Introducción
| Autor | Andrés Reyes Rodríguez |
| Cargo del Autor | Universidad Autónoma de Aguascalientes |
| Páginas | 17-23 |
I.
Introducción
En Aguascalientes la democracia se convirtió en una moda sin que prece-
diera una discusión sobre la naturaleza de esa realidad política. La conse-
cuencia de esta fragilidad ha tenido costos que tampoco han sido objeto
de deliberación. Luego de 15 años de alternancia efectiva, muy pronto
los sueños democráticos se enfrentaron con la realidad y la ausencia del
debate ha incrementado el desencanto.
En los años recientes la palabra democracia se ha pronunciado más
veces que en los dos siglos anteriores y, sin embargo, a pesar de esta fre-
cuencia, existe un gran desconocimiento sobre la naturaleza, el alcance
y los límites de su operación como sistema.1 En algún sentido, se piensa
que decir era igual a hacer, pero no ocurrió así. La moda indiscutida fue
aprobada socialmente por unanimidad y ahora el desaliento es igual de
grande que la incertidumbre. Lo único claro es que hay de por medio una
realidad compleja por explicar o, al menos, por comprender.
Un poco antes de la alternancia, la democracia era una esperanza:
la posibilidad de una nueva sociedad en la que las carencias políticas se
resolverían de una vez por todas. Algunos la concibieron como la puerta
de entrada a una mejoría social y económica. Todas las interpretaciones
eran positivas, pero todo esto era más una intuición que una certeza.
El bajo volumen de resultados positivos se convirtió en desaliento. An-
tes de saber qué era la democracia ya había razones sucientes para la de-
cepción y, pese a todo, esta contrariedad ha sido poco analizada dando lugar,
consecuentemente, a explicaciones rápidas y fáciles. La primera impresión
atribuyó el problema a la incapacidad de la clase política para convertir el
ideal democrático en un mejor gobierno. En un plano de mayor diversidad
explicativa, se identicó a la corrupción, la pobreza y los bajos niveles de
escolaridad como razones complementarias del desánimo.
Una primera mirada a la breve experiencia democrática de Aguasca-
lientes enseña que la complejidad del fenómeno no se agota en el senti-
do común y menos aún en el marco de una conversación ocasional. Para
empezar, la democracia no es igual para todos los países ni en todas las
épocas. Tampoco responde a una sola denición. Se trata de una materia
complicada que requiere de estudio, de observaciones detalladas y de jui-
cios pausados para reconocer los alcances y límites de su existencia.
Para ganar claridad nada mejor que plantear cuestionamientos bási-
cos. La pregunta más elemental sería: ¿qué se entiende por democracia?,
y si ésta ya se vive plenamente en la sociedad o si aún se encuentra en
una fase de tránsito. Si ya existe, el siguiente punto consistiría en saber
qué tan buena es esa democracia, dado que en esta región de México la
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ciarepresentativa.Entalsentido,incluyeactitudesprincipalmenteformales.Enesta
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