La integración del Maghreb: el segundo ensayo

AutorZidane Zeraoui
CargoProfesor-investigador, Universidad Iberoamericana y unam.
Páginas347-370

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La globalización económica mundial que se consolida cada vez más impone un reto a las débiles economías del Tercer Mundo. Dentro de la esfera del capitalismo central, los países industrializados buscan ampliar sus mercados internos para crear economías de escala con el fin de competir ventajosamente con los megamercados regionales emergentes.

El Tratado de Libre Comercio entre Canadá, Estados Unidos y México creará una zona comercial de casi 350 millones de consumidores, con un Producto Nacional Bruto (PNB) de 5.7 billones de dólares. En Europa, el proceso integracionista es todavía más elaborado en la medida que para principios de 1993 19 países conformarán el Espacio Económico Europeo, megamercado de 400 millones de habitantes con el tercio del PNB mun-Page 348 (7.5 billones de dólares).1 En Asia, la Conferencia de la Cuenca del Pacífico, promovida por Japón, busca la formación de una vasta zona de libre cambio alrededor del océano más grande del mundo.

El cambio económico impulsado por el centro capitalista es un desafío a las naciones dependientes. El reto implica la integración económica regional para hacer frente a los bloques económicos. En el Mundo Árabe, con el derrumbe del sistema bipolar y el debilitamiento de la división ideológica regional, las condiciones para la formación de bloques regionales son más adecuadas que durante las décadas anteriores. La nueva situación mundial permitió la emergencia de grupos regionales a partir de 1989 con la formación del Consejo de Cooperación Árabe (Irak, Jordania, Egipto y Sudán) y la Unión del Maghreb Árabe (Argelia, Marruecos, Mauritania, Libia y Túnez), además de la creación, desde 1981, del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudita, Omán, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Bahrein) y de la reunificación de Yemen en 1990.

En este ensayo analizaremos uno de los principales procesos integracionistas del Mundo Árabe, el caso del Maghreb que tuvo dos ensayos: el primero en los 60 y el segundo a partir de 1989. En la primera sección del trabajo se hace un esbozo de las tentativas unionistas para analizar las causas de los fracasos, en particular en el caso del Comité Permanente Maghrebino de Cooperación (CPMC). La segunda parte se enfoca a la recién creada Unión del Maghreb Árabe (UMA) y a las condiciones económicas de su surgimiento. Finalmente, el último capítulo analiza la cuestión del fundamentalismo, principal obstáculo a la realización de la UMA, haciendo énfasis en el caso argelino por la importancia que tiene el Frente Islámico de Salvación en la política nacional y su repercusión en el proceso integracionista.

1. Integración y desintegración

Los procesos de unificación regional no son elementos nuevos en el Mundo Árabe. Desde la década de los años 50 varias tentativas fueron realizadas pero sin éxito. La República Árabe Unida (Egipto y Siria, 1958-61), los Estados Unidos Árabes (RAU y Yemen, 1958-61), la Unión Árabe (Jordania e Irak, 1958), etc., fueron algunos de los numerosos proyectos integracionistas que chocaron con la realidad árabe.

En efecto, a pesar del mito de la nación árabe y del sueño unificador, las diferencias regionales son obstáculos que llevaron a los intentos integracionistas al fracaso. Jaime Isla López2menciona cinco problemas que obstaculizaron la realización de las unidades regionales.Page 349

En primer lugar, el Mundo Árabe no posee una uniformidad geográfica. En segundo, los distintos intereses políticos existentes entre los regímenes árabes han enfrentado constantemente a estos gobiernos entre sí, impidiendo la uniformidad de criterios en cuanto a la conceptualización y la forma como estos movimientos deben llevarse a cabo. El proyecto socialista nasserista se enfrentó a la política conservadora saudí.

El problema social constituye el tercer obstáculo:

"La inmensa mayoría de los miembros de la sociedad árabe son campesinos que viven en un atraso y abandono lamentable. Esto hace que la sociedad árabe tenga características medievales en la que no existen mecanismos tradicionales en los que se pueda apoyarla idea de unidad, ya que la estructura social árabe no posee un armazón lo suficientemente resistente para que sobre él se construyan complicadas estructuras políticas".3

Como países en vías de desarrollo, las naciones árabes están todavía muy lejos de conseguir su integración económica interna, lo que impide su extensión a otros estados. Finalmente, a pesar del discurso panarabista, los nacionalismos locales se consolidan y enfrentan entre sí para conformar el Estado-nación que todavía está en su propia búsqueda.

A estos problemas debemos agregar otros elementos. La división bipolar del globo se reflejó en el Mundo Árabe en el surgimiento de dos movimientos opuestos, cada uno apoyado en alguna de la dos superpotencias. A pesar de la voluntad unionista, las fisuras ideológicas impidieron un acercamiento real. Por otra parte, varios procesos integracionistas se llevaron a cabo no por una necesidad intrínseca de unión, sino para conformar bloques frente a otras naciones árabes. El acercamiento entre Irak y Jordania en 1958 fue un movimiento encaminado a equilibrar el balance regional entre radicales y moderados. Sin embargo, la caída de la monarquía hashemita de Bagdad en julio del mismo año provocó la disolución de la proclamada unidad.

Finalmente, elementos coyunturales fueron en muchos casos el motor de los proyectos integracionistas. Lo que llevó a Siria a acercarse al Egipto nasserista no fue una convergencia ideológica entre los dos regímenes, sino el temor existente en Damasco de una posible toma del poder por parte del Partido Comunista Sirio. La República Árabe Unida sirvió fundamentalmente para aplastar el peligro comunista en Siria. La desaparición de éste provocó también la de la Unión.Page 350

En África del Norte, desde antes de las independencias nacionales el proyecto unificador formaba parte de los discursos de los líderes de los movimientos de liberación. El primer intento de agrupación regional se limitó al llamado Pequeño Maghreb (Argelia, Marruecos y Túnez), mientras que la Unión del Maghreb Árabe, que nació en 1989, abarca además a Libia y Mauritania (el Gran Maghreb).

Así, en el caso específico del Comité Permanente de Cooperación Maghrebino de 1964 encontramos que varias de las cuestiones ya mencionadas fueron los principales obstáculos a la consolidación del proyecto regional: regímenes divergentes, nacionalismos locales versus proyecto regional, modelos de industrialización contradictorios, problemas políticos de hegemonía regional -como el caso del Sahara Occidental, que hundió al CPCM.

1.1. La crisis maghrebina

Los países del Maghreb (Argelia, Marruecos y Túnez) llegan a la independencia en condiciones totalmente opuestas. En Rabat, un monarca descendiente del profeta consolida su base política apoyándose en las viejas estructuras tribales del país. En Túnez es la burguesía nacional la que detenta el poder después de la eliminación del dey4en 1956. En Argelia, el régimen socialista impuesto desde 1962 por Ben Bella alineaba al gobierno con la posición soviética.

Sin embargo, para encubrir las contradicciones internas los dirigentes desarrollan un "nacionalismo maghrebino", reforzando al mismo tiempo las particularidades nacionales. Esta contradicción, ligada a ciertos objetivos político-económicos opuestos, lleva a un impasse a la construcción del "Gran Maghreb".

Este proyecto integracionista se convierte en el centro de los debates de los líderes maghrebinos. Desde la Conferencia de la Unidad, en 1958, los partidos argelino, marroquí y tunecino (respectivamente Frente de Liberación Nacional, Istiqlal y Destur) precisaban que "la conferencia de Tánger [...] considera que la forma federal corresponde mejor a las realidades de los Estados participantes ",5La independencia de Argelia en 1962 concreta este deseo de unidad con la creación de una comisión permanente encargada de resolver los obstáculos políticos, económicos, aduaneros, administrativos, etc., con el fin de coordinarlos esfuerzos y las políticas de desarrollo. La formación de esta comisión es subsiguiente a la reunión de los ministrosPage 351 maghrebinos de Economía en Túnez del 29 de septiembre al 1 de octubre de 1964, y en Tánger los días 26 y 27 de noviembre del mismo año. El protocolo de acuerdo firmado en 1964 sólo contiene "obligaciones de principio":6

  1. Un aprovisionamiento prioritario en los países del Maghreb por acuerdos bilaterales para estimular el comercio regional con una lista de productos con franquicia aduanera.

  2. Una coordinación de las políticas económicas, sobre todo para la exportación hacia los mercados no maghrebinos.

  3. Una coordinación y armonización de las políticas de industrialización y de infraestructura económica.

Desde entonces las condiciones estaban dadas para una integración regional. Sin embargo, las clases dirigentes locales, con intereses nacionales divergentes, desarrollaron un nacionalismo interno que se contradecía con la construcción del Gran Maghreb, Si la monarquía marroquí estaba en lucha por el poder en contra de su propia burguesía ¿cómo puede concebirse su deseo de unión con una burguesía tunecina moderna y dinámica? De hecho, por un tiempo ese nacionalismo maghrebino le sirvió a la clase en el poder para desviar la atención de las masas de las crisis internas y orientarlas hacia un...

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