Introducción

AutorRosario Vidal Bonifaz
Páginas25-32
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AUNQUE CON precedentes que pueden rastrearse hasta los primeros años
de la era posrevolucionaria, en el caso de nuestro país el empresariado
cinematográfico en el sector de la producción se establece hacia princi-
pios de la década de los treinta como resultado del impacto, positivo en este
caso, que los sistemas con sonido integrado a la imagen tuvieron en di-
versos países antes plenamente dominados por el cine hollywoodense;
pero también como consecuencia de la política “nacionalista”, es decir,
proteccionista y de intervención por parte del Estado mexicano durante
los regímenes del “Maximato Callista” y el gobierno Cardenista, perio-
do en el que se conjugan la crisis económica y la transición política.
Nuestro empresariado cinematográfico en el área de la producción se
consolida a fines de los treinta, en plena euforia cardenista, y alcanza su
plenitud como fracción de clase durante los cuarenta gracias a una serie
de procesos de institucionalización interna y al apoyo del Estado.
Durante los cincuenta y sesenta, al amparo de los regímenes del
periodo de “desarrollo estabilizador”, se produce un claro fenómeno de
monopolización sobre todo en los sectores de la producción, realización
y exhibición. A partir de entonces, la industria fílmica nacional comien-
za a girar en torno a un pequeño núcleo de empresas fundadas por va-
rios pioneros del cine sonoro mexicano y por sus respectivas familias:
los Rodríguez, los De Anda, los Gazcón, los Cardona, los De Fuentes,
INTRODUCCIÓN
El arte del cine quiere ser objeto digno de vuestras mediaciones:
reclama un capítulo en esos grandes sistemas
en los que se habla de todo, excepto del cine.
BÉLA BALÁZS

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