El Monismo Economista de Carlos Marx

EL MONISMO ECONOMICISTA DE CARLOS MARX
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GLOSA CRITICA.
Por el Dr. Luis RECASENS SICHES, Profesor de Carrera de la Escueta Nacional de jurisprudencia; Vice-Presidente del Instituto Internacional de Filosophie du Droit et Sociologie Juridique (Paris); ex Catedrático de la Universidad Central de Madrid.
SUMARIO. EXPOSICION.
1.-Delimitación del tema aquí estudiado. 2. -Resumen de la concepción economicista de la sociedad, de la cultura y de la historia, de Marx. 3.-Comentarios para la interpretación de la concepción económica o materialista de la sociedad, de la cultura y de la historia de Marx. a). Supuestos y fundamentos hegelianos. b). El materialismo histórico es sólo un ensayo de teoría de la sociedad, de la cultura y de la historia, y no una filosofía materialista general. c). Monismo y determinismo en la teoría economicista de la sociedad y la historia de Marx. d). Contradicción entre el materialismo histórico y la política socialista. e). Rectificaciones esenciales introducidas por los revisionistas a la tesis del materialismo histórico.
II CRITICA
1. Apreciación de conjunto. 2. Defectos y errores que el monismo economicista heredó de Hegel. 3. El error característico de todos los monismos. 4. Crítica del concepto de relación causal como fuerza eficiente unilateral. 5. Imprecisión del concepto de factor económico. Ingredientes espirituales entrelazados con lo económico. 6. Los factores de creación espiritual, olvidados por la interpretación económica de la historia. 7. El olvido del papel del individuo creador. 8. La primacía de lo humano propiamente dicho sobre la naturaleza es la verdad y no el determinismo económico. 9. No todas las luchas son por motivos económicos. 10. La historia universal no es solamente lucha. 11. El espectáculo de la historia contradice el determinismo económico. 12. Residuo positivo de la interpretación económica.
EXPOSICION.
1. Delimitación del tema aquí estudiado. No voy a ocuparme aquí de la totalidad de la obra de Carlos Marx, sino que estudiare tan sólo su concepción economicista de la Historia, llamada materialismo histórico, pues es la teoría que viene en cuestión para el tema aquí examinado, es decir, para el tema de Sociología de la cultura. Por lo tanto, dejaré completamente aparte su análisis de la realidad económica. Asimismo, prescindiré del estudio sobre su pensamiento socialista, al que me limitaré a aludir en cuanto al problema de las conexiones de éste con su tesis del determinismo económico. 2. Resumen de la concepción economicista de la sociedad de la cultura y de la historia de Marx. Marx sostiene que la realidad económica (proceso de producción de los bienes materiales) es la base radical y la causa decisiva de toda situación social y cultural; y que todo el proceso histórico y de la cultura es el efecto de los cambios que tienen lugar en la estructura y funcionamiento de las fuerzas económicas. Es en la economía donde hay que buscar la anatomía y la historia de la sociedad y de la cultura, en todas sus ramas y en todos sus aspectos. Filosofía, ciencia, religión, arte, ideas políticas, Derecho etc., son tan sólo efectos epifenómenos o superestructuras que descansan y van a remolque de la realidad principal, que es la realidad económica. Por la estructura y en el proceso de la producción de los bienes materiales, los hombres contraen relaciones independientes de su voluntad, necesarias, determinadas. La totalidad de esas relaciones constituye la urdimbre económica de la sociedad. Sobre esta urdimbre se forma una superestructura jurídica y política a la cual corresponden, a su vez, determinadas modalidades de conciencia en todos los órdenes (religioso, filosófico, científico, artístico, etc.) Así, pues, las fuerzas materiales de producción, según el momento de desarrollo en que se encuentran, engendran unas determinadas relaciones de producción, las cuales constituyen la base y el agente protagonista de todo el proceso social y cultural. De esta suerte, los instrumentos, las condiciones y las formas del proceso de producción de los bienes económicos, determinan de una manera general el proceso social, político e intelectual de la historia. La economía, realidad social básica, y agente protagonista del proceso histórico, es una realidad dinámica, que se desenvuelve dialécticamente, es decir, en la forma de la dialéctica de Hegel. Sólo que mientras que en Hegel la realidad auténtica es la Idea, en cambio, para Marx, la realidad social básica es la economía. Pero esta realidad se halla en transformación según el ritmo de las leyes dialécticas, es decir, en sucesivas traídas de tesis, antítesis, síntesis. Cada situación en la base económica, al irse desenvolviendo, crea las condiciones antitéticas que la niegan, suscitando el paso a la situación contraria. Mas con ésta antítesis ocurre lo mismo, de suerte que engendra su propia negación (síntesis). Ahora bien, la síntesis en tanto que la negación de la situación anterior (antítesis) la que a su vez había sido la negación de la primera (tesis), constituye una especie de reafirmación de esa primera (tesis), sólo que de otro modo, es decir, en forma de superación de la oposición entre la tesis y la antítesis. La síntesis rebasa, supera la tesis y la antítesis, al mismo tiempo que conserva y resuelve la oposición entre ellas. Pero esa síntesis, a su vez, prosiguiendo el movimiento dialéctico, funciona como tesis de una nueva tríada que inaugura; y así, sucesivamente. De esta suerte se va pasando, según tal ritmo dialéctico, a través de las sucesivas formas de propiedad que son a la vez formas de producción: la primitiva comunal, la antigua (esclavista), la feudal y la capitalista. Así, cada época histórica lleva en su seno el germen de la sociedad futura que ha de sustituirla. El proceso de evolución se cumple necesariamente de acuerdo con el movimiento dialéctico. A su vez, la nueva sociedad lleva en sí misma el germen de otras nuevas contradicciones. Cada nueva forma o constelación de las fuerzas económicas crea una nueva forma de organización social, promueve una clase social propietaria de los medios de producción y otras clases subordinadas a ésta, y determina una nueva conciencia política e intelectual. La moral, el Derecho, la filosofía, el arte, y en general, todas las ideas, son los resultados de las reacciones de la clase social dominante. "Así a la forma de producción de la vida material determina, en sus líneas generales, los procesos sociales, políticos e intelectuales. No es la conciencia del hombre la que determina la existencia de éste, sino que es su existencia social la que determina sus formas de conciencia" (1)
(1) Cfr MARX, Crítica de la Economía, política. Cuando cambia la constelación de los procesos económicos, tiene que variar también forzosamente la superestructura jurídica, las ideas políticas y la conciencia intelectual. Pero sucede muchas veces que la mutación de las formas jurídicas, políticas e intelectuales sobreviene con un cierto retraso respecto del cambio de las fuerzas productoras económicas, por la subsistencia fosilizada de las superestructuras anteriores. Entonces esas formas o superestructuras anticuadas se hallan en contradicción con las relaciones de producción existentes en ese momento "o dicho en términos jurídicos, se hallan en contradicción con las formas de propiedad dentro de las cuales dichas fuerzas productivas se habían movido hasta entonces. Esas formas de propiedad, que constituían antes los modos de desarrollo de las fuerzas productoras, se convierten en obstáculo para dichas fuerzas. Entonces nace una época de revolución social. El cambio de la base económica arruina, con mayor o menor rapidez, toda la enorme superestructura.... Hay que explicar el conflicto por las contradicciones de la vida material, por la lucha entre las fuerzas productoras de la sociedad y las formas o superestructuras anteriores. Una situación social no muere antes de que se hayan desarrollado en ella todas las fuerzas productoras de que es capaz. Las nuevas formas de la producción, superiores a las precedentes, no ocupan su lugar antes de que sus razones materiales de ser se hayan desenvuelto en el seno de la vieja sociedad". Pero, a la postre, cuando la superestructura no ha seguido a la estructura real de las fuerzas de la sociedad, es decir, de la economía, y el grado de tensión entre la nueva realidad económica y la vieja forma jurídica (correspondiente a la anterior realidad económica) llega a su extremo, entonces a la vieja superestructura salta en pedazos al impulso de la nueva realidad económica. Así ocurre, decía Marx refiriéndose a su época, que sobre la economía contemporánea, que es acentuadamente cooperativa, perdura todavía anquilosadamente un inadecuado régimen individualista, el del capitalismo. Y Marx anuncia como previsión, descubierta por las leyes de su dialéctica económico-social, que el régimen capitalista se arruinará por sí mismo, en virtud de las contradicciones reales que está engendrando cada vez en mayor escala, y entonces llegará a su plenitud la nueva estructura económica, la cual determinará forzosamente el derrumbamiento del sistema jurídico burgués y la formación de un sistema jurídico, congruente con la nueva realidad económica, es decir, socialista. Ahora bien, el régimen socialista es presentado por Marx, dentro del riguroso marco del sistema de la dialéctica económica, como un acontecimiento que forzosamente tendrá que producirse. No se trata de una acción inspirada en un programa de justicia, sino que consiste en la predicción de un suceso, que forzosamente tendrá que producirse según las leyes de la dialéctica económico-sedal. Con la teoría del materialismo histórico o interpretación economicista se conecta la doctrina de la lucha de clases. "La historia de toda la sociedad humana, pasada y presente, ha sido la Historia de la lucha de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros de...

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