Mujer pobre-hogar pobre, una dicotomía persistente en el D.F.: el caso de Milpa Alta y Xochimilco

AutorMaría Luisa Quintero Soto/Carlos Fonseca Hernández
Páginas423-464
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OSCAR ROGELIO CALOCA OSORIO*
NOHEMI BRISEÑO MARTÍNEZ**
Mujer pobre-hogar pobre,
una dicotomía persistente en el D.F.:
el caso de Milpa Alta y Xochimilco
Porque mi credo es que si perduramos un siglo o dos […]
y tenemos quinientas libras al año y un cuarto propio;
si nos adiestramos en la libertad y en el coraje de escribir exactamente
lo que pensamos […] si encaramos el hecho (porque es un hecho) de que
no hay brazo en que apoyarnos y de que andamos solas y de que estamos
en el mundo de la realidad […] entonces la oportunidad surgirá.
(VIRGINIA WOOLF, 2000: 100)
INTRODUCCIÓN
LA MODERNIDAD alcanzó su cúspide a finales del siglo XX; en lo
que se ha dado en llamar la modernidad tardía, espacio-tiem-
po irreflexivo y cuestionado por la limitada capacidad de la socie-
dad para reducir la pobreza y principalmente de una cantidad
abrumadora de mujeres pobres; a las cuales la idea ilustrada de
la modernidad no les brindó un espacio para su realización, esto
lleva a cuestionar si nos encontramos ante la ruptura de la moder-
nidad y el principio de la posmodernidad. A saber de una gran di-
versidad de autores esto no es así, sin embargo, sí nos encontramos,
a principios del siglo XXI, con la idea de repensar y reestructurar a
la modernidad, puesto que no nos encontramos ante el fin de la
modernidad y sí ante una modernidad inconclusa, que tiene que
dar cabida a las mujeres con la introducción y búsqueda de solu-
ciones de sus demandas en la consecución de un mundo libre y
justo donde ellas puedan realizarse sin el pesado lastre de la mar-
ginación, exclusión y sujeción.
En este sentido, la modernidad repensada debe dar pie a la
aplicación intensiva de soluciones que permitan mitigar la pobre-
* Profesor investigador en la UAM-Azcapotzalco y la Universidad ETAC.
** Coordinadora e investigadora del Área Social de CENVI.
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za en general y muy especialmente la pobreza que experimentan
las mujeres, porque a pesar de un sin número de políticas públicas
aplicadas, en específico programas de combate a la pobreza, con-
tinua existiendo una muy alta insatisfacción de necesidades mí-
nimas –condiciones que prevalecen aún en la ciudad más grande
de México, el D.F. Si bien el hambre y sus secuelas fueron paula-
tinamente superadas en el mundo avanzado a partir de la mitad
del siglo XIX también estas naciones se encuentran ante los lla-
mados nuevos pobres quienes son las mujeres y hombres que
viven en situación de ilegales, asimismo, en México, las mujeres
y hombres del campo recurren a la salida de sus lugares de origen
tratando de dejar de ser pobres, lo cual piensan podrán alcanzar
en la Ciudad de México, cuando lo único que sucede es que dejan
de ser pobres rurales para convertirse en pobres urbanos.
Pareciese que en vez de la reducción de la pobreza tal condi-
ción se extendiera, si bien es cierto que es plausible la reducción
de las privaciones absolutas como el hambre también es verdad que
muchas de estas personas y principalmente las mujeres se convier-
ten en pobres con una privación relativa o privación de condiciones
mínimas indispensables para la subsistencia, empero, no está en
juego la mínima subsistencia o sobreviviencia lo deseable es que
ellas vivan y lo hagan con base en su realización, por supuesto esto
conlleva a cuestionarse sobre lo realizado socialmente cada vez que
en pleno siglo XXI existe la pobreza y no se observa que esto, en
cuanto a su erradicación, vaya a cambiar.
La existencia de la pobreza se localiza en diversas regiones de
México, sin embargo, lo más sorprendente es que aún persiste su
existencia en la principal ciudad del país, si bien esta ha disminui-
do en algunas de sus delegaciones en otras las mujeres se enfrentan
ante el reto de salir de la pobreza que avanza y carcome el tejido
social. El D.F. es el espacio donde, aunque la pobreza ya no es vista
como una fatalidad, sí como la merma en las capacidades de las
mujeres para lograr la satisfacción de sus necesidades mínimas.
Pobreza que lacera en mayor medida a las mujeres que a los
hombres pues hablamos de un proceso de femenización de la po-
breza. Proceso que es necesario visualizar desde el establecimien-
to de la información estadística que permite un referente del estado
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de las cosas, hasta la pertinencia del acercamiento por medio del
uso de la experiencia de las mujeres que viven este tipo de condición
día con día y donde, esta otra manera de ver el mundo permite la
obtención de información cultural o memez sumamente relevan-
tes que permiten caracterizar con mayor precisión qué es lo que
le ocurre a los seres humanos y en particular a las mujeres, como el
hecho de visualizar aspectos de cómo cerca de 98 por ciento de
las mujeres pobres argumentan que no lo son y remiten a que una
persona pobre es aquella que podemos identificar que se encuen-
tra en circunstancias de privación absoluta, es en este sentido que
se busca desarrollar el tema con base en tomar en cuenta tanto los
datos como las vivencias de las mujeres.
Así, con la presente investigación se pretende dar cuenta de
la estrecha relación que existe entre las condiciones de la vivienda
en situación de pobreza con las mujeres cuyo ingreso corresponde
con una situación de pobreza es decir, mujer pobre-hogar pobre en
el Distrito Federal entre 1990-2010. Para ello, el presente trabajo
se divide en tres partes, las cuales corresponden con lo siguiente:
en la primera sección se aborda la determinación o respuesta a una
pregunta que se puede rastrear en Freud y Lacan: ¿existe la mujer?
En nuestro caso argumentamos que sí y sólo si se redefine no
sólo el papel de la mujer si no también el del hombre en relación con
ella; en esta misma sección abordamos la deducción y demarca-
ción de uso de un concepto de pobreza femenina, con base en la
pretensión de que mucho de lo que buscan las mujeres es realizar-
se, si esto no se logra o es diferente de mujer en mujer no inválida
el hecho de que continúen buscándolo o que simplemente lo
deseen.
En la segunda sección se trata sobre la relación que existe entre
las remuneraciones salariales de las mujeres y las condiciones de la
vivienda, a nivel delegacional, en donde se ofrecen tanto un diag-
nóstico de la situación desde 1990 hasta el 2000, para finalizar
con un pronóstico para 2010.
En la tercera sección se trabaja en particular con dos grupos de
mujeres que se distribuyen de manera aleatoria entre las delega-
ciones Milpa Alta y Xochimilco para principios del 2006: dos de
las delegaciones con mayor grado de pobreza; en estas delegacio-

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