La interdisciplinariedad como estrategia de investigación. Etnografía, historia, microhistoria y vida cotidiana

AutorMacarena Flores Villeda
CargoDoctora en Sociología por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Páginas31-47
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LA INTERDISCIPLINARIEDAD COMO ESTRATEGIA DE INVESTIGACIÓN.
ETNOGRAFÍA, HISTORIA, MICROHISTORIA Y VIDA COTIDIANA
Macarena Flores Villeda*
RESUMEN. El trabajo etnográfico permite descubrir una serie de
momentos y grados de tensión, de ruptura y cohesión a los
que de otra manera resulta difícil acceder. Como herramienta
es útil para el estudio de diversos procesos sociales. La presente
reflexión está guiada por la pregunta: ¿Cómo se ha innovado en el
uso de técnicas y métodos como estrategias de investigación? Sin
duda, las estrategias responden necesariamente al problema de
investigación. Hay dos caminos para establecer las rutas a seguir:
iniciar con el trabajo empírico o con las fuentes escritas. Una u
otra determinarán qué sigue. En ambos casos, la etnografía, la
historia, la microhistoria y el análisis de la vida cotidiana pueden
ayudar a aclarar y completar las imágenes. Las miradas cercanas
evidencian los detalles, lo que no se mira desde la lejanía del
tiempo o desde la distancia geográfica. Para dar respuesta a
esta pregunta ofrezco el caso de la disputa por tierras entre dos
comunidades y un ejido del Alto Balsas, Guerrero. Los datos pro-
vienen de mi tesis doctoral.
PALABRAS CLAVE. Etnografía, historia, microhistoria, vida cotidiana.
En la investigación etnográfica la observación directa, las entrevistas,
las conversaciones informales y la historia oral son herramientas ele-
mentales para recabar información cualitativa. Cuando se trata de ir
a lo más sentido, aquello que toca la sensibilidad de los sujetos para
descubrir lo que hay detrás de las palabras y las acciones, estas tres,
* Doctora en Sociología por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Dirección
electrónica: macarenaflores@hotmail.com
Volumen 9, número 19, mayo-agosto, 2012, pp. 31-47
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MACARENA FLORES VILLEDA
herramientas resultan complementarias. La conversación informal tie -
ne la ventaja de aportar una gran riqueza de datos. Generalmente
se trata de conversaciones en las que no media la intimidación de la
formalidad, del saber que ésta quedará grabada, la incertidumbre de
cómo se utilizará la información vertida. Los datos recabados con estos
instrumentos para la investigación sociológica y antropológica son, la
mayoría de las ocasiones, factibles de ser nutridos con la perspecti-
va histórica, microhistórica y con el análisis de la vida cotidiana. No
sólo subsanan la ausencia de información, dan claridad y precisión a
la misma, permiten reconstruir el pasado para tratar de comprender el
momento actual. Se trata de recuperar los detalles finos, lo velado.
La interdisciplinariedad ha alcanzado una creciente importancia en
los últimos años. La producción científica avala su utilidad al poder
dilucidar procesos que de otra manera serían explicados y analizados
a medias. La sociología y la antropología son dos de las ciencias con
mayor apertura para valerse de herramientas tan valiosas como las men-
cionadas. En este sentido Aceves (1996: 11), al analizar la utilidad de la
historia oral, destaca la importancia de la confluencia interdisciplina-
ria que vincula a la antropología, la sociología y la psicología con la
historia oral.
La historia nos permite reconstruir imágenes del pasado y se
encuentra en perfecta consonancia con la oralidad y la etnohistoria. Ésta
permite el estudio de las sociedades coloniales a partir de la informa ción
plasmadas en relatos y crónicas escritos por los españoles, proporciona
datos acerca del antes y el después. El análisis de esos cambios da acceso
al modo de vida de los sujetos en cuestión.
Vincular el trabajo etnográfico con la historia regional y la micro-
historia permiten rastrear los elementos culturales transmitidos de
generación en generación: el idioma, la costumbre, la religión, la
con cepción de mundo, lo que importa a los sujetos. Las maneras de
organizarse económica, social y políticamente en momentos y espa cios
específicos son también susceptibles de ser observados, documenta-
dos y analizados como procesos con su devenir histórico (Batalla, 1985).
Como señalan Levinson, Sandoval y Bertely al referirse a la etnografía
educativa, el trabajo etnográfico continúa fortaleciéndose como opción
metodológica porque permite tanto en éste caso, como en muchos otros,

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