El Pacto federal de Anáhuac. México, 28 de julio de 1823

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¡
DEPLORABLE sin duda es la constitución huma-
na a vista de lo que por ella pasa! Nada
más innato al hombre que el deseo de su liber-
tad: pero ninguna cosa le es más inaccesible. Por
ella sacrifica su quietud, su reposo, su existencia
misma y después de tan caro precio muchas veces
se encuentra burlado. La sangre se ha vertido a
torrentes sobre las aras de esta deidad; mas no
por eso han conseguido poseerla tantas naciones
desgraciadas que en último resultado transigie-
ron con sus déspotas. Testigo sea la Francia de
esta verdad.
De siglos en siglos suele aparecer para con-
suelo de la humanidad un momento feliz que
pasa muy breve y no vuelve a asomar jamás ¡Des-
venturados los pueblos que dejan escaparlo inú-
tilmente! Tal es el que en la presente ocasión
ofrece el cielo en sus misericordias a la nación de
Anáhuac. Santa libertad, joya inestimable, dulce
consuelo del mortal afligidos ¿qué, dejarás para
siempre eludidas nuestras esperanzas? No ocul-
tes tras de densas nubes esa faz preciosa, que ya
nos has mostrado pasajeramente, dígnate esta-
blecer entre los mexicanos que te adoran, coloca
su solio en medio de nosotros, que una vez ele-
vado juramos sostenerlo a costa de nuestras pro-
pias vidas.
Conciudadanos, nuestra época es singular,
venturosamente nos hallamos en la mejor ocasión
para ser felices si acertamos a constituirnos de
un modo digno y correspondiente a las luces
del siglo en que vivimos. Quizá otro pueblo no
se ha visto en coyuntura tan favorable. Ninguna
potencia nos amenaza, no hay una sola que nos
perturbe. Nuestras vecinas de contacto, antes
nos presentan motivos de confianza que de sos-
pecha. Las sordas tentativas que puedan hacer
los que nos sean de afectos serán inútiles si noso-
tros no las fomentamos con rivalidades necias.
Las reliquias del imperio son impotentes, y las
pretensiones de los centralistas quedarán reduci-
das a la órbita que les prescriba la carta de nues-
tra Federación, si todas las provincias obran de
consuno con sabiduría, con circunspección, y con
firmeza.
La nación se ha pronunciado suficientemente
por el sistema de república federada: no podían
ser otros sus votos puesto que quiere ser libre en
toda la extensión de la palabra. Este invento feliz
de la política, indicado por los sentimientos de la
naturaleza, siempre iguales, siempre constantes,
y nunca resistibles: este gobierno, quizás el único
exclusivamente capaz de proveer enteramente a
las necesidades del hombre, es sin duda alguna
el que nos debe hacer felices. Su influjo bené-
fico desarrollará muy pronto el germen de la ver-
dadera riqueza que la naturaleza depositó en
nuestro fértil suelo. Él será el taller de la morali-
dad, el plantel de la filantropía, el Toco de la ilus-
tración, y el seminario de las virtudes sociales. Él
multiplicará en breves años nuestra población,
asegurará nuestra paz, será el escudo impenetra-
ble de nuestras libertades, hará pulular hacia
todas partes la heroicidad, y colocara a los ame-
ricanos en el distinguido rango que son llamados
a ocupar entre las naciones ilustres. Perspectiva
*Fuente: Manuel Calvillo, La República Federal Mexicana. Gestación y nacimiento, vol. II, México, DDF, 1974. Biblioteca MAP.
El Pacto federal de Anáhuac*
México, 28 de julio de 1823
1823
TEXT O ORI GINA L

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