Independencia en acción

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XII. INDEPENDENCIA EN ACCIÓN
VIEIRA DE MELLO creía que los potenciales benefi cios políticos y humanitarios
de adentrarse en una zona activa de guerra junto con su equipo de trabajo de
la ONU, reunido a toda prisa, compensaban de sobra los riesgos físicos. Sin em-
bargo, incluso mientras iba en camino hacia la región, el gobierno de Clinton
intensifi caba sus críticas al viaje. El 16 de mayo de 1999, el secretario general
Annan, hospedado en la casa de la reina Beatriz en los Países Bajos, recibió
una furiosa llamada telefónica de Thomas Pickering, subsecretario de Estado
para Asuntos Políticos, desde los Estados Unidos, en donde eran las 4 a.m.;
Pickering dijo a Annan que acababa de ver el itinerario de Vieira de Mello y
que era inaceptable. La delegación de la ONU estaría en la región durante 11
días, pero en Kosovo estaría menos de tres: del jueves en la tarde hasta la ma-
ñana del sábado. Los funcionarios de Washington seguían preocupados, pues
aun cuando el equipo de la ONU vería las plantas de energía y puentes que la
OTAN había destruido en Serbia, no obtendría un panorama exacto de la des-
trucción y la matanza causadas por los serbios en Kosovo.
Miloševi va a obtener una gran propaganda de esto —dijo Pickering.
Le aconsejó a Annan cancelar la misión, a menos que los serbios permi-
tieran que tres cuartas partes de ésta transcurrieran en Kosovo. Annan se
negó.
Cuando el asistente especial de Annan, Nader Mousavizadeh, buscó al en-
viado especial de la ONU en el vestíbulo del Hotel Sheraton en Zagreb, Vieira
de Mello dijo que estaba cansado de la intimidación de los Estados Unidos;
ya había oído dos veces de la misión de los Estados Unidos en Nueva York,
una del representante de los Estados Unidos en Ginebra y otra, la noche an-
terior, del propio Pickering. Estaba consciente del peligro de que un viaje tan
breve y restringido fuera una victoria de relaciones públicas para los serbios,
pero tenía esperanzas de obtener información útil.
—¡Ya basta! —le dijo a Mousavizadeh—. Ésta es una misión de evalua-
ción; ¡haré lo que tenga que hacer para evaluar las necesidades!
Cuando volvió a reunirse con su equipo en el vestíbulo del hotel, dijo:
—Los estadunidenses están furiosos; se niegan a ofrecernos garantías de
seguridad. Cada uno de ustedes debe tomar la decisión personal de si todavía
quiere continuar como parte de la misión. Yo voy a seguir adelante, pero esto
no debe infl uir en la decisión de ustedes.
El simple hecho de que Washington fuera tan hostil al viaje sólo fortale-
ció la convicción de los integrantes del equipo de estar en lo correcto procu-
rando realizar una investigación independiente. Casi todos los que formaban
276 SEGUNDA PARTE
parte de la misión ya tenían experiencias de guerra y muchos pensaban que
era poco el riesgo de ser heridos por alguna de las armas de precisión guiadas
de la OTAN en comparación con los peligros a los que se habían enfrentado
en otras zonas de guerra. Ninguno de los miembros del equipo abandonó la
misión.
Si los funcionarios de Occidente tenían razones para estar preocupados,
también las autoridades serbias lo estaban. Miloševi trataba de simular que
los kosovares albaneses se iban por voluntad propia o escapaban de los ata-
ques aéreos de la OTAN:
—Todo el mundo huye por los bombardeos —dijo Miloševi a CBS News—.
Los pájaros huyen, los animales salvajes huyen.1
Instó al público a no creer en los engaños de los medios occidentales.
—Yo mismo vi en CNN, al comienzo de esta guerra, a pobres refugiados
albaneses caminando por la nieve con grandes sufrimientos. Usted sabe, es-
tábamos en la primavera en Kosovo —dijo él—, no había nieve… les pagan
por mentir.2
Indicó que si los serbios ocasionalmente habían quemado “casas indi-
viduales”, sus delitos no se podían comparar con los de Vietnam, en donde
“los estadunidenses incendiaron aldeas enteras, sospechosas de esconder a
miembros del Vietcong”.3
Los informes del número de varones kosovares albaneses desaparecidos
iban de 10 000 a 100 000.4 Vieira de Mello creía que su equipo podría mejorar
la claridad del panorama.
—Es la primera vez que podemos embarcarnos en este tipo de recorrido y
justo en plena guerra —dijo a los periodistas después de conducir de Zagreb
a Belgrado.5
Vieira de Mello dijo que esperaba hablar con aquellos kosovares albane-
ses que se estaban ocultando y que no habían podido escapar a algún país
vecino.
—Muchos dicen que esta misión es una locura —declaró—, pero sólo
funcionarios de la ONU pueden acercarse a quienes se encuentran en desespe-
rada necesidad dentro de Kosovo .6
Después de ir de Croacia a Serbia, sostuvo reuniones tensas e intermina-
bles con los círculos ofi ciales de Serbia. Los serbios le dirigían sus peroratas
contra la OTAN personalmente a él.
1
Slobodan Miloševi , entrevista con CBS News, 22 de abril de 1999, en línea en
info.com/news/1999-04/25/11279.html>.
2
Ibid.
3
Ibidem, entrevista con Arnaud de Borchgrave, UPI, 30 de abril de 1999.
4
William Cohen y Henry Hugh Shelton, aparición en Face the Nation, 16 de mayo de 1999.
5
Candice Hughes, “NATO Pounds Kosovo; Serbs Complain Troop Withdrawal Obstructed”,
Associated Press, 16 de mayo de 1999.
6
UN Team Arrives to Study Kosovars’ Plight”, The New York Times, 18 de mayo de 1999, p. A10;
UN Team to Spend 2-3 Days in Kosovo”, Associated Press Worldstream, 17 de mayo de 1999.

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