La imprenta en Oaxaca

AutorAndrés Henestrosa
Páginas144-145
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ANDRÉS HEN ESTROS A
roica, la del maestro rural en diversas regiones del país, igual que ese profesor
Meraz de su sentido relato. Y un día, con el mismo recato y pudor con que
había vivido, cerró los ojos. Pero un día vendrá también en que alguno estudie
su obra y destaque de ella aquello que tiene de profundamente mexicana y
establezca su parentesco con los de otros grandes escritores, por lo que tiene
de raíz amorosa, de empeño en descubrir, en nuestro pueblo mísero, lo que
hay de permanente bondad, nobleza y esperanza de días mejores. Mientras
llega ese día quise, tras de recordarlo y de releerlo, acusarme de que yo tam-
bién sigo ignorando muchas de las circunstancias de su corta y desconocida
existencia.
20 de abril de 1953
La imprenta en Oaxaca
Fue Oaxaca una de las primeras provincias de la Nueva España que gozaron
de los beneficios de la imprenta, ya que según el testimonio de los historia-
dores de este capítulo de la cultura mexicana, la hubo en la V ieja Antequera
desde el año de 1720, en que la llevó a aquella ciudad doña Francisca Flores.
En otro tiempo se dio el año de 1712 como la fecha en que la imprenta llegó
a Oaxac a, pero como nunca se pudo encontrar un impreso que le diera fun-
damento a la sospecha, en nuestros días se tiene el año indicado, establecido
por José Toribio Medina, como la fecha verdadera. En los últimos tiempos
un estudioso de los orígenes y el desarrollo de la cultura o axaqueña, don
Raúl Bolaños Cacho ha asegurado en conversaciones que conoce un impreso
anterior al año de 1720, pero en tanto que no dé a conocer los pormenores
de ese hallazgo, debemos atenernos al dato que h asta ahora ha venido pre-
valeciendo.
La imprenta parece haber corrido con mala fortuna a lo largo del siglo XVIII,
pues no se conoce ningún otro impreso posterior al Sermón fúnebre dicho por fray
Sebastián de Santander. Y hay que esperar hasta los inicios del siglo siguiente
para que la tipografía adquiera en Oaxaca una inusitada floración. En efecto,
a partir del año de 1810 en que José María Idiáquez fundó la imprenta que días
más tarde iba a servir a la causa de la Independencia, los talleres tipográficos se
multiplican en la ciudad, y trabajan regularmente por muchos lustros. El taller

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