Libertad de tránsito y fronteras: la gran cuestión del siglo XXI

AutorMiguel Carbonell
Páginas57-83
Capítulo 3
Libertad
de
tránsito
y
Ironteras:
la
gran
cuestión
del
siglo
XXI
El
derecho amigrar remite
al
corazón
de
la
doctrina
de
los derechos fundamentales del indipiduo, esto es
al
habeas
corpus,
la
libertad personal y
de
movimiento...
Recordemos que tras
las
doctrinas jurídicas y
las
decisiones políticas hay seres humanos que sufren en
cuerpo yalma.
ERMANNO
VITALE, Ius migrandi.
INTRODUCCiÓN
La
vecindad
entre
México y
Estados
Unidos
nos
obliga are-
flexionar
constantemente
sobre el
sentido
que
tienen
las fron-
teras
en
el
mundo
actual. Se
trata
de
un
tema
crucial no sola·
mente
para
quienes
habitan
en
uno
y
otro
lado
de
la
línea
fronteriza,
sino
también
para
el
enorme
número
de
personas
que
han
dejado o
piensan
dejar
su
país
de
origen
para
ir
are-
sidir aotro. La construcción
de
un
muro
entre
ambos
países
nos
suministra
un
elemento
más
para
pensar
en
la justifica-
ción
que
tienen
las divisiones
entre
los Estados.
y
resulta
también
pertinente
hacer
una
reflexión de
este
tipo
en
un
libro
dedicado
a
analizar
los
dilemas
del
Estado
constitucional,
pues
son
precisamente
los
textos
constitucio-
nales
los
que
disponen
como
elemento
jurídico
a
tutelar
la
dignidad
de
la
persona
humana;
dignidad
que
va
tomando
forma
a
través
de los
distintos
derechos
fundamentales
reco-
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gidos
en
constituciones,
tratados
internacionales
yconvencio-
nes.
Uno
de
esos
derechos
es
el
de
la
libertad
de
tránsito.
Tal
libertad,
sin
embargo,
se
enfrenta
en
la
práctica
con
las
fron-
teras
establecidas
entre
los
Estados.
¿Con
qué
argumentos
podemos
justificar
una
limitación
(o
incluso más:
una
prohibi-
ción
total
ycompleta)
tan
severa
de
la libertad
de
tránsito
como
la
que
hoy
en
día
suponen
las
fronteras?
Lo
que
hayan
de
significar los
textos
constitucionales
en
el
futuro
no
podrá
desentenderse
de
los
actuales
procesos
de
globalización,
desde
luego complejos y
de
desiguales
alcances.
La globalización,
en
una
de
sus
vertientes,
nos
permite
una
gran
capacidad
-hasta
hace
poco
desconocida-
para
trasladar-
nos
de
un
punto
a
otro
del
planeta,
atravesando
de
esa
manera
las
líneas
físicas o
imaginarias
que
dividen alos
Estados.
Pero
ante
esta
nueva
capacidad
se
alzan
nuevos
muros,
se
refuer-
zan
los
controles,
se
utiliza alas
fronteras
no
para
resguardar
el
territorio,
sino
para
discriminar
entre
las
personas,
muchas
veces aplicando
como
único
parámetro
el
de
la
riqueza
mate-
rial:
una
persona
que
tenga
un
patrimonio
personal
cuantioso
será
bienvenido
en
casi
todos
los países, incluso bajo
formas
migratorias
privilegiadas (podrá
entrar
como
"inversionista",
por
ejemplo,
que
es
una
categoría
migratoria
un
poco
extraña,
pero
que
se
aplica
en
varios países).
El
anecdotario
de
la
crueldad
en
las
fronteras
odebido a
ellas
es
interminable
y,
para
nuestra
vergüenza,
se
alimenta
cada
día
con
una
nueva
tragedia. Lo
que
por
años
sucedió
en
el
Muro
de
Berlín
que
dividía ala
Alemania
democrática
de
la
Alemania
comunista,
hoy
se
reproduce
en
una
escala
mucho
mayor
en
el
estrecho
de
Gibraltar,
en
las
entradas
hacia
Italia
desde
Albania y
en
el
río Bravo
que
separa
aMéxico
de
Estados
Unidos.
La
imagen
de
un
hombre
que
muere
por
asfixia y
calor
en
el
interior
de
un
trailer
en
una
carretera
de
Arizona,
en
el
mes
de
mayo
de
2003,
abrazando
a
su
pequeño
hijo
de
cinco años,
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MIGUEL CARBONELL

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