Integración y desintegración

AutorVíctor Emilio Corzo
Páginas46-47

Page 46

"La Unión Europea nació con el anhelo de acabar con los frecuentes y cruentos conflictos entre vecinos que habían culminado en la Segunda Guerra Mundial”, afirma la propia historia oficial de dicha organización. Efectivamente, tras varios intentos fallidos por buscar una paz duradera, después de la Segunda Guerra Mundial se instituyeron varios mecanismos a través de los cuales se buscaba reducir las políticas estatales aislacionistas y promover una interdependencia interestatal que evitara repetir el ciclo que propició el conflicto mundial.

Así surgen las Naciones Unidas y organizaciones regionales como la Comunidad Europea, se reconfiguran otras como la Organización de Estados Americanos y se establece un nuevo orden económico mundial a través de la Conferencia de Breton Woods y sus instituciones: Organización Mundial de Comercio, GATT y Fondo Monetario Internacional.

Como en cualquier otro tema, los esfuerzos de integración siguen inercias que varían de acuerdo con los ciclos que se viven a nivel mundial. En otras palabras, estamos frente a una dinámica de péndulo, el cual oscila, en un extremo, en ciertos periodos a favor de esfuerzos de integración, y en el otro, en épocas en las que se busca una retracción hacia políticas de aislamiento.

En la actualidad se pueden contrastar de mejor manera las implicaciones del referéndum celebrado en el Reino Unido el pasado 23 de junio si se comparan con la dinámica opuesta que se vive en la frontera norte de México, en la autodefinida región Cali-Baja, que engloba principalmente a las ciudades de Tijuana y San Diego.

La doctrina clásica señala que las fronteras son ficciones jurídicas establecidas por los Estados para delimitar sus territorios y establecer —con una concepción westfaliana de soberanía— los límites espaciales del poder estatal. Cuando uno tiene la oportunidad de apreciar la realidad en la frontera Tijuana-San Diego —que es la más dinámica a nivel mundial— es fácil comprender que la visión teórica a la que se acaba de hacer referencia dista mucho de la realidad.

El grado de cooperación e integración que se vive en la región Cali-Baja —la zona más poblada e interconectada de toda la franja fronteriza entre México y Estados Unidos— no tiene paralelo, lo que se ve reflejado en una extensa coordinación transfronteriza que ocurre para poder atender las exigencias de la realidad cotidiana.

A diferencia del Espacio de Schengen, que permite a las personas transitar...

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