La lucha anticorrupción y el SNA en el gobierno 2018-2024

AutorDr. Manuel L. Hallivis Pelayo
CargoPresidente de la junta de honor del observatorio del sistema nacional anticorrupción
Páginas40-42

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Estudios internacionales demuestran que los impactos económicos de la corrupción en economías emergentes como la de México, resultan perniciosos, ya que estimulan al sector informal, desaceleran el crecimiento económico, reducen la inversión y se convierten en una amenaza directa para la gobernanza, hay poca competitividad y, en suma, se genera desconfianza hacia las instituciones. Para recobrarla, se requiere que disminuya la corrupción y para ello se necesita acabar con la impunidad, al tiempo de ir creando una cultura de cumplimiento e integridad. Uno de los propósitos fundamentales de la

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próxima administración presidencial, es la lucha contra la corrupción, la cual, se ha precisado, se realizará “barriendo de arriba hacia abajo”, expresión que denota que se llevará a cabo iniciando con los escalafones superiores de la Administración Pública Federal. Durante el sexenio que está por terminar se diseñó un Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) que todavía no se pone en marcha cabalmente.

Dos de los ejes del SNA (la Auditoría Superior de la Federación [ASF] y la Secretaría de la Función Pública [SFP]) ya cuentan con los instrumentos legales para empezar a actuar. Sin embargo, a esas dos instituciones se les quitó la facultad sancionadora, la cual pasó al Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA), sin que hasta ahora, a mediados de octubre de 2018, se hubieren designado los magistrados especializados ni después de dos convocatorias, se hubiere designado al Fiscal Anti-corrupción, lo cual es alarmante porque, primero, mientras no se le designe, no entran en vigor las reformas al Código Penal Federal y, segundo, no hay un órgano especializado que persiga este tipo de conductas delictivas. En resumen, solo funciona, y parcialmente, la mitad del SNA.

Quienes forman parte de la administración gubernamental que inicia sus funciones el próximo primero de diciembre, deben estar preocupados por haberse encontrado con un SNA que no funciona. A más de tres años de la reforma constitucional y dos de las reformas legales, los logros han sido menos que discretos, por no decir que nulos. Ya se habla de un “SNA 2.0”; sin embargo, considero que no podemos hablar de una segunda versión, cuando ni siquiera se ha puesto en marcha la primera. Se deben corregir los errores, fruto de tanto manoseo, indecisión, falta de voluntad política y modificaciones de última hora, además de la politización de las designaciones. A corto plazo, creo que se puede corregir mucho con un golpe de timón adecuado y algunas precisiones de carácter legal, para, después de cubrir la curva de experiencia necesaria, impulsar una segunda versión.

Hoy, los puntos mínimos a resolver son:

1) Despolitizar al sistema. Todos los nombramientos deben cumplir con el perfil...

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