Notas sobre la movilidad contemporánea del capital y del trabajo

AutorLuis Eduardo Guarnizo
Cargo del AutorUniversidad de California, Davis y Universidad Autónoma de Zacatecas
Páginas47-80
DECIR QUE LA movilidad espacial humana es tan antigua como la humanidad
misma es un lugar común. De hecho, no se puede entender el cambio social sin
la movilidad espacial. Sin embargo, al ver los debates públicos actuales sobre
el tema, parecería como si la migración fuese algo novedoso, y casi aberrante,
tanto en los países de recepción como de origen. Es evidente que la migración
precede la institucionalización de la organización de la sociedad en estados na-
cionales regulados por principios universales de soberanía, autonomía y control
territorial. Sin duda, la percepción dominante de la migración como un proceso
novedoso y excepcional nace con el surgimiento mismo del Estado-nación y la
ideología del nacionalismo, y se arraiga con la formación y consolidación des-
de finales del siglo XVIII del sistema global de naciones Estado que domina el
mundo de hoy.
Desde una perspectiva nacionalista clásica, la salida de connacionales hacia
el extranjero, o visto desde el otro lado, la llegada de foráneos al territorio na-
cional, va en contravía de los discursos nacionalistas establecidos sobre supuestos
como el origen común, la singularidad y homogeneidad cultural e identitaria
nacionales, y el enraizamiento en el territorio patrio (esto es, la concepción de la
identidad nacional como pertenencia territorial –Malkki, 1995). Estos supuestos
nacionalistas se convierten en principios “naturales”, base de la unidad nacio-
nal, sobre los que se erigen el orden sociopolítico y económico global con su
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Notas sobre la movilidad contemporánea
del capital y del trabajo**
Luis Eduardo Guarnizo*
* Universidad de California, Davis y Universidad Autónoma de Zacatecas.
** Una versión preliminar de este trabajo fue presentada en la Cátedra Manuel Ancizar, “Colombia:
migraciones, transnacionalismo y desplazamiento”, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Centro
de Estudios Sociales, 28 de febrero de 2004. Agradezco al profesor Gerardo Ardila por la invitación a
participar en la Cátedra y por sus atinados comentarios y cuestionamientos sobre los planteamientos aquí
expuestos. Agradezco también los críticos y constructivos comentarios de Fernando Lozano Ascencio.
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LUIS EDUARDO GUARNIZO
expresión institucional (singular, exclusiva, territorializada y de reconocimiento
global): la ciudadanía y la nacionalidad.
La salida de propios y la llegada de extraños ponen en tela de juicio los
discursos de enraizamiento territorial, homogeneidad y estabilidad identitaria
y racial de la nación. Los que se van, son vistos con sospecha por abandonar
su gente y su terruño; los que llegan, por atentar contra la integridad de lo
propio, que usualmente se ve como superior, especialmente si los recién lle-
gados proceden de lugares considerados como menos prósperos, menos “de-
sarrollados”, o menos “civilizados”.1 Esta visión tiende a predominar hoy día,
especialmente en los países posindustriales receptores de inmigrantes, aun en
aquellos históricamente conocidos y reconocidos como de inmigración, como
Estados Unidos.
Sin embargo, las realidades migratorias del mundo contemporáneo, con sus
abundantes prácticas transnacionales que desde abajo conectan a los migrantes
que están en el exterior con su terruño, al tiempo que se convierten en agen-
tes estructuralmente indispensables para, aunque a menudo rechazados por, la
sociedad receptora chocan contra estas percepciones nacionalistas dominantes
y nos empujan a cuestionarlas. En la alborada del siglo XXI, es evidente que los
millones de migrantes afincados en múltiples países del norte se han converti-
do en actores globales de cardinal importancia:2 Su empeño por mantener sus
lealtades familiares, regionales y nacionales a larga distancia y de reproducir
prácticas socioculturales propias en el exterior, afectan sistemas y arreglos insti-
tucionales a nivel local y global, incluyendo las estructuras familiares y de género,
el régimen de ciudadanía e identidad nacional, el reposicionamiento de muchos
países emisores de migrantes en el sistema político económico mundial, y hasta
el funcionamiento mismo del sistema financiero internacional.
En este ensayo discutiremos, primero, cómo las ciencias sociales han abo-
cado y representado el proceso migratorio; o puesto de otra manera, la manera
en que se ha construido teóricamente el proceso migratorio poniendo especial
atención en la reciente perspectiva teórica transnacional. En segundo lugar ana-
lizaremos algunas de las prácticas transnacionales sostenidas por millones de
migrantes en todo el mundo y su relación con la movilidad global del capital.
1 Es importante notar aquí las similitudes de esta percepción con aquella sobre la movilidad interna,
especialmente la percepción que de los inmigrantes del campo, o de la provincia, tienen los citadinos.
2 Aunque la mayoría de la migración del sur se da a nivel intra-regional, el grueso de los estudios
existentes se enfocan en los que se mudan al norte. Esto se explica en parte por el mayor potencial de sus
contribuciones económicas para el país de origen, por la selectividad del proceso migratorio, pero sobre
todo por el interés de los gobiernos de los países receptores del norte, sus universidades e investigadores,
y los entes multilaterales enfocados en asuntos laborales, migratorios, financieros y de desarrollo a nivel
global. Este trabajo se enfoca fundamentalmente en el flujo migratorio hacia el norte. Empero, se debe
enfatizar que tanto los que se van al norte como los que emigran dentro del sur, juegan todos un papel de
agentes globales desde abajo.
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NOTAS SOBRE LA MOVILIDAD CONTEMPORÁNEA
Después exploraremos algunas de las implicaciones teóricas y prácticas de los
movimientos migratorios contemporáneos para las sociedades involucradas en
el proceso. En este análisis nos referiremos, específicamente, al proceso migra-
torio centrado en la experiencia latinoamericana, con especial atención en el
caso colombiano.
La intención, sin embargo, no es tratar de determinar o disputar cifras cuanti-
tativas asociadas con el proceso migratorio en general, o con experiencias migrato-
rias específicas. El objetivo principal es presentar un marco referencial y analítico
general que apunte a ciertos procesos y dimensiones que demandan la atención de
los estudiosos del tema, y los agentes de los estados implicados en el proceso.
Sobre las representaciones de la migración
en las ciencias sociales
Las perspectivas teóricas dominantes
Hasta hace poco tiempo, el estudio de la migración en general estaba dominado
de manera exclusiva por planteamientos analíticos y teóricos dicotómicos infor-
mados por una visión nacionalista excluyente –lo que Wimmer y Glick Schiller
(2002) han recientemente dado en llamar “nacionalismo metodológico”– esto
es, asumir como natural y dado que la única forma de organización de la socie-
dad se da en torno a un estado nacional anclado territorialmente; y que la iden-
tidad asociada con la nación y el Estado es exclusiva y única: los migrantes son
nacionales de una nación y ciudadanos de un solo país. Desde el punto de vista
de la sociedad emisora, se veía a los que se iban como una pérdida en capital
humano (“fuga de cerebros”), en ciudadanos y, sobre todo, en lealtades naciona-
les. Entretanto, en las sociedades receptoras se veía a los que llegaban, aunque
con sospecha, como potenciales miembros de la nación, pero sin los valores y
destrezas sociolingüísticos y culturales requeridos para ello. De todas maneras,
se asumía que con el tiempo los migrantes procederían hacia su asimilación
con la sociedad receptora, hasta convertirse, en el caso estadounidense, “en un
Americano más, en uno de los nuestros”.
Consistente con el “nacionalismo metodológico”, este modelo de análisis
dominante asume ruptura, antes que continuidad entre origen y destino. Esen-
cialmente, se asume que los migrantes salen de una sociedad de origen a una so-
ciedad de destino de manera definitiva, o temporal. Empero, cabe anotar aquí,
la mayor parte de la literatura especializada (desarrollada fundamentalmente
en los países receptores del norte), se ha concentrado casi exclusivamente en el
estudio de la inmigración permanente o definitiva, mientras que el estudio de
la migración temporal, de retorno, o intermitente, no ha recibido mayor men-

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