Ineficacia de la alerta de género

AutorBlanca Ivonne Olvera Lezama
Páginas6-16

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Todas las mujeres, al igual que todos los hombres, deben tener derechos. En los últimos 100 años ha existido una mínima evolución en la que ha habido derechos ganados por las mujeres, como el derecho al voto, a estudiar una carrera profesional, al acceso a puestos laborales, a que en el mundo se reconozca la inequidad de género, estableciéndose normatividad en contra de la violencia hacia las mujeres, (Belem Do Para, Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, entre otras), o a que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) haya establecido el 8 de marzo como el Día Mundial de la Mujer.

El primer derecho fundamental en todo Estado de Derecho es la vida, seguido por la salud, la educación, el trabajo, la vivienda y la felicidad. Sí, todos tenemos derecho a ser felices; claro que éste es el deber ser, pero la realidad es otra, pues vivimos en un mundo de desigualdades, donde la violencia en el ámbito laboral, social,

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familiar, religioso, académico y en los espacios públicos, es ejercida tanto por hombres como por mujeres, en contra de las mismas mujeres, traduciéndose esta violencia en algo cotidiano, lo que da como resultado no sólo la inequidad de género de una cultura machista, sino que la violencia feminicida —definida por ley como “la forma extrema de violencia de género contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres”—1 crezca en México en el silencio de la impunidad.

Violencia feminicida en Puebla

En Puebla, el 7 de septiembre de 2017, Mara Fernanda Castilla de 19 años, estudiante de la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP), salió a divertirse como toda jovencita de su edad, al bar al que acudió por última vez en compañía de sus amigos. Fue el último sitio que la vio bailar, que la vio sonreír, beber y divertirse, cerca de las 5:03 horas del día viernes 8 de septiembre.2

Mara ejerció su derecho a la felicidad, como cualquiera, al salir a un “antro” con amigos; posteriormente, decidió regresar sola, por lo que solicitó un auto de alquiler a través de la aplicación de la compañía Cabify México, para trasladarse de forma segura hasta su casa. Sin embargo, Mara Fernanda no llegó a su domicilio,

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motivo por el cual sus familiares presentaron una denuncia por su desaparición, iniciándose la carpeta de investigación 14652/2017/ZC. Veinticuatro horas después de la desaparición de Mara, familiares, amigos y compañeros se pronunciaron en las redes sociales para pedir cualquier tipo de información para hallar a la estudiante del tercer semestre de ciencias políticas.3Mara fue encontrada sin vida ocho días después. Había tomado la unidad Chevrolet Sonic, placas UAY 6418, de la compañía Cabify, en el local The Bronx, en la ciudad de San Andrés Cholula, Puebla, y aunque el auto que debía transportarla a casa sí llegó a su domicilio, e incluso estuvo estacionado frente a éste por media hora, Castilla nunca descendió de él, de acuerdo con un video captado por las cámaras de seguridad del fraccionamiento en el que vivía y presentado por la Fiscalía General de Puebla. La fiscalía cateó, el jueves 15 de septiembre de 2017, un inmueble relacionado con el socio de Cabify que se encuentra detenido por su presunta responsabilidad en la desaparición de Mara Castilla; las autoridades del estado encontraron algunas pertenencias de Castilla en un departamento del fraccionamiento Malintzi, en Tlaxcala. El gobernador de Puebla confirmó que los restos de Mara Castilla fueron localizados y que el imputado, quien se encuentra bajo prisión preventiva, “pagará por el crimen”, aunque no ha sido sometido a juicio.4Así, la población tuvo conocimiento del abuso sexual y la muerte de Mara Fernanda Castilla.

Las redes sociales ante la violencia feminicida

Cada vez son más las mujeres que alzan la voz contra la violencia de género y Mara no fue la excepción. Ignoraba que ella misma sería una víctima más de abuso sexual y feminicidio. En su perfil de Twitter: @MaraMiranda25, incluyó un mensaje el pasado mes de mayo, cuando se unió a la etiqueta #SiMeMatan. En él denunciaba uno de los pilares de la cultura de la violación y de toda agresión machista: culpabilizar a la víctima. “Si me matan... es porque me gustaba salir de noche y tomar mucha cerveza”, decía entonces el tuit de protesta. Ahora son varios usuarios de esta red social los que responden al antiguo mensaje responsabilizando a la joven de haber sido asesinada: “Si juegas con fuego te quemas”; “A esta hora debes andar danzando en el infierno, pero nadie te mandaba andar de puta”; “Lamentable caso, pero cosas pasan cuando mezclas imprudencia, madrugada, alcohol, sueño, sola, putivestido y chofer enfermo”; “Ni modo, eso pasa por putita”; “Si hubieras estado en tu casa estudiando no te hubiera pasado nada”.5La cultura machista en México es indolente ante el bien jurídi-

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co más preciado de cualquier ser humano: la vida, porque nadie tiene derecho a ejercer violencia contra una mujer por su forma de ser, vestir, hablar, actuar; mucho menos a asesinarla. Afortunadamente, voces racionales también se manifestaron antes de que se confirmara el fallecimiento de la joven de Puebla. Vivien Vázquez, también residente de la zona, le escribió una carta a Castilla. “Mara: cuando regreses a casa, porque así será, no pidas perdón por haber salido con tus amigos a divertirte; tampoco por haberte puesto linda. No pidas perdón por haber tomado la cantidad que hayas querido tomar si es que lo hiciste. Mi niña, no pidas perdón por haberte divertido esa noche, por haber bailado y cantado. Mara, no pidas perdón por haber estado hasta las 4:00 o 5:00 a.m., por haberte querido ir sola; no pidas perdón por haber solicitado un servicio de transporte. Al final de cuentas querías llegar segura. No pidas perdón por haberte distraído en el camino, quizá por haberte quedado dormida; no se te ocurra pedir perdón por confiar en la gente. Por ahí leí: ‘Seguro ya cogía’; si lo hacías, no tienes por qué disculparte. Mara, no pidas perdón por ser mujer. Mara, nosotros te pedimos perdón por juzgarte, por criticar tu vida en todos los aspectos, por hacerte sentir responsable de lo que tú y tu familia no tienen la culpa. Perdón por revictimizarte, por justificar a gente que daña a otras personas haciéndolas sentir que cuando alguien se encuentra vulnerable puede lastimarlas, agredirlas, violarlas, desaparecerlas o matarlas. Perdónanos por no dejarte divertir ni disfrutar tu juventud, por querer apagar tu magia. Mara, perdón porque cada vez que hemos hecho esto con alguna mujer hemos acrecentado la creencia de que está bien lo que ellos hacen, de que no pasa nada. Mara, cuando vuelvas, da gracias, entiende que no hay nada malo en ti, ni en lo que haces. Espero que seas muy feliz. Deseo de corazón que nadie te haya lastimado. Te estamos esperando. De parte de alguien que no te conoce, que te quiere de vuelta y que más de una vez ha tenido que gritar: ‘No quiero’”. Vivien Vázquez, no conocía a Castilla. El mensaje registró en Facebook más de 2,700 compartidos en sus primeros cuatro días de publicación. Decenas de usuarios también han copiado el texto en sus muros.6Tras el asesinato de Mara Fernanda Castilla, Amnistía Internacional manifestó que México es un Estado machista que desprecia la vida de las mujeres; por medio de su directora ejecutiva, Tania Reneaum, denunció: “En México, las mujeres están constantemente en riesgo. No puede apelarse al comportamiento de las mujeres, dejando la responsabilidad en las víctimas”.7También se crearon diversos hashtag como consecuencia de la indignación nacional por el feminicidio de Mara: #micasaEsTucasaHermana, el apoyo en redes

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por el caso de Mara;8#NiUnaMás, México protesta por el asesinato de Mara Castilla;9#SiMeMatan resurge en México tras el crimen de Mara Castilla,10entre muchos otros.

Procedencia de alerta de violencia de género

La muerte de Mara suma el número 83 a los...

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