Maíz y Derechos Humanos en el contexto mexicano

AutorOscar Arnulfo de la Torre de Lara
Páginas67-87
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A FONDO
DIGNITAS 08
RESUMEN: Se pretende explicar las impli-
caciones que tiene el maíz con el fenóme-
no de lo jurídico, dentro del contexto de
globalización neoliberal que se vive actual-
mente en México. Consideramos que el
caso del maíz en México, ilustra ejemplar-
mente el sentido de la política neoliberal
aplicada abiertamente al servicio de intere-
ses de libre mercado y contra los intereses
del país y sus habitantes, sacrificando ám-
bitos comunitarios indígenas y campesinos
además de sus formas convivenciales de
reproducción de vida. Se hace crítica del
Derecho y la Ciencia, puestos abiertamen-
te al servicio del proceso de subsunción
de la sociedad y la naturaleza en el capital.
Es decir en la medida que la Ciencia y el
Derecho colaboran para que naturaleza,
sociedad y vida humana queden subordi-
nadas a las necesidades de la reproducción
ampliada del capital, y no a los intereses y
necesidades humanas. En los procesos de
lucha por la defensa del maíz –como fun-
damento de toda una cultura–, articulados
a la construcción de la autonomía; la de-
fensa del territorio; y la soberanía alimenta-
ria, vemos una cristalización concreta de la
lucha del pueblo por derechos humanos,
desde una perspectiva emancipadora y
como herramienta para incrementar los ni-
veles de humanización y democratización
en México.
RELACIÓN MAÍZ –SER HUMANO:
SIMBIOSIS Y COEVOLUCIÓN
El maíz constituye la principal base ali-
mentaria del pueblo mexicano. Se cree
que nació en Mesoamérica hace aproxi-
madamente 5 000 a 7 000 años, fruto
de un largo proceso de creación y do-
mesticación colectiva, a través de la ob-
servación constante y acumulación de
conocimiento de la naturaleza. Buena
parte de las variedades de maíz que ac-
tualmente conocemos son fruto de una
larga evolución que se dio gracias a la
paciente experimentación de nuestros
antepasados y cuyo posible ancestro se
encuentra en el teocinte o teocintle,
que algunos grupos indígenas actuales
identifican como madre del maíz; cuyos
restos más antiguos fueron encontrados
en el valle de Tehuacán y están datados
como del año 7 000 a. C.1
La
domesticación y desarrollo del maíz
fue un proceso disperso y geográfica-
mente fragmentado, que incluyó al valle
de Tehuacán, junto con otras áreas y pue-
blos del centro-sur del México actual, sin
poderse precisar aún los límites y fron-
teras exactas del proceso de domestica-
ción
2
. Si bien existen investigaciones muy
MAÍZ Y DERECHOS HUMANOS EN
EL CONTEXTO MEXICANO
OSCAR ARNULFO DE LA TORRE DE LARA
1
Cfr
. Barros, Cristina y Buenrostro, Marco, “El Mz, nuestro sustento”,
Arqueología
mexicana,
Edición especial “El Mz”, Vol. V, Num. 25, mayo –junio 1997, p. 7.
2
Cfr
. Warman, Arturo,
Los mitos del maíz.
“La historia de un bastardo”,
Artes de Méxi-
co,
No. 79, México, junio de 2006.
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avanzadas, así como documentaciones
del tránsito de la vida nómada a la civiliza-
ción, aún hay muchas preguntas sobre la
historia del maíz que no han podido ser
respondidas satisfactoriamente, como la
r
eferente a su paternidad, es decir a su
antepasado silvestre. Sin embargo Artu-
ro Warman señala que:
En cualquiera de las hipótesis, la per-
sistencia y el desarrollo del maíz hasta
convertirse en una especie que dominó
a sus ancestros y parientes silvestres,
sólo puede explicarse por la selección
artificial, por la intervención humana en
el rescate, la protección y reproduc-
ción de una línea evolutiva condenada
a muerte en su estado natural por su
incapacidad para dispersar sus frutos.
(…) el acervo de conocimientos e ins-
trumentos de los grupos humanos para
enfrentarse a la naturaleza y a la socie-
dad, es decir, a la cultura, es lo que salva
al maíz de su suicidio, ya que lo mima,
preserva y mejora.3
De la domesticación del maíz ––fruto
de un paciente diálogo entre el ser hu-
mano y el maíz–– surgió una verdadera
relación simbiótica4, mediante un so-
juzgamiento mutuo convertido en una
especie de cooperación y co-organiza-
ción, al grado de que Guillermo Bonfil
Batalla afirma que el maíz es, de hecho,
una criatura del hombre, del hombre
mesoamericano, y éste a su vez es el
hombre de maíz5. La domesticación del
maíz no sólo lo salvó de su suicidio, sino
que permitió el despegue y proporcio-
nó la base alimenticia para el desarrollo
y florecimiento de las más importantes
civilizaciones prehispánicas, además de
ser en la actualidad el principal sustento
de las culturas rurales indias y mestizas
de México. A su vez, para que el maíz
naciera fue necesaria la intervención del
ser humano, además de necesitar de
su intervención para sobrevivir, pues la
mazorca no posee un mecanismo na-
tural para dispersar sus semillas. El maíz
permitió el surgimiento y florecimiento
de las grandes sociedades prehispánicas,
que dependían de éste para satisfacer
no sólo sus necesidades energéticas,
sino que el maíz dada su importancia
entra dentro del ámbito de lo sagrado
y se convierte en el centro de la vida
social, económica y religiosa.
Esta relación simbiótica da pie a que el
maíz como el ser humano hayan evolu-
cionado en forma conjunta. Es decir que
se haya producido una coevolución. Se
le llama coevolución al “fenómeno por
el que los componentes de un sistema
complejo se redefinen mutuamente
y en el que cada uno de los compo-
nentes impone ciertas condiciones
para el éxito del otro componente”6.
3
Idem,
supra
, pp. 52 y 53.
4 Las simbiosis son asociaciones a la vez duraderas y recíprocamente provechosas entre
seres de especies diferentes. (…) la domesticació n de plantas y animales por el hombre
ha implicado fenómenos simbióticos: así, por ejemplo, las plantas cultivadas han perdi-
do cualidades de resistencia y adaptabilidad y ya no pueden prescindir de los cuidados
de sus cultivadores contra parásitos y malas hierbas, al igual que estos cultivadores ya
no pueden prescindir del producto de tales plantas. Edgar Morin,
El método II, la vida
de la vida,
Ed. Cátedra, Madrid 2002, p. 38.
5 Bonfil Batalla, Guillermo,
México profundo. Una civilización negada,
CONACULTA,
Ed. Grijalbo, México 1990, p. 24.
6 González Casanova, Pablo,
Las nuevas ciencias y las humanidades. De la Academia a la
Política,
Anthropos, Barcelona, 2004, p. 461.

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