Orizaba, el subibaja

AutorGerardo Australia
Páginas11-45
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
Pese a que Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri, nunca dedicó una de sus canciones
a Orizaba, la ciudad que lo vio nacer, compuso varias melodías que aluden a la
ciudad y sus particularidades. Como a la lluvia, una de las características climato-
lógicas que la hacen famosa y por la que recibe el apodo de “Pluviosilla”. Se dice que
Orizaba tiene dos estaciones: la de lluvia y la del tren.
Estuvo lloviendo desde mediodía,
la casa está oscura, muy triste, muy fría.
Con tanta lluvia caída de arriba,
el agua ya llega hasta la barriga.
Junto al brasero, antiguo y caliente,
ronca mi gato, inteligente;
pero los patos opinan distinto,
y si se mojan es por instinto. [...]
(TARDE DE LLUVIA, 1936)
Si hubiera compuesto una canción a Orizaba, quizás el que años más tarde se con-
vertiría en el afamado Grillito Cantor, la hubiera titulado atinadamente El subibaja.
No es para menos: Orizaba, tierra fértil de caña, tabaco y café, olorosa a montaña y
valle, arrullada por su serpenteante río, arropada por sus textiles, ya sea de Santa Rosa
Orizaba, El Subibaja

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o Cocolapan y alegrada por sus magní-
ficas cerveceras, se fundó a la orilla de
uno de los dos caminos más importan-
tes que comunicó desde mediados del
siglo XVI la Ciudad de México con Ve-
racruz, por lo que fue punto obligado
de todo tránsito comercial, además de
ser sitio estratégico por estar situado a
más de mil metros de altura. Desde ahí
se controlaba el tráfico que subía desde
el Puerto y/o bajaba desde el altiplano
y más allá. No había de otra: fueras un
humilde campesino, ganadero, comer-
ciante, militar o hasta un gran empe-
rador (fue uno de los lugares favoritos
de Maximiliano de Habsburgo) subías
o bajabas por Orizaba. Esto explica su
rápido crecimiento económico y demo-
gráfico.
Parte de su prosperidad se debió
al fenómeno comercial que causó la
orden de la corona española, que au-
torizó a Córdoba y Orizaba, como las
únicas regiones que podían cultivar el
El Palacio de Hierro, construido totalmente de piezas metálicas, (1945).
Archivo Fundación Francisco Gabilondo Soler.
Vista panorámica de Orizaba, (1877).
Archivo Fundación Francisco Gabilondo Soler.

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