UNA nube gris sobre el horizonte: ¿ciberguerra, ciberterrorismo y ciberdelito?

AutorJesús Edmundo Coronado Contreras
Páginas34-37

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El panorama internacional vislumbra un 2017 lleno de claroscuros: el inicio de la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, sumado a un contexto de inestabilidad e incertidumbre, hacen que el futuro de la sociedad esté rodeado de inquietud.

Resulta innegable el avance y la dependencia existente en las tecnologías de la información y la comunicación. Con el fin de la Guerra Fría como consecuencia de la caída del bloque comunista en Europa Oriental y la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, se consideró terminada la era del mundo bipolar. La paz ya no era un ideal sino un objetivo alcanzable. Sin embargo, desde 1992 a la fecha se han presentado mayores y mucho más cruentos conflictos bélicos que los acaecidos de 1945 a 1991.

La nueva Guerra Fría no se está librando en el espacio sino que se está desarrollando por medio de las redes electrónicas. Ya no son solamente los misiles los que representan una amenaza para la seguridad de muchos países, sino también los dispositivos como las computadoras.

El paradigma de nuestros días es que mientras más adelantos tecnológicos son introducidos, mayor es la dependencia a los mismos y su vulnerabilidad se acrecienta. El problema central es que no se ha valorado adecuadamente su alcance. Existen hoy en día personas que todavía desdeñan la magnitud de un ataque cibernético, pero esto en realidad es muy posible.

Para encontrar la manera de hacer frente y solucionar el problema, primero debemos identificarlo. A partir de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, pasando por lo ocurrido en otras ciudades como Madrid, Moscú, Londres, París y Niza, por enunciar algunos de los más representativos de los últimos años, el terrorismo se ha tornado un problema prioritario de la agenda mundial.

La ciberguerra, el ciberterrorismo y los ciberdelitos ya no son parte de una película de ciencia ficción; son situaciones reales que, además, pueden afectar al mundo entero.

Puede entenderse como ciberguerra la agresión promovida por un Estado y dirigida a dañar gravemente las capacidades del otro para imponerle la aceptación de un objetivo propio o, simplemente, para sustraer información, destruir sistemas o inutilizarlos y alterar bases de datos; es decir, se puede pensar en el tradicional concepto de guerra pero trasladado al ámbito informático.

Sánchez Medero precisa que la ciberguerra consiste en la utilización de todas las herramientas electrónicas e informáticas para derrumbar los sistemas electrónicos y de comunicación del enemigo y mantener en operación los propios. Las características de este tipo de conflictos serían la complejidad, la asimetría, los objetivos limitados y, posiblemente, su corta duración. La asimetría es la más llamativa porque proporciona instrumentos necesarios a aquellos que poseen menores recursos para imponerse sobre las grandes potencias.

En un mundo hiperconectado, las amenazas pueden proceder de cualquier lugar o persona y son media-namente baratas y difíciles de detectar. Ya son muchos los casos en que los hackers tratan de descubrir fallas en los sistemas de seguridad y en que los crackers ya no pueden considerarse nihilistas que...

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