La opresión de minorías sexuales desde la inequidad de género

AutorLuis Ortiz-Hernández
CargoUniversidad Autónoma Metropolitana, México
Páginas161-182

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Introducción

Aunque en la década de los ochenta autores anglo-sajones realizaron trabajos de investigación de corte antropológico sobre las experiencias sexuales de varones homosexuales de México (e.g. Carrier), apenas en la década de los noventa comienzan a producirse estudios desarrollados por investigadores del propio país sobre la situación de los bisexuales, las lesbianas y los homosexuales (BLH). Por ejemplo, Núñez,1 mediante entrevistas a profundidad obtenidas de hombres de Sonora que tenían sexo con otros hombres (HSH), mostró que algunos habían experimentado sentimientos de soledad y culpa cuando comenzaron a tomar conciencia de sus sentimientos homoeróticos. En otro estudio2 se reportó que 58% de BLH de la ciudad de México había recibido ofensas verbales en algún momento de su vida por su orientación sexual, que 30% de ellos habían sido detenidos, extorsionados o amenazados por policías, además de que los BLH que habían sido objeto de violencia física o verbal tuvieron mayor probabilidad de presentar ideaciónPage 162 suicida.3 Desde la sociedad civil también han existido trabajos para documentar las formas de prejuicio y discriminación a las que se enfrentan los BLH de México; ejemplo de ello es la Comisión Ciudadana Contra los Crímenes de Odio por Homofobia,4 que documentó que entre 1995 y 1998 ocurrieron 164 asesinatos contra homosexuales y lesbianas, de los cuales 150 fueron cometidos contra varones y 6 contra mujeres.

Lizárraga5 ha propuesto que la epidemia de VIH/SIDA fue utilizada para justificar y reafirmar el prejuicio y la discriminación contra los BLH. Asimismo, se ha intentado mostrar que el prejuicio contra los BLH se ha expresado en un desfasamiento entre las estadísticas sobre la infección por VIH y la aplicación de programas de prevención y atención, pues las primeras muestran que el grupo más afectado por la epidemia son los HSH; paradójicamente, dicha población ha sido marginada de los programas de promoción de uso de preservativo y el acceso a medicamentos, aunque dicha situación ha comenzado a revertirse gracias al trabajo de algunos grupos de activistas.6

A pesar del rico trabajo empírico de esta “nueva generación” de estudios sobre la discriminación y el prejuicio hacia los BLH, esos hallazgos no han sido incorporados en un marco teórico que los articule y, sobre todo, los explique. Por lo regular, el prejuicio y la discriminación hacia los BLH son explicados recurriendo al concepto de homofobia. De acuerdo con Neisen,7 en 1971 Smith utilizó el término “homofobia” para definir un perfil de personalidad de individuos con reacciones negativas o de miedo hacia homosexuales, pero quien popularizó el concepto fue Weinberg, quien la definía como el miedo irracional que presentan los heterosexuales cuando están cerca de algún homosexual, mientras que en los homosexuales ésta se presenta en distintas formas de autodesprecio. Entre los cuestionamientos8 que se han hecho al concepto de homofobia se encuentran: a) es inadecuado el sufijo “fobia”, ya que de las personas que tienen actitudes negativas hacia BLH, muy pocas tienen reacciones que, desde el punto de vista clínico, puedan ser definidas cómo fóbicas; b) el concepto hacePage 163 hincapié en las dimensiones sicológicas del rechazo a la homosexualidad y los homosexuales, con lo cual se minimizan los determinantes socioculturales del problema, y c) las actitudes negativas hacia los homosexuales no son irracionales ni arbitrarias (como lo sugiere el prefijo “fobia”), en tanto que cumplen funciones sicológicas y se insertan en un sistema de control social que determina la lógica de tales reacciones. En la actualidad, algunas de las críticas al término homofobia no son válidas, ya que el significado que se le asigna es más amplio que el que inicialmente se le dio, y ahora comprende todas las reacciones negativas hacia BLH; sin embargo, es el concepto que se ha diseminado tanto en el ámbito académico como en el político, de ahí que sea conveniente continuar su uso teniendo presentes sus limitaciones.

Con el concepto de homofobia puede comprenderse por qué la población BLH sufre con mayor frecuencia de violencia y discriminación en comparación con los hombres y mujeres heterosexuales; sin embargo, con este concepto no es posible explicar tres fenómenos: a) en forma consistente se ha reportado que los varones bisexuales y homosexuales (BH) sufren violencia y discriminación con mayor frecuencia que las mujeres bisexuales y lesbianas (BL). Por ejemplo, en el estudio de la ciudad de México se observó que entre los varones BH la frecuencia de víctimas de violencia verbal fue de 64%, mientras que en las mujeres BL fue de 50%; para los casos de acoso sexual y discriminación por parte de policías, las proporciones fueron de 34 y 35% en los varones BH y de 22 y 20% en las mujeres BL, respectivamente.9 b) El prejuicio tiene más efectos negativos en los varones BH que en las mujeres BL. Por ejemplo,10 los varones homosexuales tienen mayor probabilidad de presentar intento de suicidio que los varones heterosexuales, mientras que en las mujeres no existen diferencias entre lesbianas y heterosexuales; las mujeres lesbianas son más asertivas y reportan más satisfacción en sus relaciones sexuales que las mujeres heterosexuales, al tiempo que los varones homosexuales son, en promedio, menos autosuficientes que los hombres heterosexuales.11 c) Otro fenómeno que no puede ser explicado con la noción de homofobia es la violencia que reciben los BLH en la infancia, ya que durante esta etapa la violencia que sufren no se debe a sus prácticas sexuales, sino al hecho de que algunos de ellos son niños femeninos o niñas masculinas. En BLH de la ciudad de México se encontró que en la niñez (de los 6 a los 11 años) 30% había recibido insultos verbales porque habían sido varo-Page 164nes femeninos o mujeres masculinas, a 30% le habían pedido que cambiara y 22% había sido sujeto de humillación o burla.12 Con el uso aislado de la noción de homofobia también se incurre en una sobre-simplificación de la realidad, ya que todas las expresiones de discriminación y prejuicio son explicadas por el mismo principio, dejando a un lado la complejidad de esta problemática. Considerando las limitaciones conceptuales del uso aislado de la noción de homofobia, en este ensayo se propone un marco conceptual para comprender los orígenes, las formas en que se expresa y las repercusiones de la opresión de BLH.

El sistema de géneros

Se propone que la opresión hacia BLH tiene su origen en el sistema de géneros (SG), que es la forma en que las sociedades simbolizan al cuerpo sexuado y sus usos para articular y ordenar las relaciones sociales. Antes de revisar la lógica del SG debe establecerse la diferencia entre sexo y género. El sexo son las características anatómicas y fisiológicas de los organismos vivientes que pueden ser identificadas en los siguientes niveles: cromosómico, génico, hormonal y genital. A partir de estas características biológicas es posible distinguir dos tipos predominantes de organismos: hembras y machos; aunque también existen organismos que comparten rasgos de ambos: hermafroditas.13 El género es el significado que las sociedades les han atribuido a los rasgos biológicos asociados con el sexo; se trata de construcciones históricas, ya que varían entre sociedades y se modifican con el transcurso del tiempo y, en ese sentido, son arbitrarias, pues no existe una correspondencia unívoca entre el sexo —rasgo biológico— y el género —significado cultural—. Se distinguen dos géneros básicos: masculino y femenino, pero éstos son modelos ideales, ya que lo que opera en la realidad es un amplio espectro entre estos dos modelos; aunque también existen individuos cuya mezcla de características de ambos géneros hace difícil ubicarlos en alguna de estas dos categorías y son denominados andróginos.14

El SG se ubica en el ámbito cultural, ya que es un conjunto de significados no verbalizados ni explícitos que son tomados como verdades absolutas por la mayoría de las personas.15 Del SG se derivan tres ideologías dominantes que sustentan la opresión de los BLH: el apego a los estereotipos de género, el androcentrismo y el heterosexismo. Los BLH transgreden estas tres ideologías dominantes y por ello se enfrentan a distintas formas de sanción y exclusión social.

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Estereotipos de género, androcentrismo y heterosexismo

En el nivel de la sociedad, el SG toma forma en los estereotipos de género, los cuales son el “deber ser” en función del sexo definido por cada una de las sociedades e incluyen un conjunto de creencias, prescripciones, reglas, expectativas y atribuciones —la mayoría de las veces implícitas— de cómo deben ser hombres y mujeres, es decir, definen lo que significa lo masculino y lo femenino.16

Respecto a cómo deben comportarse los individuos, en los estereotipos de género está definido que los hombres (o machos de la especie humana) deben ser masculinos, mientras que a las mujeres (las hembras) se les exige ser femeninas. En otras palabras, se espera que exista una correspondencia exacta entre la biología de los individuos y la construcción sociocultural que representa el género. Los estereotipos de género dictan formas determinadas de vestido, usos del cuerpo, ademanes, posturas y porte.17 En las sociedades...

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