Jesús y el impuesto

AutorJesús Hernández Rodríguez/Mónica Isela Galindo Cosme
Páginas9-10

Page 9

“24. Cuando Jesús y sus discípulos llegaron a Caper-naúm, los que cobraban el impuesto del templo[a] se acercaron a Pedro y le preguntaron:

—¿Su maestro no paga el impuesto del templo?

25 —Sí, lo paga —respondió Pedro.

Al entrar Pedro en la casa, se adelantó Jesús a preguntarle:

—¿Tú qué opinas, Simón? Los reyes de la tierra, ¿a quiénes cobran tributos e impuestos: a los suyos o a los demás?

26 —A los demás —contestó Pedro.

—Entonces los suyos están exentos —le dijo Jesús—.

27. Pero, para no escandalizar a esta gente, vete al lago y echa el anzuelo. Saca el primer pez que pique; ábrele la boca y encontrarás una moneda.[b] Tómala y dásela a ellos por mi impuesto y por el tuyo”.

En este pasaje descubrimos que Jesús, que en otras ocasiones no ha dudado en realizar algo que aparentemente estaba fuera de la ley, ahora en cambio se somete a ella y paga un impuesto al que realmente no estaba obligado. Actúa siempre con entera libertad y motivado sólo por Su amor y deseo de hacer bien, sea que se trate de curar a un enfermo, aunque sea sábado, sea que se trate...

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