Los retos de las relaciones económicas de México con la Unión Europea ante los procesos de regionalización

AutorJaime López Delgadillo
Cargo del AutorProfesor-Investigador del Departamento de Economía del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas, Universidad de Guadalajara, México
Páginas217-244

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I Presentación

El tratado de libre comercio1 de México con Estados Unidos y Canadá le dio un impulso a su economía, pero hoy parece insuficiente para abatir los rezagos que en materia de crecimiento económico y de empleo afronta el país. Ante esta condición prevaleciente, políticos y académicos de México y de otras latitudes elevan de nueva cuenta el debate sobre las conveniencias para que la economía mexicana intensifique el nivel de integración económica con Estados Unidos, o si debiera buscar de forma inmediata una diversificación de su economía, a partir de su comercio con el exterior, donde Sudamérica y la Unión Europea son las principales opciones. El primero como opción de comercio y la segunda como alternativa, como fuente de inversión extranjera directa, y con ella la esperada transferencia de tecnología tan apreciada y demandada en el sector productivo mexicano.

El presente trabajo aborda las relaciones económicas, desde el comercio y la inversión, que se han desarrollado en los últimos años entre Méxi-Page 218co y la Unión Europea, teniendo en consideración la firma del acuerdo y del tratado de libre comercio firmado entre ambas entidades. El trabajo detalla las cuantificaciones alcanzadas tanto en el comercio como con la inversión directa entre ambas regiones, haciendo algunas reflexiones en torno a lo que sucede con el desarrollo de ambas actividades dentro de la Unión Europea y el nivel de significación con respecto a México.

Las relaciones económicas de ambas entidades se enmarcan en dos premisas: la primera, que hoy Europa ha volcado su desarrollo comercial y de inversión hacia sí misma. Y la segunda, que existen relaciones económicas con algunos países de esa parte del mundo que por su relevancia económica, como son Alemania, Francia e Italia, le dan un alcance y la posibilidad de mayor amplitud en el mediano plazo; así como México cuenta con una relación cultural ancestral con España, que representa la presencia o incluso la puerta de entrada de nuestra economía hacia el resto de Europa.

No obstante que México ha mantenido una relación extensa con algunos países de aquel continente, el impacto de esa relación en la economía de México ha sido reducido. Existen diferentes aspectos que explican esta condición y que son el eje central del presente trabajo, ya que el objetivo de cualquier relación económica es ampliar el espectro económico de nuestra sociedad, siendo el crecimiento económico y el empleo bien remunerado signos vitales de dichas relaciones. Este es el tema fundamental que nuestro país tiene que resolver, pero la propia literatura económica no aporta los elementos suficientes para reconocer el dilema. Las principales corrientes económicas, primordialmente aquellas ligadas al pensamiento neoclásico, refieren como efectos positivos del comercio y la inversión directa un crecimiento económico y con ello un mayor empleo y mejor remunerado. Sin embargo, las evidencias en México, como representativo de la mayoría de los países de América Latina, muestran resultados débiles en el crecimiento económico y de bajo impacto en el empleo y las remuneraciones, no al menos en el corto plazo.

Por lo antes descrito, no se puede esperar que la inercia de las relaciones económicas de México y la Unión Europea se trastoque, a menos que alguna situación de carácter exógeno la altere. Sin embargo, existe un camino que requiere tiempo para lograr impactar la economía de México, pero a su vez de mayor trascendencia, como lo es la transferencia tecnológica de Europa hacia México, vía la procuración de acrecentamiento del capital humano y la participación en la construcción de infraestructura física e institucional para el comercio internacional. La experiencia dePage 219 China para alcanzar lo que hoy asombra al mundo, en materia de crecimiento económico, se fraguó desde la década de los ochenta, con una fuerte inversión en capital humano, ya que en esa época muchos jóvenes salieron de su país para obtener la preparación académica —sobre todo en universidades estadounidenses— y la experiencia social que implica la construcción de una sociedad con una visión de productividad y competitividad presente en ese país.

México cuenta con el potencial suficiente para absorber y ejecutar las bases necesarias para alcanzar un desarrollo mayor, y con ello propiciar un bienestar que la sociedad mexicana espera desde hace años. La experiencia de países tan cercanos en vida social y cultural como España, debe ser la referencia obligada para realizar las tareas productivas e institucionales que hagan que México pase de la potencialidad a la realidad. Sin embargo, no podemos dejar de asentar que este acercamiento económico e institucional con Europa es solamente una externalidad ventajosa, pero que depende de las instituciones y agentes económicas incorporarlas a la vida productiva de este país. Estas externalidades deben complementar las fortalezas de nuestra economía y no ser compensatorias de nuestras debilidades.

II El comercio y la inversión en el proceso de integración
La integración productiva por la vía del comercio

Un aspecto básico de la globalización ha sido el rápido crecimiento del comercio mundial, el cual, en términos generales, a partir de 1994 ha crecido en mayor proporción que el producto interno bruto de los países. Según datos del FMI2 el crecimiento del PIB mundial en los años noventa fue de 2.6% en promedio versus 6.7% del comercio mundial. Por supuesto que el crecimiento ha sido desigual, ya que los países desarrollados han mostrado tasas superiores, mientras que los países en desarrollo no sólo no han crecido sino han mostrado, durante esta década, tasas negativas en ambos rubros.

Una parte del crecimiento en el comercio mundial ocurre gracias a la apertura económica que han realizado una buena parte de los países en de-Page 220sarrollo. Esta participación está representada tanto por el mayor valor del comercio que aportan, como por la mayor cuantía de productos manufacturados que aportan. Otro factor decisivo para la expansión del comercio mundial ha sido el desarrollo tecnológico, de la información y del sistema de comunicaciones. El entorno generado por un proceso de intercambio de información creciente entre empresas permite la creación de sinergias para el desarrollo tecnológico en los diferentes países. En muchos de los casos, este desarrollo es impulsado por los propios gobiernos mediante concesiones a empresas de proyectos de características monopólicas u oligopólicas, tales como la aeronáutica o la producción de materiales bélicos.

No obstante los avances antes descritos, una de las áreas de mayor conflicto para todas las economías ha sido el empleo. Un ejemplo de esta situación la muestra el propio Ruiz Durán (1999)3 cuando señala que ya en 1990 había cerca de 120 millones de trabajadores que vivían fuera de su lugar de nacimiento. Por su parte, se percibe que los efectos de la globalización sobre los mercados laborales han sido conflictivos, dado el alto desempleo que presentan la mayoría de los países; incluyendo los desarrollados, en donde el desempleo llegó a alcanzar tasas de 20%, a mediados de los años noventa. Sin embargo, vale la pena separar lo sucedido en los mercados de mano de obra no calificada respecto a los calificados, dado que los primeros llegaron a presentar una tasa mayor a 2.9 veces respecto a la segunda.

Para el caso de América Latina, el análisis del comportamiento del mercado laboral nos lleva a establecer una estructura de trabajadores del mercado formal y del mercado informal, dado el nivel de empleo persistente y el nivel de salarios con que se remunera el trabajo en los países de esta parte del planeta. Los salarios mínimos urbanos reales han crecido en América Latina en no más de 0.6%, en cambio en Europa la mano de obra se ha incrementado, de 2004 a 2006, en 9%.4

Estos datos vagos junto con otros reconocidos, como el PIB per cápita o el nivel de desarrollo humano, dan cuenta de las grandes diferencias que existen entre los diversos países que conforman el mundo globalizado desigual, producto de una integración de mercados que refuerzan las tendencias hacia la heterogeneidad, en lugar de caminar a un rumbo de convergencia, donde el ingreso sea la base de donde se desprendan el resto de elementos que conformen el bienestar de las sociedades.

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Lo más sobresaliente de la situación anterior es el largo y penoso proceso que los países en vías de desarrollo tendrán que sostener para acercarse al nivel de los países desarrollados. Esto no solamente para aquéllos que, como México, no han tenido un crecimiento importante en su economía, sino países con un crecimiento importante en el producto per cápita, como Malasia, Chile, Indonesia, Tailandia, los cuales tendrán que esperar entre 8 y 23 años para reducir la brecha solamente a la mitad de la que priva actualmente.5

Si una buena parte del crecimiento económico depende del grado de inserción de los países en el comercio internacional, entonces la discusión lleva a los países a optar por un mayor grado de globalización, lo que implica fuerte diversificación de la economía, o mayor grado de integración, que implica a su vez mayor especialización a partir de la complementariedad con los países integrados. Esto, en el campo de la teoría económica, se plantea como multilateralismo o regionalismo. El enfoque tradicional de la economía internacional ha sido la consecución del libre comercio vía el multilateralismo, como el óptimo que perseguir. En este contexto, la liberalización...

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