El objeto y el sujeto del principio lógico de razón suficiente en los derechos humanos
| Autor | Rubén Pacheco Inclán |
| Páginas | 59-67 |
Page 59
“Ningún país, encontrará la razón para salir de la crisis social si las conductas inmorales de sus ciudadanos y políticos siguen proliferando con toda impunidad”.
Adela Cortina
En esta tradición lingüística, en que nos encontramos inmersos, y también en el conceptualismo donde nos desarrollamos, hemos aprehendido indebidamente a apreciar y entender las cosas en atención a la nominación que se le da. Un nominalismo radical es el primero, y más pesado de los lastres, que impide el conocimiento profundo de las cosas, nubla el acercamiento al Ser en sí53 que, si bien es cierto, resulta casi imposible identificarlo sí es posible conocer sus atributos, pero es la limitación de nuestros pensamientos que dificulta penetrar a través del principio lógico de razón suficiente a la esencia de un concepto tan sobrentendido como son los derechos humanos.
Desprendernos de los atavismos y nominalismos lingüísticos es una tarea nada sencilla, por el contrario, resulta difícil entender las cosas por su contenido y no sólo por su nomenclatura. En materia de derechos humanos se ha dicho un poco de todo, incluso, los especialistas del lenguaje
Page 60
han buscado definiciones cada vez más complejas para encontrar las diferencias de contenido conceptual en cada una de ellas. Desde la antigüedad, hasta el día de hoy, pasando por cada una de las etapas históricas del pensamiento, a este concepto se le ha denominado de muchas maneras, pero en ninguna de ellas se ha podido identificar un nombre relacionado con su esencia: humanidad, humanismo, derechos humanos, derechos naturales, naturaleza humana, garantías individuales, principios prohomine, garantías fundamentales…tienen en menor o mayor medida cierta congruencia en considerar que el contenido es esencialmente humano, esto es, sólo el ser humano es objeto y sujeto de este concepto. Se ha planteado que dicha “esencia” se desprende del hombre y es en el hombre universalmente. Que las variaciones de interpretación no son de suyo parte de él, sino que son accidentes de la interpretación lingüística imperante en la época.
Hoy, en la postmodernidad, al encontrarnos con el fenómeno planteado por diversos filósofos como Gianni Vattimo, que considera a la sociedad actual sostenida en un pensamiento débil, que se caracteriza por la complejidad, confusión, incertidumbre, el debilitamiento de los mitos fundadores, en atención al exceso de información, tecnología e irracionalismo, la sobrevaloración a la imagen, el hiperconsumismo, la ausencia de ética cohesionante, el nihilismo galopante, la globalización, el establecimiento de nuevos criterios de conducta ajenos a la moralidad filosófica, así como, el debilitamiento de los metarelatos que han sido superados con la cientificidad del conocimiento; los relatos fundadores han pasado a ser meras fábulas en las que nadie cree, llegando a la incredulidad de todas las bases éticas y morales que habían sostenido los criterios cohesionantes en la sociedad prepostmoderna y que es antecedente de lo que somos en la postmodernidad.
Page 61
En esta complejidad existencial hemos, tratado como sociedad, de definir a los derechos humanos como aquello que debe sostener valores que hoy son débiles: el respeto, la honestidad, solidaridad, etc. Y a través de ellos solidificar una convivencia ordenada, por eso interpretamos a la humanidad de diferente forma, en los diferentes estadíos históricos, según las consideraciones necesarias para el Estado en su época; de tal manera que, a los derechos humanos, derechos naturales o garantías individuales, las hemos definido según el esquema más conveniente, diciendo de ellos que: los primeros derivan del concepto de humanidad; los segundos, son esencia; y los últimos reconocimiento social y positivización normativa en favor del hombre. Sin embargo, esto no puede ser tan...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba