La moraleja del cuento de loros

AutorAndrés Henestrosa
Páginas489-490
AÑO 1957
ALACE NA DE MINUC IAS 489
hombres, nunca olvidan su nido, digo, el lugar donde nacieron, así como tú,
que por muy contento que estés en otras tierras, incluso más hermosas que
éstas, de cuando en cuando regresas. Así el loro volvió con los suyos, que lo
recibieron con g randes muestras de curiosidad y de respeto, pues venía de
tratar a los hombres.
Pasaron los días, las semanas y los meses pasaron. Y un buen día, a la
hora en que doña Camila impartía la lección, le sorprendió algo así como si el
eco de sus palabras rebotaran en el ramaje de la higuera. Al principio, pensó
que fueran esas entidades malignas y chocarreras que durante las noches se
complacen en imitar las voces y los quebrantos de la gente, pero desechó de
su cab eza la idea: era pleno día y el bixe –que así se llama– sólo trabajaba
de noche y, además, aquellas voces eran claras, reales, venían de muy cerca.
Doña Camila salió al patio, seguida de la turba de alumnos. Y cuál no sería su
asombro y su alegría, al ver que, en las ramas de la higuera, otra turba, ésta de
loros, rezaba el Padre Nuestro.
Doña Camila le afeó a “Lorenzo” su proceder. Primero, el abandono de su
casa, y ahora, tal sacrilegio.
–¿Qué quieres?– dijo el lorito encaramado en la rama más alta. ¡Yo tam-
bién he puesto escuela!
30 de junio de 1957
La moraleja del cuento de loros
Deliberadamente dejamos la Alacena de hace ocho días sin comentario y sin
moraleja. Queríamos transcribir, ajustándonos lo más posible al genio de la
lengua zapoteca, el cuento de loros que le oímos a Baldomero Jiménez en
nuestro último viaje a Juchitán. No obstante, el cuento se vio anticipado de
unas cuantas líneas encaminadas a situarlo. Por eso volvemos ahora al tema
para consignar las reflexiones que origina.
La fábula, como puede verlo el atento lector, no es nueva y se cuenta en
otros lugares del país, y sin duda en España y en el resto de América. En este
mismo lugar hemos recordado un cuento del General Vicente Riva Palacio,
construido sobre tema idéntico: el del loro que vuelve a la selva y allí pone
una escuela y enseña a leer a sus semejantes. El cuento titulado “El buen

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