Al lector

AutorManuel Eduardo De Gorostiza
Páginas53-55
AL LECTOR
En los pueblos regidos por el capricho de un monarca, a los
vasallos les sobra con saber obedecer. En los estados libres,
los ciudadanos necesitan, para obedecer bien, conocer de
antemano lo que van a obedecer, el porqué se les manda, y
las ventajas que les resultarán de su obediencia. En aquéllos,
la obediencia es un hábito o una necesidad; en éstos es el
efecto del propio convencimiento. El estimulante de los pri-
meros es la fuerza coercitiva; el de los segundos es el interés
de cada cual.
Pero ni se obedece bien lo que no se comprende bien, ni
nadie comprende lo que antes no se le ha explicado con cla-
ridad, ya sea por medio de libros elementales, ya de viva
voz. De ahí que sea en los pueblos libres una de las prime-
ras necesidades, cuando no la primera, la de que las verda-
des políticas estén al alcance de todos los ciudadanos de
que aquéllos se componen.
Y si ésta es una necesidad en los pueblos mismos en
donde la libertad tiene echadas profundas raíces, y en donde
con la práctica del hecho cada cual ha heredado la tradición
del derecho, cuanto más no lo será en los pueblos nuevos
que, como el mexicano, entran en la carrera de las naciones
libres sin un antecedente, sin más recuerdos ni hábitos que
los de la pasada servidumbre, sin otras nociones de derecho
social que las que han podido adquirir al vuelo.
Cuando hablo en estos términos del pueblo mexicano,
no se entienda de modo alguno que desconozco el mérito y
las tareas de muchos de mis compatriotas que con tanta ra-
zón brillan en el santuario, en el capitolio, en el foro, en ar-
mas y letras. No, por cierto. En México hay, y yo de ello me
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