A manera de conclusión
| Autor | Fernando Serrano Migallón |
| Páginas | 175-178 |
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A MANERA DE CONCLUSIÓN
QUIZÁ la pregunta más fantasiosa pero a la vez irresistible, inquietante, que
surge al contemplar la historia constitucional de México en las primeras
décadas del siglo XIX es la siguiente: ¿qué hubiese sucedido si Napoleón no
invade España, si no captura en Bayona a la familia Borbón y la obliga a
renunciar a su favor los derechos al Trono? ¿Cuál sería entonces la historia
independiente de Venezuela, Colombia, Ecuador, Argentina, Perú, Chile… y
por supuesto qué sería del devenir del México naciente, en el umbral de la
Edad Contemporánea? La cuestión es irresoluble, pero no sería extraño
imaginar un pasado enteramente distinto del histórico, tal como se conoce:
acaso esas primeras décadas del siglo XIX hispanoamericano serían un im-
pensable siglo XVIII sin Ilustración ni Revolución francesa, tal vez serían
una continuación silenciosa de los 300 años de opresión que denunciaron
los insurgentes. Serían décadas de paz, no de guerra, pero también de mo-
narquía absoluta, no de constituciones; serían sin duda décadas de tranqui-
la certidumbre, de obediencia y de autoridad inquebrantables, pero no de
libertad. Otra sería la historia, pero ¿qué hubiese sucedido si prospera la
iniciativa de Primo de Verdad en el cabildo extraordinario de la Ciudad de
México en 1808?
Reunido el cabildo, luego de conocer con espanto la renuncia de los Bor-
bones al trono en Bayona, el síndico procurador del común, el ilustrísimo
Primo de Verdad, defi nía la situación de la Monarquía y del virreinato de la
Nueva España como un interregno extraordinario; este concepto será decisi-
vo en el devenir histórico que se desata en la segunda década del siglo XIX.
Las condiciones políticas de la Monarquía Hispánica se defi nen como
extraordinarias, como lo era el interregno: la ausencia del soberano. La re-
visión e interpretación puntual de los documentos que produce el Ayunta-
miento de México en que se expresa la teoría de los “dos cuerpos del rey”
como fundamento de la reversión de la soberanía en el pueblo —o nación—
y su ejercicio a través de una junta de representantes del virreinato reunida
en la Ciudad de México, como cabeza del reino, son de capital importancia
para comprender aquella situación única, sin precedentes, indefi nible: ex-
traordinaria. No importa, puestos en este ángulo de investigación, la mala
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