Los mexicanos pintados por sí mismos

AutorAndrés Henestrosa
Páginas201-203
edición: la tierna y exaltada pintura de la vida llanera venezolana, donde una
raza buena sufre, ama y espera. Tierra ancha y tendida, toda horizontes, como
la esperanza, toda caminos como la voluntad, escribía el autor al final de la
primera edición. Pero en las otras cambia por esta otra, mejor, más acorde con
el propósito final: la de anunciar a los venezolanos una patria donde reinara el
orden, la libertad, el progreso: el triunfo de la civilización sobre la barbarie.
¡Llanura venezolana! Propicia para el esfuerz o como lo fue para la hazaña,
tierra de horizontes abiertos donde una raza buena, ama, sufre y espera, escri-
bió en las ediciones sucesivas.
La sola comparación de los índices nos indica que muchos de los capítulos
no sólo fueron retocados, sino que cambiaron de nombre y de colocación, y
uno o dos desaparecieron. Y ya ninguna repitió la portada de la edición pri-
mitiva: una mujerona levantando la cabeza retadora en un campo desolado, la
cabellera partida en dos y anudada en la nuca, la boca tremenda, los ojos fijos
en una alucinadora lejanía y un paliacate como un collar de sangre, cayéndole
sobre el pecho que se dijera varonil más que femenino.
¿Qué oscuros designios, me pregunto ahora que redacto este comentario,
impidieron que el gran visionario, novelista excelso, ciudadano ejemplar, cum-
pliera aquellas esperanzas que anunció a su pueblo hace veinticinco años?
14 de febrero de 1954
Los mexicanos pintados por sí mismos
Aunque se publicó en 1855, y en ese año se dieron a la estampa muchos de los
capítulos que lo integran, puede considerarse este año como el del centenario
de Los mexicanos pint ados por sí mismos. En efecto, en 1854 al cumplirse diez
años de la publicación de Les francais pe ints par eux mem es, algunos de los más
notables literatos mexicanos de aquellos tiempos se propuso una réplica en
cuanto a su carácter histórico y social. Los capítulos aparecieron calzados con
anagramas, acrósticos, iniciales, signos tipográficos, cuando no con anónimos,
y sólo tres de ellos firmados.
Los mexican os pintados por sí mism os, no obstante su valor documental y sus
excelencias artísticas en lo que ve a las estampas, es un lunar de la tipografía
mexicana del siglo pasado, sobre todo si se recuerdan las ediciones de Cum-
AÑO 1954
ALACE NA DE MINUCI AS 201

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