En el olvido
Autor | Abel Camacho Guerrero |
Páginas | 199-204 |
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Los grupos de diputados, de diverso criterio, intercambian saludos y abrazos y expresiones de amistad antes de abandonar la ciudad de Querétaro enclavada en el crucero de la historia nacional.
Sin duda hasta hoy no se ha hecho justicia a Francisco J. Múgica por su
enorme aportación que entregó en plena juventud a la vida constitucional de México (y como seguiremos viendo, a muchos aspectos de la vida nacional). Para refrendar esto, qué mejor que recurrir a una de las páginas que escribió el diputado constituyente Juan de Dios Bojórquez, en su obra Crónica del Constituyente, de la que tomamos el siguiente fragmento.
El diputado Múgica no sólo fue el alma de la primera comisión de reformas, sino también uno de los creadores más fecundos, batalladores y elocuentes del Congreso. Defendía sus puntos de vista con tal fe y ponía tanto corazón en sus palabras, que en seguida se ganaba el auditorio. Además, era lógico y metódico en la exposición de sus ideas, llevando el debate a donde quería presentar la batalla.
De figura simpática, sobrio y correcto el ademán, hablaba con la vehemencia de la peroración. Nunca perdió la ecuanimidad en la tribuna, ni dio muestras de la menor fatiga, a pesar de que ninguno trabajaba como él. Envidio la labor que Múgica dejó en el Constituyente. En ese congreso quedó consagrado como uno de los mejores intelectuales de la Revolución. Fue a Querétaro en la flor de su vida, cuando se tiene una clara conciencia de los deberes y de la responsabilidad de ciudadano. Por su actuación no puede ser ni más brillante, ni más perdurable... No podía definirse mejor la actuación de Múgica, en todos los momentos de su vida. La forma en que desempeñó su cometido en Querétaro fue verdaderamente ejemplar. Nadie trabajó más que él, ninguno estudió tanto como él, nadie rindió mayor labor que la suya, ninguno lo superó en la tribuna defendiendo los más altos ideales del pueblo mexicano. Batallador de los más radicales, fue seguido entusiastamente por las mayorías y respetado por los hombres de derecha. Palavicini lo elogió varias veces en público y en privado. Macías le rindió homenajes. El licenciado Colunga hizo un elogio de su actuación, en memorable momento.
Como prueba definitiva de que Múgica fue verdadero líder del Constituyente, basta recordar lo que sucedió después de la cena de despedida la noche del
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31 de enero. Poseídos de un entusiasmo sin límite, cuando se abrazaban y aplaudían varios compañeros por la obra realizada, alguien propuso que se llevara en triunfo al general Múgica hasta su domicilio.
Inmediatamente fue tomado en peso por tres compañeros, y conducido en hombros rumbo a su residencia por el numeroso grupo que lo aclamaba.
A la Constitución dio Múgica lo mejor de su vida; pero él no puede quejarse; por esa sola obra, su nombre perdurará a través de varias generaciones.
El pueblo hizo la revolución, la revolución produjo la actual Constitución de México.
Pasaron los años, Múgica ocupa el Ministerio de Comunicaciones y Obras Públicas en el régimen del general Cárdenas. Entonces recibe la carta a que nos referimos antes, del también constituyente Félix Fulgencio Palavicini, que es la que sigue:
"Señor General Francisco J. Múgica
Secretario de Comunicaciones y
Obras Públicas
Presente.
Muy distinguido Amigo:
Tengo el gusto de remitir a usted el...
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