Laudatio

AutorJosé Mario de la Garza Marroquín
Páginas23-23

Page 23

Señoras y señores:

Hablar del jurista José Ramón CossíoDíazes remitirnos a la integralidad de todas sus facetas jurídicas: la de ministro, la de académico, la de investigador, la de docente, la de escritor y la de divulgador del Derecho.

Acaso la actividad más visible del jurisconsulto Cossío Díaz sea la de máxima autoridad en materia jurisdiccional en este país. Pero estoy convencido de que su notoriedad no se debe a una cualidad de jerarquía, sino a la excepcional forma de ejercer una responsabilidad.

Ser autoridad jurisdiccional significa tener la delicada tarea de decir el Derecho, y el ministro Cossío lo ha hecho en tono muy alto. Sus proyectos, resoluciones y votos particulares tienen la impronta que sólo puede darles quien conoce profundamente las leyes, pero además incorpora sus propias conceptualizacio-nes de sociología, ética, filosofía y justicia, para darles un alcance hondamente humanista, crítico y reflexivo.

Para quien quiera conocer los osados criterios del ministro Cossío Díaz ahí están los casos paradigmáticos sobre el alcance de la reforma constitucional de derechos humanos de 2011, o la Ley de Amparo de 2013; su impecable ponencia en el caso El Encino en 2011, o la lucidez de sus reflexiones en el caso de la despenalización de la interrupción del embarazo en el Distrito Federal en 2008.

El ministro José Ramón Cossío ha dicho el Derecho, pero sin duda sus resoluciones jurídicas también hablan por él, y loque nos dicen es que ha sido un jurista de vanguardia en el que la innovación es divisa fundamental de obra y pensamiento.

Cuando decimos innovar, hablamos de declarar la bancarrota del ¡nercialismo y ser capaces de asumir riegos para marcar nuevos rumbos. El alma del vanguardista debe curtirse ante la insidia de los profesionales del "no se puede". Quizás por eso el jurista Cossío ha sido tan resuelto a defender la independencia del Máximo Tribunal del país, pero también la independencia de criterio de cada uno de los ministros que lo conforman.

Sabedor de que el consenso no es un absoluto porque en la crítica del sentir de las mayorías subyace la capacidad crítica y el discernimiento —en una democracia de libertades las unanimidades son siempre sospechosas— el ministro Cossío demostró en su voto particular que los jueces constitucionales tienen la grave misión de defender la Gran Norma, pero que para hacerlo de la mejor manera hay que estar dispuesto...

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