Orgullo de ser Contador Público

AutorJosé Luis Elizondo Cantú
Páginas151-153

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La vida es como un espejo:lo que le das es lo que recibes.

—Mohandas Karamchand Gandhi

2. 1 Compartir el conocimiento ennoblece al ser humano

Me siento orgulloso de ser Contador Público, por lo siguiente:

Inicié mis estudios de Contador Público sin pasión y sin amor. Luego entendí que no se puede tener amor y pasión por lo desconocido.

Cierto día amanecí deprimido porque sentía que no estaba aprendiendo lo suficiente y que engañaba a mis padres y a la sociedad que me patrocinaba. Esa desagradable sensación detonó mi deseo por descubrir y conocer los secretos de esta hermosa y noble profesión.

Comencé a estudiar todos los libros de contabilidad que estaban a mi alcance y con avidez leía los libros y enciclopedias de la biblioteca universitaria. Mientras más me interesaba por ella, más me abría sus brazos. Así fue como surgió nuestra idílica relación. Poco a poco la fui conociendo, respetando y amando. Cuando fui correspondido, me sentí pleno. Sabía que el amor no sabe contar, no tiene límites y lo perdona todo. Atrás habían quedado mi amargura y frustración.

Al finalizar mis estudios supe que ese romance había sido generoso, me entregó amplios conocimientos no solo mediante los libros y la doctrina, sino también de mis inolvidables compañeros y respetables profesores que por su experiencia y esfuerzo, fueron capaces de compartir sus conocimientos con las nuevas generaciones.

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Además, entendí que esa abundancia de conocimientos me obligaba a compartirlos con la sociedad que me patrocinó años atrás. Inicié el ejercicio profesional, sintiéndome el Quijote, con voluntad y espíritu inquebrantables por servir. En mi oficina, cual señal de perpetua observancia, colgué un cuadro con una frase de R. Tagore que rezaba:

Dormí y soñé que la vida era alegría.

Desperté y vi que la vida era servicio.

Serví y descubrí que en el servicio

se encuentra la alegría.

Aferrado a ese pensamiento, y con la firme intención de brindar un servicio cercano a esa idea, realicé todas mis tareas con diligencia, pasión y amor. No fue sencillo, pero me resultó más fácil que a los demás porque disfrutaba mi trabajo y sentía satisfacción al terminarlo.

Los frutos de esta añeja actividad han sido abundantes. Les comparto los más representativos:

  1. Entendí que puedo equivocarme como hombre y como profesional, pero es de sabios corregir.

  2. Los fracasos son solo peldaños para el éxito.

  3. Solo...

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