México: nueva economía y sociedad de la información

AutorJesús Lechuga Montenegro
Cargo del AutorDepartamento de Economía. Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco
Páginas172-195
México: nueva economía y sociedad de la información
Jesús Lechuga Montenegro*
Cada vez es más común en los medios, sobre todo académicos, hablar de la conformación de un
nuevo paradigma para interpretar los cambios acelerados que se han dado en los últimos quince años
a partir de la revolución digital, y que han llevado a hablar de una nueva sociedad: la Sociedad de la
Información; y en el ámbito económico se habla de la economía del conocimiento. El primer aspecto
remite no sólo al contenido de la información, sino principalmente a las formas de generación y
transmisión de la misma; en tanto que el segundo lleva a la consideración de la producción de bienes
y servicios como una transición de la materia (volumen) al chip, al tránsito de la economía material a
la economía del conocimiento, o bien a la desmaterialización de la economía.
Así, sociedad de la información y economía del conocimiento denotan una nueva realidad cuan-
do a estos términos se asocia en específico la tecnología digital y la conectividad que ello implica. El
notable ritmo de desarrollo de las computadoras desde la década de 1970 y que se profundizó en la
de 1990, junto con el impulso de las telecomunicaciones, ha derivado en una nueva revolución tec-
nológica conocida como Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Dicha revolución ha
trascendido de tal forma que los investigadores están tratando de explicar sus impactos en la reali-
dad económica y dentro de la misma teoría económica.
Los cambios producidos dentro de la economía muchas veces rompen con los paradigmas tra-
dicionales, aunque los estudiosos se muestran renuentes a pensar de que los cambios que genera la
Nueva Economía puedan perdurar a largo plazo. Sin embargo, se reconoce que las TIC han repercuti-
do con notoriedad en la productividad y, por ende, en la producción, muy en especial en el sector
servicios.1 Sin embargo, no es posible evaluar con rigor el impacto de las TIC, pues no hay indicadores
* Departamento de Economía. Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco.
1 Aun cuando hoy día ello es aceptado sin mayor discusión, es conocido el comentario de Solow respecto a que en un
largo periodo en los Estados Unidos (1973-1993) el crecimiento de la productividad fue lento cuando al mismo tiempo
había habido una inversión importante en TIC: “las computadoras están en todo menos en las estadísticas de producti-
vidad”, y que trascendió como la paradoja de la productividad. Robert Solow, 1987. “We would better watch out”, New
York Times, julio 12, Book Review, núm. 36.
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que midan en forma adecuada su aporte en los sectores.2 De igual manera se habla de las TIC como
eje gravitacional en la conformación de una Sociedad de la Información que revoluciona el tejido
social en su conjunto. ¿Qué significado tiene este hecho en una economía periférica como la mexi-
cana?3 Para ello, en la primera parte del artículo se reflexiona en torno al significado de las TIC, los
activos digitales y la nueva economía, como la impronta de los tiempos actuales; en la segunda se
expone el redimensionamiento del problema centro-periferia por efecto de la brecha digital; y en la
tercera se avanza en la exploración del significado de una Sociedad de la Información en México.
Las TIC, activos digitales y nueva economía
Las nuevas TIC y los Activos Digitales (AD) son un referente obligado para ubicar al país en la ruta
adecuada de su inserción en la modernidad. A diferencia de las tecnologías de la Era Industrial, las TIC
se adaptan con facilidad a la periferia y su curva de aprendizaje es mucho menos costosa; y los AD en
los cuales se plasman las TIC tienden a predominar en la hoja del balance de las empresas con una
revolución constante de costos, en particular aquellos relacionados a la accesibilidad de la red y que
tienden a la gratuidad.4 La tónica actual es no sólo la estandarización del producto sino sobre todo la
homogeneización del consumidor a fin de generar un producto y un consumidor universales. El chip
y la conectividad son el medio para ello.
Sin embargo, adaptabilidad y costos decrecientes en las TIC no son sinónimo obligado de desa-
rrollo, de la misma forma que industrialización y apertura comercial y liberalización no han significa-
do para México y América Latina el superar problemas atávicos como analfabetismo, desnutrición,
pobreza, dependencia tecnológica, etc.5 Pero al mismo tiempo, no se puede ignorar el impacto posi-
tivo y la presencia obligada de TIC en el proceso de acumulación interno. En suma, reiterando, las TIC
y los AD no implican por sí mismos progreso, pero su presencia es imprescindible para no aumentar
las diferencias con el centro. Y la dependencia tecnológica se expresa ahora en particular como una
brecha digital.
En la era industrial un aumento en la demanda hacía que aumentara en forma lineal (de manera
proporcional) la producción. En cambio en la era digital, en particular la conectividad en la red hace
que un aumento en el número de usuarios incremente los mismos en forma exponencial: el valor de
2 Manuel Castillo Soto y Jesús Lechuga Montenegro, “Las tecnologías de la información y la nueva economía”, en Je-
sús Lechuga Montene gro, Reflexiones acerca de la Era de la Información (Ne w Economics), UA M-Azcapotzalco, 2005,
pp. 23-68.
3 Economía emergente, de desarrollo medio, subdesarrollada, semiindustrializada, en vías de desarrollo, etcétera.
4 Víctor Salgado Gasca, Jorge Bustamante Torres, Mauricio Varela Orozco, “El valor de los intangibles en la nueva econo-
mía”, en Jesús Lechuga Montenegro. Reflexiones acerca de la Era de la Información (New Economics), UAM-Azcapotzalco,
2005, pp. 181-209.
5 Jean-Claude Guédon, ¿La sociedad de la (DES) información?, UNRISD informa, ONU, núm. 26. 2004.

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