El liberalismo y la política del racionalismo

AutorSheldon S. Wolin
Páginas644-682
644
XIV. EL LIBERALISMO Y LA POLÍTICA DEL RACIONALISMO
POPPER, DEWEY Y RAWLS: EL AGOTAMIENTO
DEL LIBERALISMO
La razón crítica es la única alternativa que se ha des-
cubierto para la violencia.
KARL POPPER1
Dos obras teóricas, La sociedad abierta y sus enemigos (1945) y Teoría de la justi-
cia (1971), preservaron las ambigüedades y tensiones entre el poder moderno y
el liberalismo de mediados de siglo, y ambas pronto fueron reconocidas como
clásicos del liberalismo moderno. Juntas ofrecen claves sobre la evolución del
liberalismo desde su triunfo sobre el estatismo fascista hasta adoptar temporal-
mente el Estado de bienestar.
Aunque ambos libros fueron escritos en tiempos de guerra, a pesar de que
eran guerras distintas, ninguno contempla las implicaciones nacionales de la mis-
ma, la política exterior, los establecimientos militares y las poblaciones moviliza-
das. Como consecuencia, ambos escritores no consideran la posible deformación
de una política liberal por su experiencia en la confrontación de totalitarismos.
Al mismo tiempo, tanto en la Gran Bretaña como en los Estados Unidos, la se-
gunda Guerra Mundial, con su servicio militar obligatorio universal (para los
hombres), el racionamiento de comida y combustible y los controles de sala-
rios y precios, tuvo consecuencias igualitarias. Todas las clases contribuyeron,
sufrieron y salieron adelante con carencias. El legado de esa experiencia de
demo cratización forzada fueron los programas de asistencia social del primer
gobierno laborista de la posguerra en la Gran Bretaña y la Declaración de dere-
chos, el Trato Justo de Truman y la primera legislación importante de derechos
civiles desde la Guerra Civil de los Estados Unidos. El debate en torno a la pla-
neación, en el que Popper y Dewey tuvieron una participación significativa, fue
también un debate sobre la igualdad y sobre el poder del Estado.
Por el contrario, el contexto político de la Teoría de la justicia de Rawls es-
tuvo marcado profundamente por la Guerra de Vietnam. Igual que la segunda
Guerra Mundial, la Guerra de Vietnam creó una experiencia democratizadora,
pero ésta surgió a partir de la oposición a la guerra, a la política liberal que
1 “Reason or Revolution?” [¿Razón o revolución?], en Theodor Adorno et al., The Positivist Dis-
pute in German Sociology, Harper, Nueva York, 1976, p. 292 [existe traducción al español: La disputa
del positivismo en la sociología alemana, Grijalbo, Barcelona, 1973].
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condujo a ella y a la apatía de los políticos liberales con respecto al tema de los
derechos civiles. Por lo tanto, podemos considerar a Popper y a Rawls teóricos
liberales —más que demócratas— que exprimieron teóricamente un momen-
to liberal de una manera magistral, sin comprometer al liberalismo en la revi-
sión de todas las adversidades históricas de la humanidad.
Lo que se “exprime” es, en primer lugar, las posibilidades históricas de una
cierta tradición de escritos teóricos. En el caso de Rawls, es el moralismo refi-
nado y el énfasis en la libertad individual de Kant y John Stuart Mill; en el caso
de Popper, se trata de la tensión tecnócrata que encontramos en Bentham y
Saint-Simon y que representa la fe de la Ilustración en el valor supremo de la
razón y de su mejor ejemplar en la razón científica. Ambos liberalismos son
usados dentro de un marco casi incuestionable de gobierno representativo, de-
rechos constitucionales, economía política y maestría política.
Con el fin de identificar de mejor manera algunas de las diferencias que
surgen entre liberalismo y democracia, voy a pasar de Popper a un
contempo-
ráneo suyo un poco mayor, John Dewey, que fue un demócrata más que un libe-
ral,
diferencia agudizada por las circunstancias políticas en las que escribió.
A diferencia de La sociedad abierta y sus enemigos de Popper, que fue escrita ha-
cia el final de la segunda Guerra Mundial, los textos de Dewey trataban de re-
formular el significado de la democracia mientras que confrontaban el nazis-
mo, marxismo, comunismo soviético y la intervención militar estadunidense
antes de que comen zara la segunda Guerra Mundial. Comparar a Dewey con
Popper nos permite contrastar concepciones teóricas de los papeles político y
cultural de la ciencia y prepararnos para otro contraste, esta vez con Rawls,
entre las concepciones de la filosofía política y cómo los filósofos se compro-
meten públicamente con la democracia.
LA SOCIEDAD CERRADA
La obra de Popper fue elogiada ampliamente como el análisis definitivo de los
supuestos teóricos que diferencian a una sociedad libre de sus enemigos totali-
tarios. Sirvió como un trabajo parcial sobre la experiencia del totalitarismo y la
organización de la sociedad para un estado de guerra continuo y una moviliza-
ción permanente. A pesar del título del libro y el uso frecuente de la palabra
“totalitario”, Popper no se refiere directamente al sistema nazi de poder ni a
sus atrocidades ni hace mención del estalinismo,2 sino que ofrece una caracte-
2 El resto de las veces, Popper menciona a Hitler con un tinte de desprecio; Stalin es tratado
más críticamente. Véase “The History of Our Time: An Optimist’s View” [La historia de nuestro
tiempo: una perspectiva optimista], en Conjectures and Refutations: The Growth of Scienti c
Knowlege, 2ª ed., Routledge, Londres, 1965, pp. 366 y 367 [existe traducción al español: Conjeturas
y refutaciones, el desarrollo del conocimiento cientí co, Paidós, Barcelona, 1983].
646 SEGUNDA PARTE
rización que tuvo el efecto de sustituir analíticamente categorías inútiles de
emocionalismo, misticismo y tribalismo por la compleja realidad del totalita-
rismo. Luego entonces, el totalitarismo fue construido como irracionalidad, un
contraste perfecto para la política del racionalismo.
Las características atribuidas al totalitarismo formaron un contexto más
que un objeto de análisis. Estaba totalmente centrado en el concepto de una
“sociedad cerrada”, que se puede considerar similar a un “tipo ideal” weberia-
no con una genealogía histórica determinada. Ubica sus orígenes en la antigua
Grecia, en una reacción contra los intentos de los griegos de derrocar las órde-
nes aristócratas, tribales y las relacionadas con las costumbres a favor del “in-
dividualismo, igualitarismo, fe en la razón [y] amor a la libertad”. En el curso
de esa lucha, la “fuerza de la civilización” causada por el surgimiento de la li-
bertad y el individualismo provocó una “revuelta contra la civilización” y una
reversión del irracionalismo y el tribalismo.3 La idea de una reversión de un
racionalismo a un irracionalismo volvió a surgir en la predicción que hizo Pop-
per de una crisis posterior al totalitarismo, en la que se plantearía una franca
disyuntiva entre las sociedades abierta y cerrada.
El concepto de una sociedad cerrada, según Popper, tenía profundas raíces
teóricas. En su lectura, sus orígenes se remontan a Platón, quien intelectualizó
la reacción antidemócrata, y después se adelanta a Hegel y Marx.4 Al tratar la
sociedad cerrada como una teoría y, en el proceso, explicar la supuesta atrac-
ción que ejerce sobre los intelectuales por ser afín al racionalismo científico,
Popper podía afirmar que la idea de una sociedad cerrada había sobrevivido la
derrota del nazismo, que el totalitarismo nazi fue sólo un momento parte de una
amplia tendencia, y no un fenómeno único.5 Al mismo tiempo, al representar
la sociedad cerrada como una teoría, creó un objetivo que podía ser atacado
teóricamente y lo sometió al tipo de crítica lógica atribuido a las explicaciones
científicas.
Aunque Popper no ofreció un análisis de ninguna sociedad cerrada real, la
experiencia del totalitarismo se registró en el temor del poder y la intención de
delimitarlo que predomina en La sociedad abierta y sus enemigos.6 Se expresa
en la confrontación que pretendía entre el racionalismo y el irracionalismo.
El primero estaba representado por una sociedad arraigada en la ciencia,
3 The Open Society and Its Enemies [La sociedad abierta y sus enemigos], 2 vols., Routledge,
Londres, 1945, 1: 165, 171, 175 y 176. En adelante esta obra será citada como The Open Society.
4 La discusión de Popper sobre Platón es notable por su amplio análisis histórico de los aciertos
de la democracia de Atenas. Era un tipo de argumentación que prácticamente se extinguió con el
triunfo de la  losofía analítica entre los académicos. Véase ibid., vol. 1, cap. 10.
5 Ibid., 1: 3 y 4. La discusión en torno a la planeación fue promovida principalmente por The
Road to Serfdom [El camino a la servidumbre] de Friedrich von Hayek. En sus agradecimientos,
Popper expresó que guardaba una “profunda deuda” con respecto a Von Hayek.
6 La a rmación de que la ideología nazi encarna elementos místicos, emocionales y tribales
(Blut und Boden [Sangre y tierra]) fue popular entre los comentaristas de ese tiempo.

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