Japón: una mirada desde la variable geocultural en relaciones internacionales

AutorGraciela Pérez Gavilán
CargoProfesora-investigadora del Departamento de Política y Cultura, UAM-X
  1. ¿Qué significa el término o concepto geocultura en el ámbito de las Relaciones Internacionales y cuál es su impacto en el análisis de la sociedad internacional contemporánea? ¿Es el análisis geocultural una variable independiente, con herramientas propias o elementos teóricos suficientes para abordar los fenómenos político-culturales que se expresan en distintos espacios o regiones de la realidad mundial actual?, o, por el contrario, ¿es una variable dependiente de los análisis geopolíticos, en los que las estrategias, mecanismos y la reordenación geográfica del poder mundial son elementos de análisis prioritarios?

    Un primer punto de partida nos conduciría a puntualizar que los análisis geoeconómicos, geopolíticos o geoculturales de la sociedad internacional no están ni pueden estar separados; por el contrario, son interdependientes y están relacionados unos con otros, ya que expresan distintos planos de análisis de una misma realidad: la sociedad mundial.

    Geoeconomía, geopolítica y geocultura son términos que se utilizan frecuentemente para aludir a las tendencias de carácter económico, político o socioculturales, que definen, por un lado, las características del escenario internacional contemporáneo y, por otro, la configuración de un nuevo mapa geopolítico mundial, el cual está articulado sobre la base de una nueva geografía del poder político mundial y de una nueva a red de interconexiones del comercio y las finanzas internacionales.

    Generalmente, los análisis de carácter geoeconómico en Relaciones Internacionales son aquellos en los que se prioriza el factor económico como elemento central en la construcción de la realidad internacional actual, ejemplo de ello serían los planteamientos de Kenichi Ohmae1 al concebir el escenario económico internacional contemporáneo sobre una plataforma tripolar, en la que destacan tres grandes bloques o regiones económicas en Asia, Europa y Norteamérica, los cuales determinan las líneas de la economía política mundial. Por otra parte, los análisis de corte geopolítico que surgen a partir de la primera y segunda Guerras Mundiales son aquellos en los que se destacan los aspectos geográficos del poder político mundial. El desarrollo de los estudios sobre geopolítica corresponde, según el analista Jorge Atencio2 a la escuela alemana representada por Kjelleni y Karl Haushofer,3 quienes destacan la importancia de los factores geográficos en la toma de decisiones de poder político por los Estados.

    Así, los estudios sobre geocultura vinculados a los análisis macro políticos a escala mundial, surgen más definidamente en las últimas décadas y están orientados a destacar los elementos culturales (lengua, religión, raza, costumbres, valores, instituciones o identidad) que están presentes en los enfrentamientos político-militares entre países, en distintas regiones mundiales y que configuran un nuevo mapa político de características geoculturales.

    Representante de esta corriente geocultural sería Samuel P. Huntington, con su muy polémica y debatida obra El choque de las civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, en la que el argumento central es que la principal fuente de conflictos internacionales no es de carácter económico o político, sino de enfrentamiento entre diferentes culturas o civilizaciones. Y también David Held, con su análisis sobre la globalización de la cultura y el destino de las naciones, en el que rescata el carácter histórico de la interdependencia y de la globalización de las culturas.4 El término geocultura también es utilizado por Immanuel Wallerstein,5 en su crítica cultural antisistémica a la geocultura del desarrollo capitalista, cuando analiza los dilemas históricos del liberalismo.

    Nuestro interés en las presentes líneas no es abordar particularmente la reflexión en torno a las características o el impacto de las variables geoeconómicas o geopolíticas en la formación de la sociedad mundial contemporánea; trabajo que excedería con mucho la intención de estas reflexiones. En éstas, nuestra atención está dirigida a destacar la peculiaridad del enfoque geocultural como un ingrediente nuevo o una variable más que aporta mayores elementos o mayor claridad en la comprensión del escenario internacional a principios de este siglo.

    Como ejemplo o ejercicio de reflexión, en este ensayo abordaremos el caso de Japón, cuyo análisis geocultural puede ser contemplado desde perspectivas analíticas distintas; por ejemplo bajo el prisma de análisis de la corriente liberal o desde los parámetros analíticos de la corriente realista.

    El análisis de las variables culturales japonesas, que permean distintos planos de la política, de la economía y la organización social del Japón contemporáneo, ofrece un vasto material de análisis por las características peculiares y únicas de su cultura y civilización, cuyo estudio nos permite comprender más claramente las características de su funcionamiento y dinámica social, y los retos que enfrenta como potencia regional en Asia y como destacado actor en el escenario internacional contemporáneo.

  2. Para abordar más detenidamente el análisis de la variable o enfoque geocultural, aplicado al caso de Japón, resulta obligado referirnos muy brevemente al proceso de globalización o mundialización actual, ya que es en este contexto donde surge y se perfila más claramente esta categoría de análisis.

    El proceso de globalización, en su fase actual o hiperglobalizada, no es un fenómeno nuevo ni homogéneo, data, para algunos autores, del Renacimiento y la formación de los Estado-nación; para otros, es en el siglo xix y la expansión del capitalismo cuando se irradia con mayor intensidad, y para otros más, es un fenómeno que se percibe más claramente a partir de los años sesenta, con la interacción cada vez más estrecha de la red del comercio, las finanzas, la comunicación, los avances científico-tecnológicos y los múltiples movimientos y manifestaciones sociales que han transformado a escala mundial las formas de organización social, del trabajo, los espacios del poder político y el surgimiento de nuevos actores en el escenario internacional.

    El grado de aceleración e intensidad en las últimas décadas del proceso globalizador, no se ha desarrollado en forma lineal o simétrica; por el contrario, es un proceso desigual que se manifiesta en forma irregular en distintas regiones y en distintos países de la esfera internacional.

    Particularmente en el área cultural, el fenómeno de globalización ha generado redes trasmigratorias de culturas que rebasan los límites geográficos o fronterizos entre Estados. Sin embargo, este proceso, lejos de ser homogéneo e integrar o universalizar valores, creencias, significados, símbolos o actitudes en la sociedad internacional, ha provocado, paradójicamente, una cierta unificación en modas, consumo de bienes e intercomunicación e información, y por el otro lado, ha generado el resurgimiento de nacionalismos y movimientos políticos-religiosos en diversas regiones de Europa oriental, Medio Oriente y Asia, que reivindican sus valores y su propia identidad frente a la visión occidental dominante. La emergencia de esta nueva y compleja realidad cultural, vinculada a los efectos de la globalización a escala mundial, es rescatada y analizada en sus múltiples facetas por Judit Bokser y Alejandra Salas Porras en su ensayo sobre “Globalización, identidades colectivas y ciudadanía”.6

    La reciente guerra multinacional en Kosovo, con la participación de las potencias de la OTAN en el conflicto yugoslavo; los movimientos nacionalistas en Indonesia, el conflicto chino-tibetano, el repunte de un fuerte nacionalismo japonés, la violencia étnica entre musulmanes y cristianos en Nigeria, el movimiento independentista de grupos musulmanes en Grozny, Chechenia, los conflictos entre Paquistán y la India, y el permanente conflicto palestino-israelí, entre otros, ejemplifican estos procesos.

    También se podrían mencionar las reivindicaciones culturales y étnicas indígenas presentes en el movimiento zapatista del Ejército de Liberación Nacional, en el sureste de México, o también las reivindicaciones de identidad y cultura de la red trasmigratoria de chicanos o mexicano-estadounidenses en las regiones fronterizas entre México y Estados Unidos.

    Todos estos enfrentamientos en diversas regiones mundiales ilustran las dimensiones conflictivas de identidad, étnicas, religiosas y culturales que están presentes entre los países en el actual proceso de globalización y que forman una nueva geografía cultural, conflictiva y en constante movimiento. Y es precisamente en este contexto en donde surge y se incorpora en las últimas décadas a los...

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