Medio ambiente y salud

AutorAbel Perez Zamorano
Páginas133-162
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La Zona Metropolitana de la Ciudad de México ha registrado un impor-
tante desarrollo industrial en las últimas décadas, en las áreas antes se-
ñaladas, al generar en el año 2000 el 26.1 por ciento del PIB nacional, pero
a la vez este desarrollo redundó en un mayor deterioro del medio am-
biente.46 Ciertamente, el desarrollo industrial provoca alteraciones ambien-
tales importantes, pero éstas se agravan particularmente en el modelo
económico neoliberal, predominante hoy en México y en el mundo
capitalista en general, que absolutiza el poder de la propiedad privada
sobre el Estado y sus regulaciones, y sobre la sociedad misma, con una
muy limitada intervención estatal y con una economía gobernada no
por el criterio de satisfacción de necesidades, sino de la máxima ganan-
cia. Así, no es sólo el capitalismo en general, sino su expresión más aca-
bada, el modelo neoliberal, lo que provoca la destrucción del medio
ambiente como condición para elevar eficiencia y productividad.47
En la economía globalizada las grandes empresas trasnacionales tie-
nen entre otras facilidades la de ubicarse con suma flexibilidad y libertad
en el lugar o país donde puedan reducir al mínimo sus costos de produc-
ción y transporte, y elevar al máximo sus utilidades. Sobre todo se esta-
blecen allí donde encuentran los regímenes fiscales más laxos y toleran-
tes, que les permitan pagar pocos impuestos o la franca evasión de éstos;
buscan también países donde la legislación laboral les sea particular-
46 Véase a este respecto David Iglesias Piña, “Impacto económico-financiero por la generación
de residuos sólidos en el municipio de Toluca, Estado de México”, http://www.sicbasa.com/tuto/
AMECIDER2006/PARTE%208/68%20David%20Iglesias%20Piña.pdf (24/06/2008).
47 “la ZMCM, como la mayoría de las grandes urbes del mundo, se enfrenta con inercias de ex-
pansión, aparentemente incontrolables, que llevan a afectaciones ambientales severas” (Estadísticas
del Medio Ambiente del Distrito Federal y Zona Metropolitana, 2002).
Capítulo 5
Medio ambiente y salud
Abel Pérez Zamorano
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mente favorable, es decir, donde los trabajadores tengan la mínima pro-
tección y la resistencia sindical sea débil; procuran asentarse en sitios
cercanos a sus fuentes de materias primas principales, pero también, es-
tablecerse en países donde en el proceso productivo les sea permitido
impactar al medio ambiente, por ejemplo arrojando desechos tóxicos sin
ser molestados por el Estado. Y precisamente todos los países capitalistas
–como ya lo señalábamos antes al hablar de la llamada competitividad re-
gional– compiten para ver cuál ofrece las mejores condiciones para “atraer
inversión extranjera”, la conocida IED, presumiendo luego como gloriosa
conquista el establecimiento de empresas, tanto nacionales como extran-
jeras, que “generarán empleos” y pagarán algunos impuestos. Claro,
nunca se habla de las concesiones y facilidades que se les otorgaron para
ganar el favor de su arribo, tampoco de los múltiples chantajes y presio-
nes a que someten a los gobiernos a cambio de permanecer en el lugar y
no irse a mejores territorios. Se sabe que uno de los mercados más ópti-
mos donde se realizan estas negociaciones es el famoso Foro Económico
de Davos; ahí van a “venderse” los países y a ofrecer al mejor postor
“ventajas” para la inversión, entre otras las de dañar sin costo alguno al
medio ambiente mediante externalidades negativas.
Económicamente se conoce como externalidades a los efectos que
provoca la producción en su entorno social y ambiental inmediato, los
efectos externos de la producción; se las conoce como positivas (aque-
llas que producen un beneficio a los habitantes de la región) y negati-
vas (las que causan un daño). Estas últimas tienen varias manifestacio-
nes, como puede ser el ruido que produzca una planta industrial, que
moleste o francamente dañe la salud de los habitantes de la zona aledaña;
puede ocurrir también que se generen malos olores. En otros casos, como
sucede, por ejemplo, con Minera Peñoles en la ciudad de Torreón, se es-
parcen contaminantes al aire. Otras empresas arrojan residuos peligrosos
al drenaje o a las corrientes de agua; grandes hoteles arrojan aguas resi-
duales directamente al mar, sin someterlas a tratamiento previo. Los
ahorros logrados por las empresas al operar así, y el incremento obteni-
do en sus utilidades, son pagados por la sociedad; a ella se trasladan los
costos que en estricto sentido deberían asumir las empresas. En este ca-
pítulo veremos cómo opera este mecanismo en la región.48
48 Sobre el fenómeno de las externalidades véase también Coase (1960), Samuelson y Nordhaus
(1986), y Parris (1984).

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