Noveno principio. El pueblo mexicano debe ser agente protagónico en América y el mundo. La cultura y talento de los mexicanos deben influir en la transformación del modus vivendi en el continente y con una proyección imbatible hacia otras regiones de la tierra

AutorEnrique Uribe Arzate
Páginas40-42
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La Constitución del pueblo y para el pueblo: reminiscencias y desafíos
Desde la formación temprana de los niños, imbuir en ellos la responsabilidad
y un comportamiento de respeto a sí mismos, a los demás y a su entorno tiene
que ser parte de su educación y, desde luego, una tarea esencial del gobierno, de
su política educativa y de su responsabilidad constitucional.
Si en los infantes la rendición de cuentas tiene una importancia cardinal para
su formación, en los ciudadanos que aceptan un encargo para ejercer poder pú-
blico (que no les pertenece), gastar recursos (que tampoco son de su peculio) y
para tomar decisiones (que irradiarán sus efectos a otros seres humanos) debería
ser una de sus obligaciones principales.
Más allá de las vaciladas contenidas en leyes que fácilmente se pueden esca-
motear, como la Ley 3 de 3 y de las declaraciones patrimoniales que simulan y
ocultan la riqueza mal habida, el Estado y su Constitución tienen que establecer
un sistema de control para quienes ejercen el poder y mecanismos ecaces para
sancionar a los ladrones que se embozan en un cargo público, como si robar y
volverse impunes, fueran inherentes al cargo.
Por eso, en el escenario de una Constitución que ha cumplido un siglo, erradi-
car la corrupción, la impunidad, atajar el abuso de poder y el dispendio del pa-
trimonio público, deben ser tareas inexcusables del aparato estatal. En concreto,
la constitución y su redacción, deben prever que estas conductas no tengan lugar
y que cuando así suceda, los ladrones paguen por ello.
NOVENO PRINCIPIO
El pueblo mexicano debe ser agente protagónico en América y el mundo.
La cultura y talento de los mexicanos deben inuir en la transformación
del modus vivendi en el continente y con una proyección imbatible hacia
otras regiones de la tierra
La Constitución es vida y forma de vida. Los artículos y las frases, enunciados
y letras de la constitución son mucho más que un texto jurídico; si no fuera
porque se trata de la Constitución, los párrafos, fracciones e incisos de la ley
fundamental bien podrían ser los de una ley secundaria, un código o hasta un
reglamento cualquiera. La diferencia entre la Constitución y cualquier otra
“ley”, es que la Carta Magna describe y prescribe en su texto, una historia
común y aspiraciones que nos hacen idénticos a todos los mexicanos; más
allá de las diferencias étnicas, culturales, económicas, que podamos identifi-
car. La Constitución nos iguala (frente a la ley) en aspiraciones compartidas
como propósito común: libertad para vivir, igualdad sin distingos, justicia
para todos, bienestar cotidiano, respeto a los mayores y acrecentamiento de
la patria.

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