones y las producidas en la actualidad por potencias nucleares --como Estados Unidos y Rusia-- tienen capacidades medidas ya no en kilotones, sino en megatones. Para ampliar un poco más el panorama, cabe señalar que un megatón es la unidad equivalente a un millón de toneladas de trinitrotolueno, (2) lo que nos puede dar una idea aproximada del notable incremento de la potencia explosiva y destructiva de los artefactos nucleares contemporáneos.

A medida que el tiempo transcurre, algunos críticos señalan que una carrera armamentista de índole nuclear pondría al planeta al borde de un catastrófico final, ya sea por los efectos del ataque de una potencia militar contra otra, cuya consecuencia sería la activación de la "Destrucción Mutua Asegurada" (MAD, por sus siglas en inglés), (3) o incluso debido a algún accidente si llegaran a fallar las medidas de seguridad en los reactores de alguno de los actores, como sucedió en el caso de Ucrania en abril de 1985 con Chernobyl, cuando aún formaba parte de la Unión Soviética. Y es que las consecuencias de aquel accidente hacen que la ciudad sea todavía inhóspita debido a la radiación y que siga generando graves consecuencias para la salud de los habitantes de ciudades y pueblos colindantes. (4)

Ello ocasiona pánico colectivo en el sentido de que queda sin respuesta (o si la hay no es muy clara) la pregunta respecto a cuál sería la ventaja para un país tener un programa nuclear que contemple la producción, comercialización y el uso de armas nucleares, si no cuenta con la mano de obra calificada para su mantenimiento o con la infraestructura que le permita usadas de manera adecuada.

Las potencias nucleares, lejos de desalentar la carrera armamentista y evitar la proliferación de estas armas, como era el propósito del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) de 1968 --que entró en vigor en 1970 y al cual, hasta el año 2000, se habían sumado 187 integrantes, incluidas las mismas potencias nucleares--, (5) han encontrado la forma no sólo de no desarmarse, sino de producir más armamento nuclear sofisticado, con alcances inimaginables, y evitar, mientras consolidan su potencial nuclear, que nuevos competidores, como Irán, alcancen el conocimiento requerido para producirlas.

Por ejemplo, Estados Unidos, Rusia y China, por sí mismos, si se propusieran atacar a un enemigo, podrían afectar a cualquier país del planeta, independientemente de su ubicación y la distancia existente entre sus bases militares y el blanco prospectado, pues cuentan con misiles balísticos de largo alcance, además de una sofisticada red de submarinos preparados para realizar lanzamientos desde aguas profundas a cualquier destino. (6)

Los chinos cuentan con sistemas de envío con un alcance de 13 035 km que podrían impactar en el blanco en un lapso que va de 45 minutos a una hora. Los rusos poseen misiles con un alcance de 11 024 km que golpearían en su objetivo en un tiempo que oscila entre la media hora y los 45 minutos. Por su parte, los sistemas de envío estadounidenses tienen una capacidad de trayectoria de 9 656 km, cuyo tiro daría en el blanco media hora después de haber sido lanzado. (7)

En cuanto al ataque nuclear vía submarinos (también conocidos como "sistema crucero"), el rango de alcance más poderoso es el de los rusos, con 8 207 km, seguidos por los británicos (7 724 km), luego por los estadounidenses (7 043 km), después por los franceses (5 954 km) y, por último, por los chinos, con un alcance nada despreciable de 1 609 km. (8) Si se toma en cuenta la combinación de ataques que podría darse en una guerra de esta magnitud y en la que se utilizaría tanto el sistema balístico como el de crucero, habría muy pocas posibilidades de subsistencia para el adversario atacado, pero también para el atacante.

En este sentido, la la MAD se convierte en un tema de vital importancia gracias al cual, a partir de la estrategia de disuasión basada en la amenaza del uso de las armas nucleares y la destrucción mutua asegurada que podría darse, los actores nucleares han tendido a alcanzar una especie de equilibrio de poder y a agotar todas las instancias diplomáticas para resolver un conflicto antes de pensar en el uso del armamento nuclear.

En términos de arsenal nuclear, de acuerdo con los datos de la Federación de Científicos Americanos (FAS, por sus siglas en inglés), Rusia posee alrededor de 15 mil ojivas nucleares, de las cuales se estima que 5 800 son operacionales; Estados Unidos cuenta con alrededor de 9 900, de las cuales 5 700 están listas para ser operarias; (9) Francia está en tercer lugar con 350; China ocupa el cuarto sitio con unas 200; Reino Unido se encuentra en el quinto también con 200; Israel en el sexto con 80, (10) Pakistán en el séptimo con 60; India en el octavo lugar con 50; Corea del Norte en el noveno sitio con 10 y, aún no probado por nadie, se estima que Irán llegue a poseer la primera ojiva nuclear antes de que termine el año 2010. (11)

Este es, a grandes rasgos, el panorama del planeta en términos oficiales acerca del armamentismo nuclear, y las posiciones que ocupa cada uno de los miembros del club de las potencias nucleares en él. Por otro lado, cabe agregar que existen países que cuentan con misiles balísticos de un rango de alcance de, al menos, 805 km, y que no poseen ojivas nucleares, pero que a pesar de ello se consideran amenazantes en caso de entrar en una guerra convencional. Dichos países serían Afganistán, Armenia, Bahrein, Bielorrusia, Egipto, Grecia, Iraq, Kazajstán, Libia, (12) Eslovaquia, Corea del Sur, Siria, Taiwán, Turquía, Turkmenistán, Ucrania y los Emiratos Árabes Unidos, con excepción de Arabia Saudí, que cuenta con misiles balísticos con un rango de alcance de 2 579 km. (13)

Consecuencias de un ataque nuclear

Cuando se analizan los posibles efectos de un ataque nuclear, no sólo debe contemplarse el estudio específico de las áreas directamente impactadas. También hay que considerar los daños causados en las zonas aledañas. Es decir, tanto las contiguas como las no tan inmediatas, y no sólo en el corto plazo, sino también en el mediano y largo.

Las etapas de un ataque nuclear son el estallido, el calor, el fuego y la lluvia radiactiva. Las personas podrían protegerse de los tres primeros refugiándose en bunkers y otros sitios seguros; sin embargo, en el mediano y largo plazo, la lluvia radiactiva (producto de la nube tóxica generada por la detonación) es mortal, incluso un tiempo después. (14) La razón obedece directamente a que de la nube tóxica emanarían rayos gamma, invisibles pero sumamente peligrosos, que dependiendo de la topografía, la altura a la que se dio la detonación y las condiciones climáticas, serían letales por varios años. Los daños serían directamente proporcionales a la distancia de la detonación y al cargamento de la ojiva nuclear.

De acuerdo con los cálculos y datos aportados por el Dr. Mark Fischetti, en el supuesto de que una ciudad de más de cinco millones de habitantes fuera atacada con una bomba de hidrógeno de un megatón, lanzada desde una altura de 900 metros, ésta rompería todo tipo de infraestructura en, por lo menos, cinco kilómetros a la redonda, y el intenso calor resultante de la onda expansiva por la detonación incendiaria la ciudad de forma masiva.

La radiación resultante se propagaría de inmediato a la atmósfera, provocando una lluvia radiactiva, lo cual equivaldría a una muerte inmediata, desde el momento de la explosión hasta el día siguiente, de aproximadamente 3.8 a 4.2 millones de personas. La onda expansiva alcanzaría un rango superior a los 43.5 km y en los siguientes dos días morirían entre 3 y 4.3 millones más debido a la lluvia radiactiva y sus efectos altamente tóxicos. (15)

Los sobrevivientes de las zonas colindantes a esa ciudad y que a la hora del impacto en tierra se encontraran al aire libre, que estuvieran dentro de sus casas o en algún refugio, estarían expuestos a...

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