Ser para la muerte: el tiempo extático y el tiempo de la memoria

AutorRosaura Martínez Ruiz
CargoProfesora de tiempo completo del Colegio de Filosofía de la unam
Páginas377-396
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Andamios
Ser para la muerte:
el tiempo extático y el tiempo de la memoria
roSaura martínez ruiz*
reSumen. La cuestión fundamental que atraviesa el presente escrito
es la pregunta por un tiempo que históricamente la filosofía occi-
dental en tanto metafísica de la presencia ha dejado a un lado: el
futuro. Se parte del análisis que hace Heidegger en Ser y tiempo de
la temporalidad que se desvela del análisis existencial del Dasein y
que él llama “tiempo extático”, del tiempo de la différance derridea-
na como desplazamiento y, por último, del tiempo de la memo-
ria de la psique que Freud reconoce como de retardamiento (après
coup), pues estos tres fenómenos temporales son paradigmáticos
para pensar el tiempo como posibilidad más que como presencia.
palabraS clave. Temporeidad extática, memoria, fenomenología
derrideana, psique freudiana, muerte.
La cuestión fundamental que atraviesa el presente escrito es la pregunta
por un tiempo que históricamente la filosofía occidental en tanto
metafísica de la presencia —que consiste, por decirlo de manera
expedita, el gesto filosófico de pensar el ser como lo presente— ha
dejado a un lado: el futuro. He decido partir del análisis que hace Martin
Heidegger en Ser y tiempo1 de la temporalidad que se desvela a partir
del análisis existencial de Dasein2 y que él llama “tiempo extático”, del
* Profesora de tiempo completo del Colegio de Filosofía de la unam. Dirección electrónica:
rosauramart@hotmail.com
1 He decidido trabajar con la traducción al castellano de Ser y tiempo (2003) de Jorge
Eduardo Rivera por considerarla una obra que recrea el texto alemán y se aleja de la
traducción casi literal y poco comprensible de José Gaos.
2 Las dos traducciones de Ser y tiempo al español (la primera, por José Gaos publicada en
México por el Fondo de Cultura Económica en 1951; la más reciente, por Jorge Eduardo
Rivera Cruchaga publicada primero por la Editorial Universitaria de Chile en 1997,
reeditada en España por Trotta), traducen Dasein como “ser-ahí”. Dasein es un término
Volumen 11, número 26, septiembre-diciembre, 2014, pp. 377-396
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tiempo de la différance3 derrideana como desplazamiento y, por último,
del tiempo de la memoria de la psique que Freud reconoce como de
del alemán que combina las palabras da (ahí) y sein (ser) y que significa “existencia”. En
alemán, es una palabra de uso cotidiano, y en ningún modo especializada o exclusiva
de la jerga filosófica. Heidegger la utiliza para indicar el modo esencial de la existencia del
ser humano que es estando siempre en el mundo (ahí). He decidido usar el término en
alemán y no “ser-ahí” porque en un amplio ámbito académico se entiende, por un lado,
que se trata de la categoría fundamental heideggeriana y, por otro, “ser-ahí” no es un
término del español y, por lo tanto, no arropa el uso cotidiano que sí tiene en alemán.
3 Différance ha sido traducida al español como diferancia o diferenzia. El interés central
de Derrida con esta violencia ortográfica es que en francés resulta ser una falta silenciosa de
ortografía, esto es, no hay manera de distinguir fonéticamente différence de différance.
La única forma de saber si se trata de esta palabra con e o con a es en su forma escrita.
Esta im po sibilidad de reconocimiento desde la voz denuncia, según Derrida, lo falso
de la creencia de la presencia plena en el discurso, en la phoné. Es por esto que la
traducción al español por diferenzia me parece mucho más afortunada que diferancia,
pues en esta segunda se reconoce la falta ortográfica desde la voz, cuestión que el
cambio de c por z, salva. Yo he preferido usar el término en el original francés, pero
en la mayoría de las citas a Derrida se encontrará diferancia por différance, respetaré
la elección del traductor. Dice Derrida en “La différance”: “[…] designaremos como
diferancia el movimiento según el cual la lengua, o todo código, todo sistema de repe-
ticiones en general se constituye ‘históricamente’ como entramando de diferencias”
(Derrida, 2003: 47-48). Y más adelante agrega: “La diferancia es lo que hace que el
movimiento de la significación no sea posible más que si cada elemento llamado
‘presente’, que aparece en la escena de la presencia, se relaciona con otra cosa,
guardando en sí la marca del elemento pasado y dejándose ya hundir por la marca de
su relación con el elemento futuro, no relacionándose la marca menos con lo que se
llama el futuro que con lo que se llama el pasado, y constituyendo lo que se llama el
presente por esta misma relación con lo que no es él: no es absolutamente, es decir,
ni siquiera un pasado o un futuro como presentes modificados. Es preciso que le
separe un intervalo de lo que no es él para que sea él mismo, pero este intervalo que
lo constituye en presente debe también a la vez decidir el presente en sí mismo, com-
partiendo así, con el presente, todo lo que se puede pensar a partir de él, es decir, todo
existente, en nuestra lengua metafísica, singularmente la sustancia o el sujeto.
Constituyéndose este intervalo, decidiéndose dinámicamente, es lo que podemos
llamar espaciamiento, devenir-espacio del tiempo o devenir-tiempo del espacio
(temporalización). Y es esta constitución del presente, como síntesis ‘originaria’ e
irreductiblemente no-simple, pues, sensu estricto, no-originaria, de marcas, de rastros
de retenciones y de protenciones (para reproducir aquí, analógicamente y de manera
provisional, un lenguaje fe nomenológico y trascendental que se revelará enseguida
inadecuado) que yo propongo llamar archi-escritura, archi-rastro o diferancia. Esta (es)
(a la vez) espaciamiento (y) temporización” (2003: 48-49).

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