Manifiesto del Presidente de la República al ocupar la capital. México, 15 de julio de 1867

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Benito Juárez, Presidente Constitucional de la
República Mexicana1
Mexicanos:
El Gobierno nacional vuelve hoy a establecer su
residencia en la ciudad de México, de la que salió
hace cuatro años. Llevó entonces la resolución de
no abandonar jamás el cumplimiento de sus debe-
res, tanto más sagrados, cuanto mayor era el con-
flicto de la Nación. Fue con la segura confianza
de que el pueblo mexicano lucharía sin cesar
contra la inicua invasión extranjera, en defensa
de sus derechos y de su libertad.
Salió el Gobierno para seguir sosteniendo la
bandera de la patria por todo el tiempo que fuera
necesario, hasta obtener el triunfo de la causa santa
de la independencia y de las instituciones de la
República.
Lo han alcanzado los buenos hijos de México,
combatiendo solos, sin auxilio de nadie, sin recur-
sos, sin los elementos necesarios para la guerra.
Han derramado su sangre con sublime patrio-
tismo, arrostrando todos los sacrificios, antes que
consentir en la pérdida de la República y de la
libertad.
En nombre de la patria agradecida, tributo el
más alto reconocimiento a los buenos mexicanos
que la han defendido, ya sus dignos caudillos. El
triunfo de la patria, que ha sido el objeto de sus
nobles aspiraciones, será siempre su mayor título de
gloria y el mejor premio de sus heroicos esfuerzos.
*Fuente: Legislación mexicana o colección completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la Independencia de la República,
ordenadas por los licenciados Manuel Dublán y José María Lozano, México, 1878.
Lleno de confianza en ellos, procuró el Go-
bierno cumplir sus deberes, sin concebir jamás
un solo pensamiento de que le fuera lícito menos-
cabar ninguno de los derechos de la nación. Ha
cumplido el Gobierno el primero de sus deberes,
no contrayendo ningún compromiso en el exterior
ni en el interior, que pudiera perjudicar en nada
la independencia y soberanía de la República, la
integridad de su territorio o el respeto debido a
la Constitución y a las leyes. Sus enemigos pre-
tendieron establecer otro gobierno y otras leyes, sin
haber podido consumar su intento criminal. Des-
pués de cuatro años, vuelve el Gobierno a la ciu-
dad de México, con la bandera de la Constitución
y con las mismas leyes, sin haber dejado de exis-
tir un solo instante dentro del territorio nacional.
No ha querido, ni ha debido antes el Gobierno,
y menos debiera en ¡ahora del triunfo completo
de la República, dejarse inspirar por ningún sen-
timiento de pasión contra los que lo han comba-
tido. Su deber ha sido, y es, pesar las exigencias
de la justicia con todas las consideraciones de la
benignidad, la templanza de su conducta en todos
los lugares donde ha residido, ha demostrado su
deseo de moderar en lo posible el rigor de la jus-
ticia, conciliando la indulgencia con el estrecho
deber de que se apliquen las leyes, en lo que sea
indispensable para afianzar la paz y el porvenir
de la nación.
Mexicanos: Encaminemos ahora todos nues-
tros esfuerzos a obtener y a consolidarlos bene-
ficios de la paz. Bajo sus auspicios, será eficaz
Manifiesto del Presidente de la República
al ocupar la capital*
México, 15 de julio de 1867
1867
TEXT O ORI GINA L

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