En letras de oro

AutorAlexandra Reyes Haiducovich
Páginas71-76
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4*
“¡MARGARITA! ESTA corbata...” Es la corbata de moño, de ma-
riposa o de dos alas que el indio no sabe anudar. Es Marga-
rita Maza, la abnegada Margarita Maza. Es Benito Juárez
que no sabe manejarse entre esos aditamentos occidentales,
siendo que es descendiente de oreves, de orífices, de joyeros
de portentosa habilidad y pericia manual.
Y Margarita Maza acude solícita y le anuda la corbata
en un santiamén, no sin decirle: “¡Qué inútil eres, señor
Juárez!” Y la voz de la mujer lo envuelve, lo pacifica, lo
devuelve a su niñez montaraz, cuando pastor de ovejas, to-
davía no asoma en su mente la idea de abandonar el pueblo
y el lago de su pueblo. Su grandeza se humilla, claudica
su voluntad ante la presencia de la esposa que lo salva de
aquel cotidiano trance. Están el uno frente al otro, los ojos
en los ojos. Juárez, con ser de baja estatura aparece gigante
ante los ojos de Margarita. Ella, con ser más alta, está al ni-
vel de su pecho, que era donde ella quería estar: a la altura
de su corazón.
*Andrés Henestrosa, Los caminos de Juárez, op. cit., pp. 85-94.

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