El conflicto palestino-israeli en el marco del unilateralismo estadounidense.

AutorRahal, Doris Musalem

Resumen

La política estadounidense con respecto al conflicto palestino-israelí en el periodo del "multilateralismo suave" de Bill Clinton estuvo caracterizada por favorecer, en todo momento, los intereses y las necesidades de Israel, país que vio en esto una oportunidad para extender su dominio sobre el territorio de Palestina, contra toda normatividad internacional y en detrimento de los pobladores palestinos. Esta situación se vio agravada con la llegada de George W. Bush a la presidencia de Estados Unidos, con la política de "unilateralismo duro", el cual está caracterizado por la ausencia de la participación de otros países e instituciones internacionales en la solución de conflictos que, por su naturaleza, requieren de la acción conjunta de distintos actores internacionales. En el marco de la lucha contra el terrorismo, y a raíz de los acontecimientos del 11 septiembre de 2001, este unilateralismo duro ha servido para justificar, al circunscribir el conflicto palestino-israelí a la lucha antiterrorista, las agresiones del gobierno de Israel contra el gobierno y el pueblo palestino; para garantizar la permanencia y el incremento de las colonias judías en Gaza y Cisjordania, así como para mantener el control sobre la parte Este de Jerusalén.

Abstract

The United States policy towards the Palestinian-Israeli conflict during BiU Clinton's "soft muldlateralism" period had a tendency to favour the interests and necessities of Israel, and this country found this situation as an opportunity to extend its dominion over Palestinian territory, against every international law and to the detriment of the Palestinian people. This situation became worse when George W. Bush and his "hard unilateralism" reached the United States presidency. This "hard unilateralism" is characterised by the absence of participation of other countries and international organisations in the resolution of conflicts that, by its own nature, require the intervention of many international agents. In the framework of the struggle against terrorism, and after 9/11 events, Bush's "hard unilateralism" has justified, by the circumscription of the Palestinian-Israeli conflict to the antiterrorist fight, the aggressions of the government of Israel against the government and people of Palestine. It also served to guarantee the permanence and growth of the Jewish colonies in Gaza and Cisjordan territories and to maintain Israel's control over East Jerusalem.

Introducción

El conflicto palestino-israelí se encuentra en una encrucijada histórica. Los ataques terroristas contra Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001 y sus consecuencias políticas en el ámbito internacional han tenido graves repercusiones en la causa palestina. Israel enmarcó el conflicto palestino-israelí en la guerra antiterrorista de Estados Unidos durante la administración de George W. Bush. Con esto, la lucha de los palestinos perdió su especificidad. El problema palestino ya no es una lucha contra la colonización o la ocupación militar israelí, como tampoco tiene que ver con la creación de un Estado palestino.

Este cambio de naturaleza del conflicto ha ocasionado un grave deterioro en el reconocimiento de los derechos legítimos palestinos, tanto en lo político como en lo económico y social. En lo político, significó la reocupación de Palestina, el fin del "proceso de paz" y la dificultad para establecer otro nuevo, debido a que Israel rechaza cualquier plan, al mismo tiempo que pretende una solución unilateral del conflicto, sin la legalidad internacional. En el aspecto económico y social, la situación de los palestinos es aún más alarmante. Las condiciones en las que viven son mucho peores que las existentes antes de los acuerdos de Oslo en 1993.

Los palestinos, privados de la libertad de movimiento, no tienen acceso a los servicios de salud, de educación, al trabajo y a la alimentación misma. Esta situación se ha agravado con la construcción del muro que separa Israel de Cisjordania. Todo ello paraliza la economía palestina y la vida en general. Al mismo tiempo, Israel ha llevado a cabo una destrucción sin precedente no sólo de viviendas, sino de tierras de cultivo y de la infraestructura económica e industrial palestina.

El resultado de estas políticas ha sido una crisis económica y humanitaria de dimensiones catastróficas, pues los niveles de pobreza y desnutrición han aumentado de manera significativa. Jean Ziegler, relator especial de la Comisión de Derechos Humanos sobre el "Derecho a la Alimentación" de Naciones Unidas, reportó que 80 por ciento de los palestinos en los territorios ocupados dependen de agencias internacionales para su sobrevivencia. (1) Por último, la población civil palestina es víctima de los ataques militares israelíes de manera permanente, lo que hasta este momento, desde la segunda Intifada y según estimaciones, ha cobrado la vida de alrededor de cuatro mil palestinos, de los cuales cerca de 700 son niños. Asimismo, las víctimas israelíes en el mismo período se calculan en mil, de las cuales 122 son niños. (2)

En este trabajo se hace un recuento del desarrollo del conflicto palestino-israelí a partir del colapso del proceso de paz, el cual había iniciado con los acuerdos de Oslo en 1993. En especial, se centra en el papel que ha tenido la administración de George W. Bush en el conflicto palestino-israelí hasta julio de 2005.

Algunos elementos conceptuales de análisis

El conflicto palestino-israelí se puede abordar a través de dos categorías de análisis: una es el "orden internacional", en el que podemos distinguir antes y después de la Guerra Fría, y el segundo es el "sistema internacional", donde se hace referencia a otros Estados (Estados Unidos, Rusia y países europeos), así como a la Organización de Naciones Unidas (ONU) y otros organismos internacionales regionales.

Durante la Guerra Fría --que se caracterizó por un orden bipolar consdtuido por Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)-- existió un apoyo estadounidense a Israel y se dio la alianza entre Tel Aviv y Washington, pero con un contrapeso importante que fue la Unión Soviética.

La lucha Este-Oeste se concentró, sobre todo, a nivel regional, pero indirectamente tuvo repercusiones en el conflicto palestino-israelí. Además, en la posguerra fría la desaparición del campo socialista tuvo efectos directos en dicho conflicto. El colapso de la URSS, que eliminó cualquier opción alternativa para los árabes, dejó el campo libre a Estados Unidos para reforzar su alianza con Israel y derivó en consecuencias negativas para el problema palestino.

El derrumbe de la URSS puso fin al orden mundial bipolar, y a partir de ese momento comenzó a forjarse un mundo unipolar con el liderazgo de Estados Unidos. En el contexto de este nuevo orden mundial, inició una etapa de ajustes que se manifestó en la aplicación de una política internacional que corresponde a lo que Wallerstein ha denominado "multilateralismo suave", el cual fue implementado por el presidente Bill Clinton. (3) Con esta nueva política se hizo énfasis en la desmilitarización de los países en las relaciones internacionales; el aspecto militar perdía importancia a favor de la cooperación económica entre las naciones, y los conflictos se resolvían por la vía político-diplomática en el marco del respeto a la ONU y la legalidad internacional.

En el Medio Oriente se mantuvo --aunque frágil-- un equilibrio, particularmente respecto al conflicto palestino-israelí, lo que permitió a los palestinos cierto margen de maniobra durante las negociaciones de paz con Israel. Pero con la llegada al poder de George W. Bush y su equipo de neoconservadores (neocons), se estableció --según Wallerstein-- el "unilateralismo duro", basado en la guerra preventiva y permanente contra el terrorismo internacional, dirigido esencialmente contra grupos fundamentalistas islámicos. La ideología de los neocons consideró que la política exterior del presidente Clinton había sido muy débil y había contribuido al declive continuo del poderío de Estados Unidos en el mundo.

Según este grupo, la forma de imponer su poderío a nivel mundial es demostrando su superioridad militar de manera unilateral, al tiempo que redimensionan el aspecto militar en las relaciones internacionales, rechazan a la ONU y la legalidad internacional y se oponen a las aspiraciones de autonomía política de los europeos.

La nueva estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos se ha basado en la doctrina de la guerra preventiva y unilateral, si es necesario, contra adversarios potenciales, a fin de asegurar su supremacía. Esta ruptura de la política exterior de Washington ha tenido enormes consecuencias a nivel mundial, pero de manera particular en Medio Oriente y en el conflicto palestino-israelí.

El valor estratégico del Golfo Pérsico no disminuyó con el colapso de la URSS. Por el contrario, con la disminución del petróleo en el resto del mundo y por el aumento de la dependencia de Estados Unidos del petróleo importado, (4) esta zona ha visto aumentar su valor estratégico. Esto explica que Iraq, el segundo país con más reservas petroleras a nivel mundial, haya sido el primer blanco de esta nueva estrategia.

La seguridad del Golfo, uno de los pilares de la estrategia hegemónica estadounidense, se logró con la derrota de Iraq, por el reforzamiento de la alianza de Washington con los regímenes conservadores del Golfo y por la presencia militar de Estados Unidos en esta zona.

La seguridad de Israel, segundo pilar de esta estrategia, no está condicionada --en el nuevo orden mundial-- a una solución justa del conflicto palestino-israelí. La solución del conflicto es concebida por Estados Unidos en los términos que sólo favorecen a Israel, sin tomar en cuenta los derechos de los palestinos. La seguridad de Israel se define más bien a nivel regional. De ahí que en el rediseño del mapa del Medio Oriente --en el marco de la guerra preventiva- se plantea la eliminación de los...

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