Linaje de tres siglos

AutorDr. Jorge Barajas Palomo
CargoIntegrante del Seminario Universitario de Gobernabilidad y Fiscalización (SUG)
Páginas54-54
54
rendició n de cuentas
LINAJE DE TRES SIGLOS
Dr. Jorge Barajas Palomo
Integrante del Seminario Universit ario de Gobernabilidad y F iscalización (SUG)
Universidad Nac ional Autónoma de México
Expresiden te del IMCP
HECHOS
Quienes nacimos en el siglo XX , hijos y nietos de la
transición histórica a la modern idad, nos sabemos ple-
namente insertados en el espacio de tres siglos que nos
identifican, a l igual que las noveles profesiones, como la
Contaduría, con los empeños y luc has por un mundo de
progreso y de entendimiento ent re los seres humanos.
Reconocemos el 25 de mayo de 1907 como fech a del na-
cimiento de la profesión contable en México porque ese
día don Fernando Diez Barroso presentó en la Escuela
Superior de Comercio el examen profesional por el que
obtuvo el título de Contador, primero que se expidió en
México. Ahora, en este t iempo del calendario, se nos da
la oportun idad de conmemorar los primeros 111 años de
tan feliz aconteci miento. ¡Demos gracias!
La historia nos l leva a recordar que 10 años después
de aquel memorable hecho, cua ndo aún no se apagaba
el fragor de las bata llas de la Revolución y al impul so
de un pequeño grupo de pionero s que se reunían men-
sualmente en el restaurant “Giacomini ” de la Ciudad
de México, el 11 de septiembre de 1917 se fundó la
Asociación de Contadores Titulados, grato y emotivo
antecedente de nuestro Instit uto Mexicano de Conta-
dores Públicos (IMCP). A la convocatori a de Fernando
Diez Barroso acudieron Mario López Llera, Ernesto
M. Díaz, Ag ustín Castro, Ar nold Harmony, Luis Mon-
tes de Oca, Roberto C asas Alatriste, Rafael Mancera
Ortiz, Ed mundo Pérez Barreira, Tomás Vilch is, Maxi-
mino Anzures y Santiago Flores, cuyo espíritu colec-
tivo los movía a promover la pr áctica de la Contaduría
para contribuir a l incipiente desarrollo nacional bajo
las bases renovadas de nuestro gran mov imiento so-
cial. Desde luego, no pod ía faltar el be llo aliento fe-
menino, y de esa emotiva comunid ad formaron parte
María Guerrero, primera mujer en recibir, en diciem-
bre de 1908, el diploma de Contadora de Comercio,
y Refugio Román, la siguiente de nuestras queridas
contadoras en obtener el títu lo.
Es posible percibir entre l as luces que nos llegan del siglo
XIX, ple no de abismos y de cumbres como la tierra mex i-
cana, alg unos hechos que precedieron la dignid ad de tal
suceso. Ellas y el los nacieron en aquel siglo bajo el seno
de famili as nobles y luchadoras en el campo de las let ras
y de los movimientos soci ales y humanitar ios provenien-
tes de nuestras entrañ ables tierras de Guerrero, Hid algo,
Michoacán, Morelos, C iudad de México, Nayarit, Puebla
y Sinaloa.
REFLEXIONES
El siglo XX es e l espacio de tiempo que la histor ia registra
como el de los más altos logros c ientíficos y tecnológ i-
cos, hasta ahora, y f ue también el de las aportaciones d e
nuestros notables precursores.
El futuro ya llegó. El siglo XX I es real y da testimo-
nio de la grandeza que hemos heredado. Pero de este
linaje seremos dig nos sucesores y podrá convertirse
en beneficio colectivo solamente si sabemos respon-
der –tal como nuestros predecesores lo h icieron en su
tiempo, con resolución y amorosa entrega– a los de -
safíos de esta primera centuria de un milenio que se
nos presenta lleno de incert idumbres y ominosas cri-
sis, lo cual nos e xige diseñar sistemas de i nformación
más útil y de mayor verosi militud en los que se f un-
damenten decisiones ét icas y responsables por pa r-
te de quienes administran los bienes, los medios de
producción y los servic ios encomendados a su manejo
para el beneficio común, según lo dicta el mandato
secular de l a rendición de cuentas.
CIERRE
A ellas y a el los, antepasados lúcidos de nuestro presen-
te, sea elevado el agradecimiento y el afecto de quienes
ahora integramos e l IMCP. Que sepamos reencontrar su
voz de unión y de fe; que seamos capaces d e ofrendarles
nuestro culto a la verdad y a l a justicia que proclama-
mos en nuestros dictámenes, informes y eva luaciones
de riesgos; que aprendamos a im itarlos en la entrega que
hoy, de nuevo, nuestra patria nos exi ge.
En honor de don Fernando Diez Bar roso,
nuestro precursor
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