Introducción

AutorMarco Antonio Núñez Hernández
Páginas9-10
INTRODUCCION
Desde hace siglos, los diferentes pueblos de la tierra han creado
diferentes nomenclaturas encaminadas a agrupar ordenadamente
las diversas mercancías que a lo largo del tiempo han atravesado
por sus aduanas.
Podemos decir que estas nomenclaturas eran consecuencia de
su propia época y del lugar donde se desarrollaban, y si pudiéra-
mos disponer de una máquina del tiempo, que nos permitiera viajar
en el espacio-tiempo, podríamos caminar entre las calles de la anti-
gua Roma y ver las mercancías que atravesaban por sus aduanas,
podríamos resumir los materiales de los que estaban hechas en
algunas maderas, metales sin alear, alimentos oriundos del mun-
do conocido, textiles fabricados en fibras naturales, juguetes arte-
sanales, etc. En ese mismo viaje, haciendo escala en otro lugar y
en otro tiempo, también remoto, veríamos a los soldados en la In-
dia antigua, encargándose de las labores aduaneras, porque eran
ellos quienes el pasado cumplían esas funciones y después, dando
otra programación a aquel ingenio, cambiando fechas y coordena-
das, visitaríamos otra cultura, también de portentosas característi-
cas; aquella urbe que Hernán Cortés, en sus Cartas de Relación
dirigidas al emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio
Romano Germánico, asombrado la describió como una metrópoli
más desarrollada que cualquiera de España. Ahí, en aquella mági-
ca, en aquella maravillosa, en aquella legendaria Tenochtitlan, nos
encontramos con los quimichines, que era como se denominaba a
las personas que tenían por empleo el de revisar la mercadería que
cruzaba por cualquiera de las cuatro aduanas, ubicadas cada una
en las cuatro diferentes calzadas que daban acceso a la ciudad;
aves, semillas, textiles, majestuosos objetos de oro y de plata, ali-
mentos, juguetes y muchas otras manufacturas.
Así, las líneas anteriores no son más que una breve descripción
del devenir aduanero de otros tiempos; y desde entonces y hasta
nuestros días “mucha agua ha pasado bajo el puente”. Las mer-
cancías han evolucionado y con ellas la actividad aduanera.
Ahora bien, clasificar arancelariamente las mercancías es un pro-
ceso que incluye una serie de técnicas y de principios encamina-
dos a dar un orden lógico que facilite la identificación de la fracción
arancelaria correspondiente a las diferentes mercancías que pasan
por las aduanas independientemente de las condiciones en que

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