Introducción

AutorRubén Pacheco Inclán
Páginas12-17

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Al hablar de los derechos humanos1 debo iniciar por ubicarnos en la óptica del pensamiento postmoderno2 para entender esta concepción en el contexto actual; ya que, si bien es cierto, los hoy llamados derechos fundamentales3 aún a la vista de los más radicales y puristas de los términos lingüísticos y que han hecho largas definiciones para distinguir un contenido conceptual de otro han llegado al consenso de que no podríamos entenderlos si no partimos de la base contexto-épocal que nos sirvan de referencia para su discernimiento y conceptualización.

Mucho se ha dicho que los derechos humanos o naturales, por ejemplo, que son inherentes al hombre, esto con el fin de referirse a una naturaleza humana única, perenne, trascendente, sempiterna, que no

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cambia, ni se transforma, ni tampoco se modifica aún en contra de las concepciones sociales imperantes en un lugar y espacio determinado. Sin embargo, también se ha dicho que los derechos humanos son substancia en el hombre. Por ello, debemos comprender que éstos responden jurídicamente al horizonte comprensivo consecuente de una época o territorio específico. Si derivan del ser humano y son inherentes a é, lo cual no tenemos duda, ¿cómo podríamos explicar que éstos a través de la historia han sido subjetivados de tal manera que ha habido épocas en las que su aplicabilidad contradice, e incluso, rompe todo parámetro de la visión de hoy? Han existido épocas en que los derechos humanos han sido tratados como gracia o garantía otorgada por el gobernante en turno según los contextos sociales4. Sí como se ha dicho el derecho humano es un derecho per se, no podemos dejar de lado que éstos se objetivizan a través de la racionalidad y que se transforman en positivismo formal, conveniente y transitorio.

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Es claro que, en el esquema de nuestra época y nuestras sociedades, los derechos humanos son tratados como inmanentes al Ser, entendiendo al Ser ontológico del hombre5 –hago esta aclaración- porque debemos considerar que si bien es cierto los derechos humanos hoy son evidentes, tangibles, discutibles y hasta modificables6 –lo que constituye una contradicción con la valoración ontológica de los derechos humanos, criticable, incluso, frente a un radicalismo puro- ya que es indudable que las dos corrientes más acendradas en los planteamientos relacionados con derechos humanos son aquellas que sustentan la existencia de los Derechos per se en el hombre inmutables, universales e intrínsecos a aquellas que plantean derechos derivados de su reconocimiento racional e identificados a raíz de su incorporación a las normas jurídicas; la una, natural7 ; la otra, iuspositivista8.

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Al apreciar, con rudeza y cierta frialdad, las concepciones actuales de los derechos humanos, podríamos confrontarnos con creencias, mitos y atavismos que limitan el verdadero entendimiento de los derechos fundamentales del hombre. Arrancar o vulnerar los dogmas heredados sobre la concepción ilustrada y moderna de los derechos humanos, puede ser un desafío para cualquier pensador libre que desee ir a la esencia, de los hoy tan aclamados, derechos humanos. Sin embargo, es obligación de aquellos a quienes nos mueve el interés subyacente de las cosas, identificar claramente si es que existe la esencia de éstos derechos o bien sólo es un mero discurso de política internacional, que hoy ha cobrado relevancia y como toda moda dejará de ser en algún...

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