Margarita Maza de Juárez

AutorEnrique M. de los Rìos
Páginas131-143
˜ 131 ˜
M argarita M aza de Ju· rez
1826-1871
VIVÍA EN la segunda década de este siglo y en
la calle de Segovia, en Oaxaca, un honrado
agricultor de origen genovés llamado Anto-
nio Maza, en posición bastante desahogada,
pues que poseía tres solares para el cultivo de
granas, llamados generalmente nopaleras, y
estaba muy bien aceptado, tanto por la po-
blación europea de la ciudad, como por los
indios de la Sierra con quienes tenía siem-
pre muy buenas relaciones, especialmente
los de los pueblos de San Pablo Guelatao
y San Pedro Nesicho. Tenía este honrado
agricultor un hermano llamado Francisco
que le ayudaba en sus quehaceres agrícolas
y de comercio, y estaba además casado con
la virtuosa Sra. Petra Parada, verdadera mu-
jer del hogar y muy religiosa, lo mismo que
su marido, hecho por lo demás universal en
aquella época, en el virreinato de la Nueva
España.
Como las propiedades de campo de D.
Antonio Maza eran de cierta importancia,
tenía un mayordomo que se las cuidaba y
atendía, llamado Tiburcio Maldonado, y la
esposa de éste estaba a la vez colocada en
la casa de Oaxaca con la familia de D. An-
tonio, en calidad de sirviente de confianza
o ama de llaves. Esta sirviente no era otra
que Josefa Juárez, hermana del Benemérito
de América.
Cuando este grande hombre fue a la ciu-
dad, adonde llegó el 27 de Diciembre del año
1818, la primera casa en donde se refugió y
estuvo unos quince o veinte días fue la de D.
Antonio Maza al lado de su hermana Josefa,
y de allí pasó con su benefactor el sacerdote
Antonio Salanueva.
El feliz y honrado matrimonio Maza
tuvo una numerosa familia, algunos de cu-
yos miembros aún viven, y la primera niña
habida en aquél, nació en la referida ciudad
de Oaxaca el 29 de Marzo de 1826 y fue
solemnemente bautizada, llevando desde
entonces por nombre el dulce y poético de
Margarita.
Margarita se educó y creció en los más
rígidos y severos principios de moral alen-
tados y sostenidos por cualidades naturales,
distinguiéndose desde muy niña, tanto por
el horror con que veía una injusticia, como

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