Múgica en la aduana de Veracruz

AutorAbel Camacho Guerrero
Páginas239-243

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Francisco J. Múgica sigue con atención el curso de los acontecimientos militares y las complicaciones internacionales que afectaron la vida del país. Para él la revolución constitucionalista fue un acontecer no sólo necesario sino indispensable, con doble objetivo: Hacer que retornara México al orden legal destruido por el "cuartelazo" de Huerta y lograr un cambio en la estructura económica de la nación para que un nuevo orden social garantizado jurídicamente, hiciera valer y protegiera los derechos de los hombres integrantes de las clases desvalidas, derechos en los que destacaba el de compartir la riqueza que ellos mismos producían.

Francisco J. Múgica ha ido escalando por el mérito de su acción en los campos de batalla los grados de Mayor, Teniente Coronel y Coronel como consta en su hoja de servicios, y ha vivido atento (preocupado), a las consecuencias derivadas de la intervención americana en Veracruz y a los efectos probables que podría causar en el constitucionalismo el distanciamiento progresivo entre Villa y Carranza.

Poco antes de iniciarse la invasión norteamericana el puerto de Veracruz pero en el mismo mes de abril de 1914, el Primer Jefe libró órdenes a Francisco J. Múgica para que se presentara ante del Jefe del Departamento de Fomento y Comunicaciones, en donde debería actuar hasta nueva orden, pero el señor Carranza tiene ahora en las manos el candente problema de dicho puerto que ha sufrido la invasión del ejército estadounidense y que como una consecuencia de esto, es víctima no sólo de total desorganización administrativa, sino también de una intensa confusión en su vida cívica, porque si bien es verdad que el pueblo luchó heroicamente con sus escasas y rudimentarias armas contra el invasor, y supo combatir que bizarría ante la superioridad aplastante del norteamericano, ese pueblo abandonado por el ejército huertista en la defensa armada que hizo, sujeto a vejaciones que le infringió el soldado extranjero, pero a la vez amparado con la esperanza de una revolución que avanzaba triunfante por el norte y centro del país, caía fatalmente en la inconsciencia caótica de su inmediato destino por carecer de un programa de acción cívica elevado, que en manos de un hombre capaz de reconstruir la confianza abatida, pudiera elevar el espíritu de la colectividad.

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Don Venustiano Carranza creyó que Francisco Múgica era el hombre adecuado para atender la situación que ligeramente se dibuja en el párrafo anterior y cambiando la comisión que le había señalado, le otorga nuevo nombramiento que es de Administrador de Primera Clase de la Aduana Marítima de Veracruz.

¡Múgica era Múgica, y Múgica tenía que ser toda su vida!

Dos de sus primeros actos como Administrador de la Aduana Marítima de Veracruz, de la que tomó posesión el día primero de octubre de 1914, fueron suspender la planta de empleados huertistas que encontró en dicha Aduana y levantar una investigación de aquellos malos ciudadanos que sirvieron en algún puesto a la invasión norteamericana.

La suspensión, equivalente a cese, de los elementos del gobierno de Huerta refugiados en la Aduana, provocó una protesta en cadena de la airada cauda de cesados, fue a tal grado escandalosa la acción del huertismo incrustado en la Aduana, que las autoridades superiores...

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