Juan C. Doria
Autor | E. M. de los Ríos |
Páginas | 749-754 |
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Juan C. Doria
1839-1871
EL 27 DE Enero de 1839 nació en Villagrán,
Estado de Tamaulipas, uno de los liberales
que más se distinguieron en nuestra guerra
contra la Intervención francesa, el Lic. y Co-
ronel Juan C. Doria. En el mismo pueblo de
su nacimiento recibió nuestro biografiado su
primera educación; de ahí pasó a la ciudad de
Monterrey en donde hizo sus estudios de ba-
chillerato; en 1854 pasó a esta Capital al Co-
legio de San Juan de Letrán, donde empezó
a cursar derecho, y en 1857 tuvo que volver a
Tamaulipas y de allí a Monterrey, donde al
fin recibió el título de abogado en 1862.
Al año siguiente, es decir, en 1863, los
graves sucesos de la República hicieron que
Doria empezase a tomar parte activa en
la política militante, y desde luego pasó a
desempeñar la Secretaría del Gobierno del
Estado de Nuevo León. En 1865 era ya Jefe
Político y Comandante Militar del Distrito
de Linares, y entonces, deseando servir a su
patria con las armas en la mano, se presentó
al Sr. General Escobedo, llevándole una pe-
queña fuerza de caballería en los momentos
en que el General Negrete se retiraba de la
Angostura, y en que el primero de los jefes
citados se internaba en la República para se-
guir combatiendo a los franceses.
Desde luego nombró Escobedo a Doria
Secretario de Guerra, y en este puesto con-
tinuó aun en el tiempo en que ya mandaba
el célebre regimiento de Cazadores de Ga-
leana, que se distinguió tanto en el sitio de
Querétaro.
En la época en que el General en Jefe
del Ejército del Norte ocupó a Monterrey y
se encargó del Gobierno, Doria sirvió otra
vez la Secretaría de Estado, y debido a sus
aptitudes, cada vez que el general Escobedo
tenía que separarse de los negocios civiles
por las necesidades de la guerra, encomen-
daba a Doria el Gobierno y Comandancia
Militar de Nuevo León. Un hecho notable
de la carrera militar del valiente fronterizo
es, que habiéndose improvisado soldado, su
patriotismo suplió lo que le faltaba de cono-
cimientos y experiencia, y en poco tiempo
puso el regimiento que mandaba bajo un
pie que pocos coroneles veteranos lograron
igualar siquiera.
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