Madero: el apóstol de la democracia

AutorDaniel Jacobo Marín
Páginas65-68
65
THEMIS | DOSSIER: DIEZ AÑOS DE LA REVISTA THEMIS
Madero: el apóstol de la democracia
Francisco I. Madero González, prócer
considerado el primer caudillo de la
Revolución Mexicana, es sin duda, pilar
fundamental en la vida democrática de
México. La consideración no es inmere-
cida, sus aportaciones al pensamiento
jurídico-electoral mexicano constitu-
yen la síntesis más valiosa que se pue-
da extraer de este personaje. Su vida,
obra y lucha política revelan más que
sus aspiraciones personales la loable
intención de transformar éticamente al
país; bajo este pensamiento subyace el
ansia unánime de un pueblo: la demo-
cracia puramente concebida.
Contexto familiar y estudios
Nació el 30 de octubre de 1873 en la
hacienda de El Rosario, población de
Parras de la Fuente, Coahuila, en el seno
de una familia opulenta. De estirpe es-
pañola, sus padres fueron Francisco
Madero –rico industrial y comercian-
te– y Mercedes González de Madero. El
joven Francisco cursó la educación ini-
cial y la musical mediante preceptores
privados en su pueblo natal.
A los 12 años ingresó al Colegio de
Jesuitas de San José en Saltillo y lue-
go realizó estudios de comercio en el
Colegio de Santa María en Baltimore,
pero como no logró aprender inglés,
regresó a Parras. En 1887 viajó a Fran-
cia con su hermano Gustavo y en el Li-
ceo de Versalles culminó la enseñanza
básica y la profesional en la Escuela de
Altos Estudios de Comercio de París.
Durante su estancia en el país galo aprendió el espiritismo, doctrina en la que
buscaba una conexión ética con los mandamientos cristianos. Sus comentarios
al poema hindú Bhagavad-Gita, que escribiría años después, demuestran su fas-
cinación por la sabiduría de oriente. No obstante el provecho de su educación
parisina, su padre y abuelo determinaron que complementara su instrucción en
Berkeley, California.
Regresó a México en 1893 con el n de ponerse al frente de los negocios de la
familia en San Pedro de las Colonias. La vida del campo lo robusteció e impulsó
con esmero los cultivos de algodón en la región, además estableció escuelas de
enseñanza básica, un colegio comercial, un comedor público y un hospital. Llevó
al extremo las acciones de caridad fomentadas por su padre: basta decir que
aprendió y ejerció homeopatía en favor de los jornaleros de su hacienda. Contra-
jo matrimonio civil y religioso con Sara Pérez, quien fue su compañera de estudio
e hija de un terrateniente regional.
Acción y vida política
La vida de campo no le fue suciente, y aún menos la política regional. En 1905
comenzó actividades periodísticas y políticas, hizo giras de propaganda y fundó
Daniel Jacobo Marín.
Publicado en “THEMIS” en mayo de 2011.

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