El origen de la serpiente emplumada

AutorSergio Gómez
Páginas213-218
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El origen de la serpiente emplumada
Sergio Gómez
Al hablar de la serpiente emplumada, debemos remitirnos a los orígenes que le dieron sentido de
acuerdo a las diferentes tradiciones en el mundo; conocimiento que fue transmitido de genera-
ción en generación por nuestros ancestros, quienes de alguna manera tuvieron la visión de inte-
grarla en todos y cada uno de los aspectos universales de nuestro paso por esta vida terrenal.
En este escrito haremos la diferencia temporal entre el Quetzalcóatl mítico y el personaje
de Ce Acatl Topiltzin, enfocándonos al significado y contenido filosófico y práctico de lo que
estas enseñanzas ancestrales han representado para nuestro pueblo en cuanto a las prácticas
que se llevan a cabo todavía en nuestros tiempos, y cómo podrían ser una alternativa de vida,
en contraposición a la deteriorada visión que nos dejaros los europeos al tratar de truncar de
un solo tajo esa forma de vida tan armónica, ejemplar y rica en sabiduría que emanó siempre
del corazón de nuestro pueblo original.
Por supuesto que estos conceptos fueron diferentes al que pensaron los invasores euro-
peos respecto a los pueblos originarios en el gran Anáhuac de aquellos tiempos, siendo de tal
manera que religión, filosofía y ciencia tuvieron una forma mucho más inteligente, positiva,
práctica, propositiva, real y con una lógica efectiva que conectaba el origen terrestre con el
origen divino. Esta conexión terrestre-celeste fue representada por la idea filosófica, religiosa
y científica de Ometeotl, quien siendo el señor de las tres dignidades se presenta como Ipal-
nemohuani “causante de toda vida”, es decir, como una función vivificante o principio vital;
de ahí también se manifiesta como In Tloque Nahuaque “el dueño de lo que está cerca y del
junto o en derredor” y culmina esta trilogía con Moyocoyani Teyocoyani “Creador de sí y de
todos”, y ahí está la clave de que esta palabra contiene participios en presente de la palabra
“Yocoya” que significa idear, forjar con el pensamiento.
Para los mayas, este mismo concepto lo encontramos en Hunabku, que el profesor Domin-
go Martínez Paredes describe como el único dador de la medida y el movimiento, también
manifestado en tres dimensiones: como padre-madre, eterno uno y trino, del cual depen-

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