Internautas, verdes y pentecostales: ¿nuevos patrones de comportamiento político en Brasil?

AutorHelcimara Telles - Pedro Santos Mundim - Nayla Lopes
Páginas113-158
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Introducción
En este texto se analizarán los resultados logrados por Marina Silva en las elecciones
presidenciales de 2010. Para poder evaluar cuáles son los principales factores explicati-
vos de la votación obtenida por la candidata del Partido Verde () vamos a controlar
variables sociológicas, políticas y mediáticas. Evangélica y afi liada a un pequeño par-
tido, Marina Silva obtuvo 19.6% de los votos en esas elecciones. La candidata logró
la tercera colocación, y su desempeño permitió a José Serra, del Partido de la Social
Democracia Brasileña (), participar en la segunda vuelta y disputar la preferencia
de los electores con Dilma Rousseff , del Partido de los Trabajadores ().
Es importante subrayar una particularidad en la política brasileña: desde 1989,
Luiz Inácio Lula da Silva fue candidato por el  y participó en todas las contien-
das presidenciales, excepto la de 2010. En 1989, perdió en la segunda vuelta contra
Fernando Collor de Mello, del Partido de la Reconstrucción Nacional (). Collor
era un “conservador carismático del nordeste, conocido por las grandilocuentes cam-
pañas en contra de la corrupción”,1 pero, así como Lula, representaba la renovación
política. En 1994 y 1998, el candidato petista fue consecutivamente derrotado por
Fernando Henrique Cardoso (), que gobernó con popularidad amparada por el
Plan Real. Ese plan económico cambió la moneda, controló la infl ación y estabilizó
la economía.
A partir de esas derrotas, los grupos más radicales del  pasaron a ser controlados
por el Directorio Nacional del partido, suscitando que en 2002 se seleccionara a José
Alencar, un empresario del sector textil —del entonces Partido Liberal ()— para
componer la fórmula electoral liderada por Lula. La estrategia de moderación fue
representada por la redacción de la “Carta a los brasileños”, que garantizaba a los
mercados el mantenimiento de los fundamentos macroeconómicos y la estabilidad
Internautas, verdes y pentecostales:
¿nuevos patrones de comportamiento
político en Brasil?
Helcimara Telles, Pedro Santos Mundim y Nayla Lopes
114 EL VOTANTE LATINOAMERICANO
para la inversión de capital.2 Lula alcanzó la presidencia en la segunda vuelta, dispu-
tando contra José Serra (), y fue reelegido en 2006, derrotando de nuevo a un
candidato del , en la época el ex gobernador de São Paulo, Geraldo Alckmin.
El principal aporte de los mandatos de Lula fue el programa Bolsa Familia y el
hecho de haber arrancado a más de 40 millones de brasileños de las garras de la
miseria.3 Los programas sociales y la ampliación de nuevos sectores medios le dieron
popularidad histórica al ex presidente. La estabilidad fi scal, el crecimiento econó-
mico y los programas de disminución de la pobreza y desigualdad produjeron una
opinión pública positiva sobre los gobiernos de Lula. Sin embargo, las denuncias de
corrupción ocurridas en sus mandatos pueden haber debilitado sus vínculos con la
clase media tradicional, aunque las pruebas hayan sido insufi cientes para que él fuera
imputado por los electores en 2006.4
Las elecciones de 2010, ganadas por Dilma Rousseff , se realizaron por primera vez
desde la redemocratización brasileña sin que el ex presidente Lula fuese uno de los
participantes. Esa particularidad, per se, hace de esas elecciones un objeto relevante
para los estudios electorales. Por primera vez se pusieron a prueba hipótesis sobre
cómo se comporta el elector sin la presencia directa de Lula en la disputa. En este
texto, optamos por analizar una laguna en esos estudios: el voto para Marina Silva,
una candidata cuyos resultados sorprendieron a los especialistas y a la opinión públi-
ca. El análisis de su desempeño puede contribuir para elucidar las actitudes de una
parte importante del electorado, que no se encuentra alineada con petistas, lulistas y
socialdemócratas, y que todavía no ha sido objeto de investigaciones más profundas.
Estudios y teorías sobre el comportamiento electoral en Brasil
En función de la constante presencia de Lula en las disputas hasta 2006, los estudios
electorales posredemocratización tuvieron como unidad de análisis el voto en algún
candidato contra Lula. Las investigaciones se arriesgaron a preguntar “por qué Lula
perdió o ganó” y “cuáles fueron las razones del éxito de su gobierno”. Las hipótesis
afrontaron la ineludible necesidad de explicar sobre el voto para Lula. La mayor parte
de esos estudios se basan en encuestas de opinión, ceñidas a datos electorales agre-
gados y apoyados en teorías clásicas del comportamiento electoral. Los principales
postulados de esas investigaciones han sido extraídos de la bibliografía internacio-
nal, como la corriente sociológica5 y la psicológica.6 Aunque las dos vertientes hagan
mayor énfasis en la estabilidad que en los cambios de los electores, sólo la primera
reconoce la importancia de las variables mediáticas y de campaña, aunque para con-
cluir que sus efectos serían limitados.7 Cuando se trata de una selección racional, se
emancipa al elector de las determinaciones estructurales y aptitudinales,8 y las cam-
pañas vuelven a ganar más visibilidad. Por eso, recientemente han sido examinados
los efectos de los media y de los eventos de campaña sobre el voto.9
La ideología, el voto retrospectivo, el personalismo e incluso la comunicación
política son algunas de las explicaciones dadas al desempeño del candidato y ex
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INTERNAUTAS, VERDES Y PENTECOSTALES
presidente Lula. Para interpretar las elecciones realizadas en la década de 1990, se
dedujo que el cálculo racional —tal como la evaluación retrospectiva del desem-
peño de los candidatos y las percepciones sobre la economía nacional, así como
sus efectos colectivos y personales— afectó la conducta del elector.10 Con base en
otra teoría, Singer11 utilizó la escala de autoubicación del elector en el continuum
izquierda-derecha para confi rmar que, diferente de los factores de corto plazo,
como el rechazo a los políticos, el sentimiento oposicionista y el voto de protesta,
fue la ideología el principal motivo para la decisión de votar por Lula y por Fer-
nando Henrique Cardoso, en 1989 y 1994. Aunque muchas de las investigaciones
realizadas para elucidar el comportamiento electoral sean acreditadas por la escuela
sociológica, ese modelo fue contrariado en las elecciones de 1996 a 2004. Esa ver-
tiente, que controla los votos por identidades grupales —como escolaridad, renta,
religión, color de la piel y lugar donde vive—, no repercutió en la conducta del
elector, pues no fueron encontradas asociaciones signifi cativas entre los individuos
agregados a esos grupos y las intenciones de voto para presidente.12
En los análisis de las elecciones realizadas a partir de 2002, aparecen estudios
señalando que nuevos factores, como los identitarios, la comunicación política y la
cobertura de la prensa, orientaron la decisión del elector brasileño. Se observó que,
en 2002, la propaganda difundida en el horario gratuito de propaganda electoral
()13 y los eventos de campaña, como los debates, contribuyeron para convencer
a los indecisos de cambiar su posicionamiento en dirección a alguno de los candida-
tos.14 El impacto de las campañas en 2002 pudo ser notado en la construcción de la
preferencia electoral, pues el voto por Lula había sido determinado “por la propagan-
da político-institucional, por el , por la identifi cación partidaria por el , por la
adhesión de Lula al establishment y por su desempeño en los debates”.15 La cobertura
realizada por los cuatro principales periódicos impresos del país cambió las predis-
posiciones actitudinales de parte del electorado en 2002 y 2006, orientándolos hacia
los candidatos de la oposición.16 La identidad nordestina contribuyó para construir
una opinión positiva alrededor de Lula, permitiendo que la afi nidad con ese político
hubiese sido transformada en votos, en las elecciones de 2006.17
Los análisis más recientes se han ocupado de los cambios ocurridos en el electora-
do del ex presidente Lula, hacia las capas más pobres. Esa mutación fue interpretada
como una realineación política producida por, en las palabras de Singer,18 el lulismo,
que descifró el fenómeno anclado en la tradición teórica marxista. Existiría, todavía,
un movimiento en el que las bases de Lula se dislocarían de los territorios electorales
del , pasando a caminar en orientaciones independientes.19 Barquero20 reafi rma
la precedencia del ex presidente sobre las identidades partidarias, y con base en las
teorías del capital social, admite el personalismo como el principal motivo para el
voto por Lula en 2006.
Todavía en cuanto a las razones de éxito del ex presidente petista, se intenta de-
mostrar que, antes de ser un fenómeno de estructura populista, el voto que le fue
dado en 2006 se debió a factores pragmáticos y económicos. El cambio de su base
electoral podría ser explicado por el hecho de que, en general, los presidentes brasile-

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