Mamá, quiero ser sicario

AutorTanya Guerrero y Pablo Zulaica
Páginas29-31
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A MÍ NO ME VA A PASAR
I
Mamá, quiero ser sicario
Por Tanya Guerrero y Pablo Zulaica
Tu hijo de 16 años se quiere convertir en sicario. Va mal en la se-
cundaria, sus calificaciones no son buenas y por lo menos hoy no
entró a la escuela. En su cuenta de Facebook escribe: “No estudio
pero cómo chingan la madre”.
La comunicación en casa no fluye. No sabes qué le gusta,
mucho menos los planes que tiene para su vida. Probablemente no
eres muy diferente a muchas otras madres y él no es muy diferente
a algunos otros chicos de su edad.
Sin que siquiera lo sospeches, en este momento viaja desde el
centro del país rumbo a una ciudad del Norte. Esa mañana, fuiste a
hacer su habitación, entraste a su recámara y encontraste una nota
que te volcó el corazón.
“Me voy a trabajar al Triángulo del Oro.
No te preocupes por mí, voy a estar bien.
Desde allá te voy a mandar dinero para los gastos de la casa”.
Probablemente se refería al Triángulo Dorado, una región
donde convergen los estados de Chihuahua, Durango y Sinaloa,
cuna de narcotraficantes como Joaquín Guzmán Loera, El Chapo,
y feudo emblemático del Cártel de Sinaloa en el que la marihuana
y la amapola crecen en sembradíos entre las montañas.
Una hora después, cruzas las puertas en donde Alejandro
cursa la secundaria. Confirmas que ese día no llegó a la escuela. Sus
compañeros sabían algo más que tú. Sabían sobre el plan que tenía
de marcharse, incluso habían dejado palabras en su perfil de Face-
book como no te vayas, cuídate, suerte. Te enteras de que Alejandro
no anda solo. Su mejor amigo, Ernesto, va con él.

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