La obstinada resistencia de los ricos. Por transigir con ellos se derrumbó el maderismo

AutorAntonio Díaz Soto y Gama
Páginas37-49
no de los grandes principios conquistados por la socio-
logía moderna es el de que jamás las clases opresoras o
privilegiadas ceden voluntariamente sus prerrogativas, y que
cuando lo hacen es obligadas por la fuerza, por esa fuerza “te-
rrificante” de que los pueblos saben hacer uso cuando sus ex-
plotadores se han hecho sordos a todos los requerimientos de
la razón y a todas las reclamaciones de la justicia.
Es, por lo tanto, una puerilidad suponer que las reformas
sociales son dones graciosos, concesiones espontáneas, cari-
tativos obsequios de las castas dominadoras, y por eso Karl
Marx tuvo cien veces razón al escribir su célebre frase, tri-
llada y repetida, pero no por eso menos profunda: “la eman-
cipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores
mismos”.
Así nos lo está demostrando lo que pasa en nuestro país.
Los hacendados, en vez de ceder, se preparan nuevamente
a la lucha, pues no tienen bastante con la experiencia adqui-
rida, con el susto de 1910, con la sorpresa y el pánico de 1913.
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LA OBSTINADA RESISTENCIA
DE LOS RICOS
POR TRANSIGIR CON E LLOS SE DERRUMBÓ
EL MADERI SMO1
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1Publicado en El Diario del Hogar, junio-julio de 1913, en Manuel González
Ramírez, Op. Cit., pp. 135-161.
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